VALÈNCIA. Tenía los años contados, pero los vecinos supieron aprovecharlos. No hay un único epitafio para el Solar Corona, pero ese podía ser uno. El proyecto de ocupar un espacio privado para abrirlo al público, el pulmoncito de oxígeno en mitad del turistificado barrio del Carmen, el cine de verano (cine mudo de verano, tras alguna queja), el parque infantil, la plaza expositiva y el lugar de confluencia de tantas iniciativas, cierra. El propietario, según ha informado la Asamblea Solar Corona en un comunicado, "da por finalizada la cesión del espacio debido a su próxima venta".
"En menos de un mes", el proyecto sociocultural de la Calle Corona 16 pasará a ser ocupado por la adecuación de unas obras que crearán viviendas y una plaza muy inferior a los más de 400 m2 activados durante esta década. Impulsado en 2011 por el Comboi a la Fresca, el Solar Corona estaba "basado en la autogestión, la participación abierta e intergeneracional". Con alguna similitud a los proyectos del Campo de Cebada de Madrid o Els Buits de Barcelona, muchos son los colectivos vecinales y profesionales que han dado uso al espacio dinamizando sus relaciones y expresión, pero también estimulando a cualquier visitante de la ciudad.
La Asociación Solar Corona no ha contado con ayudas públicas para acondicionar un espacio que ha mantenido todo tipo de actividades a partir de una autogestión horizontal. Sus miembros han sido conscientes de la caducidad de la cesión, por lo que muchos piensan que esa guillotina les ha agitado a generar todavía más actividades sociales y culturales. En los últimos años todavía más, se había convertido –como dice el comunicado– "en un pulmón verde en un barrio dominado por la gentrificación y el turismo. También en parque. En ruinas misteriosas. En huerta urbana. En colonia felina. En definitiva, en una herramienta de empoderamiento social".
El Solar Corona llevaba años consolidado cuando muchos profesionales empezaron a compartir sus experiencias en esta "probeta urbana del Carmen". Todo tipo de entidades han hecho uso durante estos siete años del proyecto y la idea de participación colectiva no requería de un final abrupto, según ha decidido la Asamblea. "La despedida será pacífica, sin resistencia, respetando el acuerdo con el propietario".
Sin embargo, la experiencia ha sido tan dilatada e intensa –generando todo tipo de reflexiones vecinales y urbanas sobre el espacio público, la percepción del mismo y sus posibilidades– que la Asamblea se despide del solar lanzando una serie de preguntas. Preguntas para la ciudadanía y para sus representantes públicos:
-¿Qué papel tiene la sociedad civil en la construcción y disfrute del espacio público?
-¿Tienen futuro estos movimientos? O se diluirán en la próxima burbuja inmobiliaria...
La Asamblea admite que su experiencia ha sido "muy positiva", por lo que anima a que "se involucren más personas en este tipo de iniciativas, además de hacer un llamamiento a que se faciliten e incentiven". El Solar Corona cierra y las experiencias derivadas de sus más de siete años de existencia pasarán al activo documental de futuras inquietudes urbanas.