VALÈNCIA. València se ha convertido en los últimos años en uno de los principales focos de atracción para profesionales que se desplazan de sus países de origen para trabajar o emprender nuevos proyectos. La extensión en muchas compañías del teletrabajo y el ecosistema emprendedor en el 'cap i casal' han provocado un fuerte tirón en la llegada de los nómadas digitales, aquellos que utilizan la tecnología para trabajar de forma remota. Pero, también, las numerosas noticias que sitúan a la ciudad como una de las mejores a nivel mundial para vivir han favorecido un gran 'efecto llamada'.
Unos factores que han llevado a que cada vez sean más las personas que están llegando a la capital del Turia por cuestiones laborales, copando parte del stock en alquiler. Así lo han detectado las inmobiliarias valencianas, que aseguran que ya casi la mayor parte de operaciones de arrendamiento que cierran en la ciudad son con clientes extranjeros.
La mayoría suelen ser internacionales, del norte de Europa, pero también de otros puntos del país, que se dedican a profesiones digitales como programadores, diseñadores gráficos o consultores, y que tienen la flexibilidad de poder llevar a cabo sus trabajos desde cualquier parte del mundo. Además, suelen ser personas jóvenes o parejas sin hijos que buscan estancias largas de entre 2-3 años.
Y, a la vista de que son un cliente que va a al alza en la plaza valenciana, muchos pequeños inversores también han visto un goloso negocio. En este sentido, están comprando varios inmuebles para luego alquilarlos a este tipo de perfil, que genera confianza por tener un salario fijo y, por lo general, no generar problemas de convivencia vecinal.
De hecho, un reciente estudio de la Asociación de Empresas Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval) refleja que del total de compraventas que se transaccionaron el pasado 2022 en la Comunitat Valenciana, el 10% fue para invertir. Y de ese volumen los extranjeros aglutinaron el 70,1% de las transacciones, el 36,1% de los compradores fueron de países no miembros de la UE, frente al 34% que eran comunitarios. El 29,8% fueron nacionales.
En estos momentos, el número de peticiones de nómadas digitales que buscan València se ha disparado entre las inmobiliarias valencianas. Y no no solo extranjeros, sino también nacionales que deciden venir a València por su clima, calidad de vida y menor coste frente a otras grandes ciudades españolas. "Desde que estallara la pandemia y se asentara la posibilidad de teletrabajar, lo cierto es que están llegando más inquilinos que nunca por motivos laborales, muchos de ellos porque tienen la posibilidad de hacerlo de manera remota”, admite Nora García, presidenta de Asicval.
Ya no solo desde Europa se mira al ‘cap i casal’, sino que reconoce que la inseguridad de ciertos países latinoamericanos también ha provocado su éxodo hacia València. "Nos están llegando muchos argentinos y brasileños, además de franceses, belgas y rusos", comenta. Solo hace unos días cerró una operación de tres inmuebles para una familiar completa que venía de Argentina.
García explica que, aunque la ciudad siempre ha llamado la atención de muchos extranjeros ahora está "más de moda que nunca". "Antes del covid teníamos muchos clientes internacionales, pero es que ahora se han multiplicado, principalmente por esa posibilidad que hay ahora de teletrabajar”, remarca. ¿Las zonas preferida? Russafa y gran parte del centro como es Ciutat Vella o San Francesc.
A su juicio, su llegada es positiva porque genera atracción y dinamismo, pero a la vez complica la situación de un mercado como es el alquiler, cuya tensión se agudiza. "Este cliente se puede permitir rentas más altas de entre 1.200-1.500 euros y eso perjudica a los propios valencianos en un momentos en el que tenemos una importante falta de producto mientras la demanda sigue muy activa", admite.
Como viene advirtiendo el sector, la oferta de inmuebles se encuentra en 'números rojos', después de que solo en una año la oferta disponible haya caído cerca de un tercio ante las dificultades que tienen muchos jóvenes de acceder a la compra de una vivienda. Solo en el último año 2022, València perdió cerca de 585 unidades al pasar de haber disponibles 1.202 inmuebles frente a los 1.786 que había en 2021, según datos de de OC|HABITAT.
Una situación que ha provocado un déficit en el mercado generando, a su vez, alzas en los precios. Así, según la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València (UPV) el pasado año los precios del alquiler registraron máximos históricos en la ciudad, situándose de media en los 1.200 euros mensuales, un 9,9% más que hace un año y un 28% más que en 2019.
Por su parte, José Sánchez, gerente de la inmobiliaria Pirámides, señala que en estos últimos años la actividad en el mercado se ha agitado con la llegada de los nómadas digitales. "Nos encontramos dos tipos de perfiles. Por un lado, el caso particular del propio nómada digital que alquila para una estancia media de dos años y, por otro, inversores que compran varios activos en la ciudad para sacarles luego una rentabilidad a través del alquiler a este colectivo", señala.
De hecho, solo el pasado año cerró varias operaciones con clientes que llegaron a adquirir hasta ocho pisos, exclusivamente para arrendarlos por habitaciones a estos profesionales desplazados por la seguridad que generan y su mayor poder adquisitivo. "Gran parte de estos compradores son inversores son extranjeros con mucho capital, que buscan en el inmobiliario unas rentas. Compran inmuebles de entre 140-180 metros cuadrados que dividen en habitaciones, que luego ofrecen por entre 400-600 euros al mes", explica Sánchez.
Ante este boom, muchas compañías también están dando el salto al segmento del coliving, una alternativa habitacional para vivir 'en comunidad' y en la que el usuario tiene su habitación privada, pero comparte con otros inquilinos zonas comunes para propiciar el networking. Una opción muy popular entre los profesionales desplazados. Las operaciones se van sucediendo y su tirón en España se ha acelerado tanto que incluso ya se ha constituido la Asociación de espacios inmobiliarios compartidos, Coword.
Y es que gran parte de este producto está pensado precisamente para acoger a muchos de estos profesionales. Pero también existen compañías que nacen para ofrecer alquileres exclusivos a este segmento, opciones que pueden servir para aumentar una oferta focalizada en el mercado sin resentir al alquiler, que siga a la baja ya no solo en València, sino en la mayoría de plazas españolas.