Este domingo, además del tradicional pronóstico electoral (salta al último párrafo si quieres ahorrarte lo demás), pensaba escribir sobre la casi ausencia en la campaña del asunto que más debería preocupar a los españoles y por ende a los políticos, que es el paulatino empeoramiento de todos los indicadores de la economía española ante el que el Gobierno en funciones no hace otra cosa que prometer más gasto público, y no precisamente en inversiones, y la oposición tampoco se atreve a ser realista.
Pero las crónicas locales se han llenado de hermanos, cuñados y exmaridos y procede comentar hasta qué punto lo que eran familias bien avenidas hace ocho meses han devenido en "desestructuradas", por utilizar uno de los nuevos términos introducidos por la RAE el otro día en el Diccionario. Aprovecharé algunas más, porque es un placer estrenar palabras, que no siempre calan en la población como aquel maravilloso "millardo" —mil millones, el billón americano— introducido en 1995 que al día siguiente llevamos a la portada de Cinco Días y continuamos utilizando en los titulares casi en solitario, hasta que el euro dio la puntilla al término porque las empresas pasaron de facturar millardos de pesetas a millones de euros".
Entre las novedades de la RAE aparece el cambio de etimología de la muy valenciana "panoli" (dicho de una persona: simple y fácil de engañar) y la incorporación de "annus horribilis", que bien podría describir el año que se avecina en el Gobierno valenciano, donde la tensión es máxima entre PSPV y Compromís, con Martínez Dalmau de convidado de piedra y Rosa Pérez dedicada de lleno a la Memoria Histórica (y al olvido de la transparencia, que ha permitido que Ana Barceló retrase la publicación de las listas de espera de Sanidad del tercer trimestre —cuando no hay elecciones tarda 20 días— hasta después del 10N. Ya lo hizo con las listas del primer trimestre, que nunca publicó porque tras el 28A vino el 26M y cualquier dato negativo podía hacerle peder votos; los publicó en julio con los del semestre).
Confiesan miembros del Consell que el ambiente es irrespirable y basta verles las caras para adivinar que la ruptura no es fruto del lógico distanciamiento durante la campaña electoral sino que viene de lejos y va a peor. El hito que sembró la desconfianza mutua fue la convocatoria anticipada de elecciones por parte de Ximo Puig en marzo. La posterior negociación del Consell a cara de perro se resolvió de la forma más perjudicial para los ciudadanos, con un Ejecutivo "desprofesionalizado" (otra novedad), inflado de altos cargos y asesores procedentes de los partidos, con demasiado tiempo libre para las intrigas.
La confraternidad del seminari de Montanejos fue más "apariencial" (novedad) que real, como se comprobó con la elaboración de los Presupuestos que casi provocó la dimisión de la consellera Carolina Pascual, condenada a fomentar la innovación con el presupuesto de innovación repartido por otras consellerías, incluidas varias del PSPV aunque el foco se pusiera en la de Rafa Climent (Compromís).
Y en esas llegó la familia de verdad: el hermano de Puig, el exmarido de Oltra —también el cuñado de Ribó, pero la bronca municipal, que también la hay, merece capítulo aparte— y los medios sentimos el aliento de unos para que demos bola a las cuitas de los otros, y a la inversa. "¿Por qué no habéis publicado lo del ex de Oltra?", protestan quienes ven injusto el serial de Francis Puig.
Pues voy a explicarlo: no lo publicamos el día del juicio, al que asistió Loreto Ochando, porque no somos un periódico de sucesos —salvo los de gran impacto social, como el caso de 'la manada'—, no publicamos noticias de abusos sexuales, violaciones o asesinatos, no porque no nos importen sino porque no podemos abarcarlo todo y hay medios que cubren esas noticias muy bien. Así que tras un debate en la redacción, decidimos no publicarlo porque en el juicio no se desveló que Oltra hubiera tenido ninguna intervención en el asunto. Sí publicamos, la parte política, las explicaciones de Oltra como portavoz del Consell, que dicho sea de paso a un servidor no le convencen porque lo que tendría que hacer la vicepresidenta es pedir perdón de una vez por todas por su lamentable proceder en el caso de la residencia de Segorbe —anulado por los tribunales— y de Monteolivete, al que en su día (en las mismas fechas en las que fue denunciado su ex) dediqué sendos artículo aquí y aquí.
A lo que íbamos, Pablo Iglesias, Errejón y Baldoví se han hartado de poner al Gobierno del Botànic como ejemplo de coalición del que debería tomar ejemplo Sánchez. Deberían remarcar que se refieren al Botànic I y no al actual Botànic II.
Vamos con el pronóstico electoral, sin las horquillas de las empresas demoscópicas, que así cualquiera. Por la manera en que hemos llegado aquí, por cómo se ha desarrollado la corta campaña electoral y por del mal tiempo que va a hacer este domingo en gran parte de España, uno vislumbra una pobre participación de alrededor de un 68% y los siguientes resultados en escaños para los principales partidos nacionales:
PSOE: 115
PP: 89
Vox: 52
Unidas Podemos: 36
Ciudadanos: 19
Más País (incluido Compromís): 4
Resto: 35
Pintan peor que los del 28A para alcanzar pactos, pero nadie dijo que la política fuera fácil. Así que sí tenemos que volver a votar dentro de unos meses, los candidatos de hoy no deberían volver a "candidatarse".