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Chappelle’s Home Team: Dave produce a los monologuistas más brutales que le influyeron

Desde hace tres años, Dave Chappelle ha organizado una serie de shows de monólogos en Netflix con los humoristas que más le han influenciado durante su carrera. Hasta ahora se han emitido tres y los tres están cortados por el patrón de una comedia abrasiva sin ningún tipo de tabú. Donell Rawlings, Luenell y Earthquake son los protagonistas, actores que nunca habían tenido una oportunidad así y están muy por encima de la media de los que sí

6/04/2024 - 

VALÈNCIA. Hay nombres como Dave Chappelle, Sarah Silverman, Louis CK, Rick Gervais, Mo, Ali Wong o Chris Rock, y alguno más que me deje, que lo tienen. Y hay un ejército que no lo tienen, no daré nombres. Todo esto de la stand-up comedy va por gustos, lógicamente, y por los niveles de incomodidad que puede tolerar el espectador, pero en esta casa, en la actualidad, apostamos por el equipo titular que acabamos de citar. 

Es muy frustrante, porque después de llorar de risa con alguno de estos, quieres más. Y no hay. El talento para hacer reír es un bien escaso. Encima, la sensación que dejan es que sus monólogos son prácticamente improvisados sobre la marcha, por la naturalidad con la que se expresan –a diferencias del ejército de mediocres- pero siempre se tarda años en volver a verlos. Se toman su tiempo para cada entrega. 

Cuál ha sido nuestra sorpresa  cuando hemos visto que en Netflix aparecía el programa Chappelle’s home team, donde el monologuista ha llevado a la plataforma a los que fueron sus grandes influencias. Los referentes con los que desarrolló un humor tan procaz y sin ningún tipo de ataduras. Hasta tal punto que esta Navidad tanto él como Gervais parecía que estaban rindiéndole un sentido homenaje a Arévalo en sus especiales. Le ponían la proa a todos los convencionalismos actuales. 

Sé que es difícil de entender, pero no estaban defendiendo apalear minorías ni personas con problemas de salud ni dios que lo fundó, se trata meter el dedo donde no lo mete nadie por motivos diversos para tocar fibras que accionen lo que la gente piensa pero no se atreve a verbalizar. Es un truco de humor muy viejo, el mecanismo de un botijo, y que si denuncian que el rey va desnudo, es una triunfada; si lo que hacen es alentar bajos instintos, pues dan asco. Puede considerarse incluso que tienen instintos criminales, como cierto tipo de humor que ya tratamos aquí. 

Si me preguntan a mí, en Chappelle o Chris Rock veo una de las no muy abundantes manifestaciones de inteligencia y sentido común que llegan de Estados Unidos. Un país abandonado al poder del dinero, al paga manda, que tiene eso como primer mandamiento y, por ese motivo, está colapsando su sistema democrático y su sociedad. No es que aquí no mande el dinero, pero no de esa forma tan brutal, que la gente la aprende antes de aprender a razonar. 

A estos monologuistas todas estas dinámicas les dan igual. Ni les rozan. Se descojonan del reality show que tienen enfrente, que es toda la sociedad estadounidense en su conjunto. Supongo que la comunidad negra es lo suficientemente fuerte y autorreferencial como para permitir estos espacios de contestación. Sea como fuere, los humoristas que ha seleccionado Chappelle como influencias y ha presentado al gran público en su nuevo programa están cortados por el mismo patrón. Son gloria bendita. Ácido corrosivo sobre nuestras mentes. 

Si tengo que situar a alguien en el podio es a Luenell. Actriz de largo recorrido, quizá cuando más conocida ha sido fue por su aparición en Borat, pero que como monologuista sigue la estela de todo lo que hemos comentado: es un humor sin tabúes. Concretamente, sin tabúes sobre el sexo. Activista LGTB+, el monólogo tiene su punto fuerte cuando habla de su vida sexual. Del sexo oral a los setenta años, de cuántos polvos le quedan por echar a una persona de su edad y de cómo han sido todos los que ya ha echado. Uno de los mejores que he visto en toda mi vida. 

El segundo es Earthquake. Su humor es el de un hombre de a pie, considera que es rico el que tiene salud y por eso habla de la visita que hizo a Obamacare en cuanto este sistema se instituyó. No es una brutalidad maravillosa como Luenell, pero está muy por encima de la media de los comediantes encorsetados y robóticos que suelen ser norma más que excepción. 

La parte más polémica viene por burlarse de la gente que no se vacuna. Ahí incluye un chiste sobre el agua envenenada de Flint, localidad de la que hablamos recientemente. Entrar en imbd a ver las reacciones es un suplicio, se burló de episodios de violencia que han sufrido seguidores de Trump, y las opiniones están polarizadas, o 1 o 10, centradas solo en esos comentarios. En este aspecto, EE.UU. es mucho más insufrible que España, que ya es decir.

Y el tercero en discordia y último que ha aparecido, es Donell Rawlings. Este en inglés no hay quien lo siga, e incluso se puede sentir cómo suda angustiado el traductor que ha hecho los subtítulos. En The Wire era Day Day Price, el chófer del senador Clay Davis y por esas fechas estaba en el primer programa de Chappelle, ese que este abandonó dejando de ganar un auténtico dineral porque se sentía manipulado por la cadena. Rawlings, antes de dedicarse al mundo del espectáculo, estaba en la Fuerza Aérea y ya iba haciendo stand up por bares liándolas muy pardas. 

En el humor de su monólogo asume que es rico y parte de esa base, que también explota Chappelle. Cuenta que fue a Nueva Zelanda, donde no hay negros, y se sintió totalmente exótico. Había tan pocos que decía acostarse con las mujeres neozelandesas diciéndoles que era Idris Elba. Pero lo mejor es cuando habla de su compromiso político con la comunidad negra, de su activismo, etc… etc… hasta que le dicen que no puede acostarse con blancas. 

También habla de su divorcio y de la crianza compartida, etc… pero la elipsis que hace con la psicología barata de las revistas, Taylor Swift y el drama de Anti-hero y todo el universo de la autoayuda es una barrabasada. Y todo bastante molesto. Especialmente, si eres blanco y te ofenden los doscientos chistes de blancos que hay. No te digo ya si eres trumpista. Tampoco el universo woke o lo que quiera que signifique eso puede estar contento con tanto sexo y burlas a su imperio de las apariencias. Pero tampoco es malo para estas gentes avinagradas, porque como dice Rawlings, hay gente que solo es feliz si está enfadada.