Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. Cinco años hace que Bombas Gens, el centro de arte impulsado por la Fundació Per Amor A l’Art, abrió sus puertas por primera vez, un tiempo en el que el proyecto privado se ha afianzado como espacio expositivo y, al tiempo, ha abierto la puerta a otras tantas iniciativas privadas que dibujan hoy una València cultural bien distinta a la de hace un lustro. Para muestra, un botón. Hace menos de un mes se inauguraba el Caixaforum en el Ágora, un centro al que le seguirá dentro de poco el espacio expositivo de la Fundación Hortensia Herrero. Con todo, Bombas Gens se puso en marcha con un objetivo muy concreto: compartir con el público la colección que llevaban años amasando en privado, hasta ahora acompañados de Vicent Todolí. Y así fue. Bleda y Rosa fueron los primeros inquilinos, a los que pronto se sumó una notable nómina de artistas, principalmente internacionales, que no solo han dado forma al calendario expositivo del centro sino que han sido clave para construir su perfil de cara a un público que, en gran medida, desconocía el contenido del mismo.
En estos años ha presentado al público valenciano los secretos de una colección formada por obra de artistas como Garry Winogrand, Walker Evans, Xavier Ribas, Luigi Ghirri o Juan Uslé, entre otros. En sus salas se han desarrollado, además, algunas exposiciones clave para completar la fotografía cultural de València de los últimos cinco años. Algunos ejemplos destacados como Remains, de la artista india Sheela Gowda; la muestra en torno a la obra de la sueca Anna-Eva Bergman o Infraleve, de la valenciana Inma Femenía, que abrió sus puertas unas horas antes de que decretaran el confinamiento. También es relevante para el proyecto el apartado patrimonial que, más allá de la propia rehabilitación del complejo fabril, suma entre sus tesoros un bodega del siglo XV, un refugio de la guerra civil y una sorpresa final: un jardín que cuenta con una escultura de la brillante Cristina Iglesias. La próxima pieza del puzzle llegará esta misma semana, con la inauguración de la exposición Earth: A Retrospective, un proyecto de El Último Grito (Rosario Hurtado y Roberto Feo) en torno a su colección.
El gran reto del centro será el de definir un futuro que se antoja bien distinto a su nacimiento, no solo por el contexto, que lo es, sino también por su propia arquitectura interna. Fue en 2020 cuando llegó la gran transición en el centro, con la salida de Nuria Enguita, que dejaba el proyecto para optar a dirigir el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), a pocos metros de la que había sido hasta entonces su casa. Con ella, poco después, se iba la coordinadora de actividades culturales y educativas de Bombas Gens, Sonia Martínez, que ahora ocupa el puesto de dirección adjunta en el IVAM. Es Sandra Guimaraes quien ahora lleva la batuta -artística- del centro, aunque en una estructura un tanto diferente a la de hace cinco años.
La salida de Enguita fue el principio, tal y como desveló este diario, de una cascada de cambios que provocó una transformación casi total del esqueleto interno de Bombas Gens, con idas y venidas. Entre los fichajes de entonces, uno destacado, el del directivo Juan José de Torres (ya desvinculado del proyecto), cuya experiencia se centra en parques de ocio como Parque Warner y Terra Mítica, siendo también -hasta 2017- director general de Avanqua -sociedad gestora del Oceanogràfic- y creador del primer plan director del acuario valenciano para Parques Reunidos. Con este baile de nombres se perfilaba un renovado centro con también objetivos muy claros, tal y como explicaba la propia vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art-Bombas Gens, Susana Lloret: trabajar enfocados en la “sostenibilidad” del proyecto.
Y, entre tanto, llegó la salida de Todolí.
Una de las claves del cambio de modelo está en la propia colección Per Amor a l’Art, una colección que se desplegó en las naves de Bombas Gens en 2017 como un proyecto todavía en proceso de construcción y que en 2018 fue reconocida con el premio ‘A’ al coleccionismo de la Fundación ARCO. Fue en 2020, tras anunciar la compra de la obra Transversal de Inma Femenía, que Susana Lloret declaraba: “El 2020 ha sido complicado, desde luego, pero la vida no para aunque las cosas se compliquen. Y para que una colección esté viva, necesita crecer”. Sin embargo, en estos casi dos años el proyecto ha avanzado en su cambio de rumbo y, con él, se ha tomado una decisión clave para su futuro: la colección está completa. La propia Lloret lo confirmaba en una entrevista publicada por Vanity Fair el pasado mes de enero. “Se acabó, porque estamos en una etapa nueva y hay que ser consecuentes. Hemos llegado a donde teníamos que llegar”.
La exposición dedicada a Luis García Berlanga, en colaboración con la Academia de Cine y en el contexto de la celebración de los Goya en València, ha sido, sin duda, otro claro punto de inflexión en el centro. “La colección Per Amor a l'Art sigue siendo la base de todas nuestras actividades […] Con lo cual, no podemos albergar propuestas que no tienen relación con la colección. No somos un contenedor”, declaraba Enguita, entonces directora del centro, en 2018. Y es que, si bien durante años se había descartado desde la dirección abrir sus salas a proyectos que no fueran de cuño propio y con la colección como eje, con Berlanga llegaba la gran excepción, pues cedían una de sus salas a un proyecto externo.
Esto, tanto el freno a la colección como el movimiento extraordinario con la exposición de Berlanga, han sido, tal y como ha podido saber este diario, dos de los principales motivos que han dejado fuera de la ecuación de Vicent Todolí, tal y como informó este diario en abril. Fuera del centro, sí, aunque no del todo, pues se mantendrá como patrono de la fundación, pero ya sin ser asesor de la colección. Por otra parte, esta apertura de Bombas Gens ha generado nuevas alianzas que se han dibujado con una doble vía: por un lado, divulgar la propia colección; por otro, convertir el espacio en sede de eventos ajenos a la misma. Así se puede ver con la reciente colaboración con la empresa de artes escénicas Olympia Metropolitana, mediante la que llevaron algunas obras a los teatros que gestionan. También se ha vinculado el espacio a festivales de música como Deleste, que llevó parte de su programación a la antigua fábrica.
Con el proyecto en pleno rediseño, el futuro de Bombas Gens pasa necesariamente por la concreción de ese cambio de rumbo que marcará la realidad de sus salas en los próximos años. Con la colección completa cambia, además, forzosamente su relación con los agentes artísticos y, por ende, tiene un efecto en su plan expositivo. También es importante tener en cuenta el nuevo contexto cultural. Cuando Bombas Gens llegó era casi una excepción; ahora tiene que convivir (o, incluso, competir) con espacios de nuevo cuño como el recién inaugurado Caixaforum, ubicado en el gran epicentro del turismo que es la Ciutat de les Arts i les Ciències, o el futuro Centro de Arte Hortensia Herrero, que abrirá sus puertas el próximo año en un renovado Palau dels Valeriola, a pocos metros de la plaza de la Reina y en un contexto artístico en el que se enmarcan otras instituciones como Fundación Bancaja o galerías como Luis Adelantado. Cinco años después, Bombas Gens sigue mirando al futuro.