El rodaje del documental Cautivas llega a su fin e inicia su edición para resolver la historia en torno a uno de los 'iconos' más desconocidos y singulares de toda la Guerra Civil. Un relato entre apellidos de alcurnia franquista e impulsado por la República en una casa de ejercicios espirituales de la Compañía de Jesús
VALENCIA. Pillar Millán Astray, Rosario Queipo de Llano, Pilar Jaraiz Franco, Carmen Primo de Rivera, Amelia Azarola (viuda de Ruiz de Alda), Rosa Aranda, Margot Larios o María Teresa Lucia. Estos son sólo algunos de los 613 nombres de mujer que elevaron el nombre de Alaquàs hasta los titulares de la prensa internacional. La casa de ejercicios espirituales de los jesuitas en el municipio valenciano se convirtió entre los meses de julio de 1937 y 1938 en una prisión única en Europa. 12 meses de actividad carcelaria y para la propaganda durante los que el régimen democrático invitó a los corresponsales de guerra franceses y estadounidenses, entre otros, a comprobar "el generoso trato que la República dispensa a los familiares de sus enemigos" (Revista Crónica, 1937).
De cómo esta casa de ejercicios espirituales construida en 1908 -propiedad entonces y ahora de la Compañía de Jesús- se convirtió en el Campamento de Prisioneras de Alaquàs durante ese estrecho margen de tiempo han ido dando cuenta los investigadores Tomás Roselló, Lola Alfonso y Desirée Torralba. El destino de sus trabajos ha sido la publicación local Quaderns d'Investigació, punto de referencia para historiadores tan populares como Paul Preston y origen del documental Cautivas que ha terminado de rodarse esta semana en el propio edificio. Con la producción ejecutiva de Ángel Raga, la directora (y coguionista junto a Ernest Sorrentino) Carmesina Franch asegura que la producción ya ha entrado en fase de edición y postproducción, por lo que su estreno debería suceder en los próximos meses.
El documental resolverá cuestiones como que no fue precisamente la República quien capturó a estas distinguidas prisioneras (las comunes llegaron de la cárcel provincial de Valencia), sino que "muchas de ellas se entregaron al régimen porque tenían miedo por su propia integridad física". Franch contextualiza que "al inicio de la Guerra Civil la República no estaba organizada para la guerra. Existía un clima de confusión con respecto a la vigencia del conflicto y los grupos anarquistas tomaron el control de las calles. O el descontrol. La República no tenía hoja de ruta y en ese caos, los grupos anarquistas empezaron a desplegar una violencia callejera selectiva, a veces espontánea". La directora del documental relata como la idea de muchas de las 'rendidas' fue la de "creer que era mejor entregarse que dejar que les pudieran matar por la calle al reconocerlas o al ser delatadas". De hecho, tres de las 'mujeres de Franco' llegaron al Campamento de Prisioneras de Alaquàs tras el fusilamiento de sus familiares en la prisión de Alicante. Esas tres personas eran Carmen, María Jesús y Margot, hija, hermana y nuera, respectivamente, del dictador José Antonio Primo de Rivera.
En 1939 la hermana del mismo Queipo de Llano que lanzó el Golpe de Estado junto a los generales Mola y Sanjurjo, el hijo predilecto de la Sevilla bañada de sangre en 1936 y pionero en la radiodifusión del terror como estrategia, publicó De la Checa de Atadell a la prisión de Alacuás: impresiones, estampas y... recuerdos de los rojos. En este libro fundamental para las investigaciones, Rosario describe como 'las mujeres de Franco' estrenaron en aquella cárcel "camas, colchones y ropas", como las "celdas", más bien habitaciones con un sistema de barrotes tras una concienzuda reforma, eran "grandes y ventiladas", situadas en "edificio hermoso" que estaba "rodeado de un frondoso parque". Ese era el escenario desde el que las familiares del Frente Popular veían "el pintoresco pueblecito de Torrente con su Vedat" o el aeródromo de Manises a través de las "alambradas eléctricas".
-¿Era entonces, verdaderamente, una prisión?
-"Tenemos que entenderlo a partir de los testimonios que todavía hemos podido conocer en vida. Por ejemplo, María Teresa Lucia, Mayesa Lucia, la hija de Luis Lucia, dirigente de la derecha regional valenciana, narra que se sentía privada de libertad. Entró con 18 años en la prisión y lo hizo, según describe, sin aparente motivo. Para ella fue un impacto dormir en un catre o comer lentejas con gusanos, pero obviamente no lo puede contextualizar con la Guerra. Tenían un trato diferencial en Alaquàs y la cárcel no tenía nada que ver con la situación masificada de cualquier otro establecimiento penitenciario de este momento", contesta Franch.
Allí comían todas ellas, en las celdas, pero con libertad de movimiento por el interior del edificio. Les dejaban salir a pasear por el jardín y a la terraza los domingos (desde donde se suponen las vistas que describe Queipo de Llano), trabajaban en la costura de uniformes y pijamas para niños, recibían visitas y tenían servicio médico, con la propia Azarola como responsable durante un tiempo. "Incluso, en las memorias de Rosario, hay mención a una piscina, pero no se ha encontrado ninguna prueba documental sobre ello. No sabemos todavía exactamente a qué hace referencia", apunta Franch.
Es relevante, además, que las presas comunes estaban separadas desde su entrada el 7 de julio de 1937, día en el que se abrió el Campamento de Prisioneras de Alaquàs con un centenar de ellas. Algo que tiene mucho que ver con la consecuencia de convertirse en un producto para la propaganda a través de la prensa de la República así como la internacional. No es menos interesante el papel de las carceleras, funcionarias del régimen que había convertido en laicista a todo el sistema penitenciario. Algunas de estas mujeres, según Franch, "eran maestras que se reconvirtieron a funcionarias de prisiones". Lo más importante, no obstante, es que "en todas las memorias recogidas, como por ejemplo la de Carmen Primo de Rivera, se habla bien de ellas. Se añade que incluso les ayudaban con algo de información si la tenían, que siempre intentaban que hubiera más comida".
Sin embargo, ese halo de bondad de las carceleras en un edificio con unas condiciones -incluso para las comunes- mucho más relajadas que en los presidios de la Guerra, no fue suficiente para que la venganza del conflicto se cebara con ellas: "después de la victoria Nacional, Pilar Millán Astray se dedicó a denunciarlas. Las denuncias son de todo tipo, por el trato, por intento de envenenamiento incluso...". Finalmente, la jefa de servicio de la prisión y otras funcionarias son ejecutadas por el Régimen Franquista.
Pilar Millán Astray, espía para los alemanes en la Primera Guerra Mundial, no era una presa más entre las mujeres 'nacionales'. "Ruda, determinada", dicen de ella, "era algo así como la decana de la prisión", apunta Franch. Entre la más mayores, "muy rebelde contra el régimen", "muy franquista", escribió por ejemplo una obra de teatro para una compañía estadounidense. Es la prueba de su acceso al papel y los lápices de manera ilimitada. Una mesa, una silla, hojas y lapices. Privada de libertad, pero en estas condiciones diferenciadas, "escribe unos poemas muy básicos sobre la vida en la prisión que sí escondía". Estos poemas se unen posteriormente a los dibujos de Trinidad Morcillo, conformando un volumen documental de incalculable valor.
Esta misma semana se rodó el "emotivo momento" en el que Leticia Alonso, hija de Morcillo, volvió a la cárcel de Alaquàs. 80 años antes lo había hecho, siendo una niña, para visitar a su madre, encarcelada -ella sí- por filiación falangista. Las acusaciones, en otros casos, fueron más arbitrarias: "la tipificación genérica era "desafección al régimen republicano, aunque a algunas las acusaron de espías". Con esa tipificación entra en la prisión alaquasera Pilar Jaraiz Franco, sobrina del dictador, que por aquel entonces tenía entre 18 y 19 años. Sólo "está dos meses en el edificio, con un hijo recién nacido. No entiende en ningún momento por qué le apresan y finalmente es una de las personas que sale con el famoso barco inglés a Marsella". Pilar, hija de la hermana de Franco, acabaría con los años apodándose 'la roja' y afiliada al PSOE, pero sobre todo siendo catedrática de Economía Política, abogada y escritora.
La ya citada Rosario Queipo de Llano decía en sus memorias que las carceleras pedían que no se la llevaran, "porque era la principal garantía de que su hermano no bombardeara Alaquàs". Compartían espacios todas ellas con la madre del general Aranda, Luisa Mata, o la mencionada viuda de Julio Ruiz de Alda, el héroe de la aviación por el vuelo Plus Ultra. Tal era el valor de Amelia Azarola como icono que hasta el ya presidente de la República, Juan Negrín, trató de canjearla, según parece documentado por las fuentes de las que bebe el documental Cautivas.
-¿Alaquàs fue consciente de quiénes estaban en la prisión, de lo que suponía? ¿Qué sucedió con el edificio tras la clausura del Campamento de Prisioneras en 1938?
-"Sí, totalmente. Algunas mujeres de Alaquàs trabajaron allí, aunque no hemos conseguido testimonios vivos. El pueblo sabía que eran presas distinguidas, que eran mujeres que tenían 'ciertas profesiones' antes de entrar allí, que hablaban idiomas... Al cerrar se trasladó allí la Posición Pekín, para coordinar acciones de la Guerra, estrategias. Esa es otra historia. Luego vuelve a ser un edificio religioso, deshaciendo la reforma que lo convirtió en prisión. Antes también sabemos que también acogió colonias de niños y que fue orfanato".
Durante los últimos años ha sido el trabajo de Roselló, Alfonso y Torralba el que ha ido vertiendo luz sobre esta cárcel única, "un caso peculiar, puede que incluso un modelo de prisión que se tuviera de referencia posteriormente", apunta Franch. No obstante, es comedida a la hora de asegurar que exista una influencia en posteriores modelos de presidio para mujeres de la Alemania nazi o de la Rusia de Stalin. Para Preston es un punto más en el sistema de su relato en lo que él llama "el holocausto español". La información de partida publicada en Quaderns d'Investigació, reportada también durante estos últimos años por la periodista de la población Laura Sena en Levante EMV, se sumará a la veintena de entrevistas que hilvanan Cautivas. Además del citado Preston, estarán presentes los testimonios razonados de Vicent Comes, Gloria Nielfa, Albert Girona o Carmen Alborch, entre otros.
Franch y Sorrentino, autores también del guión de El arquitecto de Nueva York, nominado a los inminentes Cannes Media & TV Awards, tienen claro que Cautivas es parte "de un trabajo por la memoria histórica". Un documental que supone una parte por el todo de un conflicto bélico pero sobre todo civil todavía demasiado desprovisto de referencias audiovisuales a este nivel de producción e investigación.