Hoy es 7 de octubre
VALÈNCIA. Los socialistas valencianos se enfrentan a un inicio de curso en septiembre con ciertas complicaciones internas. La paz sellada con el congreso extraordinario celebrado en el mes de marzo, que sirvió para la proclamación como secretaria general del PSPV-PSOE de la ministra Diana Morant, se ha revelado en cierta medida endeble a la luz de los últimos acontecimientos acaecidos en la formación socialista.
Alicante, Valencia, Castellón... en las tres provincias se han producido situaciones de cierta tensión, que algunos casos amenazan con prolongarse, y que indudablemente van a conllevar un trabajo extra para la líder del partido y, especialmente, para su mano derecha, el secretario de Organización, Vicent Mascarell. Así pues, el PSPV no sólo se enfrenta a su tarea de oposición, con situaciones tan complejas como la postura a adoptar en la negociación de los órganos estatutarios, sino también a conatos de incendio que se han venido produciendo en estos meses.
El primero de ellos ocurrió en Castelló de la Plana, aunque precisamente ese es el que parece más reconducido a día de hoy. Los afines a la exalcaldesa Amparo Marco, corriente denominada Soca, se aliaron a los seguidores del líder provincial, Samuel Falomir, considerado integrante de los llamados 'pelayos' de Valencia, para forzar la salida del secretario general local, Germán Renau, impulsando la dimisión de la mitad de la ejecutiva, lo que dio lugar a una gestora. Renau, estaba considerado el principal referente del sector de Carlos Fernández Bielsa, líder provincial de Valencia, en Castellón, lo que también supuesto un movimiento a mayor escala en el PSPV. Tras este tenso desenlace, la asamblea extraordinaria celebrada en junio eligió por aplastante mayoría (96%) al diputado Rafa Simó como nuevo líder en la capital, lo que de momento apunta a un periodo de paz en la ciudad.
En Alicante también se han producido tensiones, aunque estas no sólo siguen flotando en el ambiente, sino que amenazan con continuar en los próximos meses. La mala relación entre la portavoz municipal en la ciudad, Ana Barceló, y el secretario general local, Miguel Millana, mano derecha del histórico Ángel Franco, parece haberse enquistado definitivamente. A esto hay que unir la falta de liderazgos electorales en la provincia y la vigilancia existente entre la dirección del PSPV capitaneada por Morant y la estructura provincial dominada por Alejandro Soler. Es cierto que llegaron a un acuerdo de paz en el pasado congreso, pero todo apunta a que se necesitan acciones coordinadas y conjuntas en una provincia donde las fuerzas conservadoras vienen demostrando un poderío en las urnas más que preocupante para los socialistas.
En la provincia de Valencia también se vienen curvas. Mediáticamente, ha sido donde más evidente se ha hecho que existen diferencias entre el equipo de Morant y la cúpula provincial que lidera Bielsa. Los cambios en la ejecutiva impulsados por este último, chocaron con el secretario de Organización, Vicent Mascarell y, por tanto, con la líder del partido. Aunque la batalla se aplazó finalmente, no puede descartarse que este debate vuelva a abrirse en septiembre, lo que podría tensar de nuevo las relaciones entre ambas direcciones.
Más aún cuando este no ha sido la única discrepancia en este tiempo. La iniciativa de Bielsa de proponer un acuerdo de estabilidad al PP en la Diputación, también molestó notablemente a Morant, que llegó a dejar entrever en público su disconformidad con la maniobra del dirigente provincial.
Por si había pocos frentes abiertos, otro conflicto que en estos momentos está en fase latente es el de València ciudad. Tal y como informó este diario, la hoja de ruta de Morant de situar a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como candidata a la Alcaldía y, previamente, como secretaria general local, no parece que vaya a ser un camino de rosas. Al menos, desde el sector 'Pelayo' del PSPV, no están dispuestos a que se produzca una imposición directa desde la cúpula autonómica sin que, al menos, se produzca un diálogo y negociación. Habrá que ver si aquí llega la sangre al río.