El drama médico procedimental, basado en un documental con el mismo título, refleja la saturación real de las urgencias en los hospitales de la Norteamérica post Obamacare, aunque muestra una visión edulcorada sobre sus resultados gracias a la labor de médicos, enfermeros y demás personal de emergencias
VALENCIA. En Estados Unidos hay un término que se utiliza en las urgencias de los hospitales que se define como ‘Código negro’. La palabra clave se refiere a determinada situación donde la afluencia de pacientes es tan grande, que no hay recursos suficientes para atenderlos. La serie de la CBS con el mismo nombre, que llega a Movistar el próximo 2 de diciembre, sube un escalón más con respecto a anteriores dramas médicos procedimentales, como la mítica serie Urgencias o la romántica Anatomía de Grey, mostrándose con total sordidez. Charcos de sangre por el suelo; orinales, guantes usados y demás material médico sin recoger; un teléfono de los noventa pegado con celofán que evidencia la precariedad de las instalaciones… En un espacio reducido de tan solo nueve metros cuadrados, una treintena de profesionales de la salud se hacinan alrededor de cinco o seis camillas para tratar de salvar la vida a los pacientes que están al borde de la vida y la muerte.
Imagínense la situación: están Los Ángeles, una ciudad que sufre 280.000 crímenes violentos al año, además de las enfermedades comunes que padece su población. Si un hospital cualquiera del país vive de media cinco códigos negros al año, según cuentan en la serie, el ficticio hospital Angels Memorial entra en ‘Código negro’ 300 veces al año. Es decir, prácticamente todos los días.
Como la ficción no se identifica con ningún centro de salud real para evitar conflictos con una institución concreta, lógicamente podrían pensar que simplemente es una exageración para favorecer el drama. En absoluto. La obra está basada en un documental del 2013, realizado por el médico y documentalista Ryan McGarry, y titulado con el mismo nombre, Code Black. Fue premiado como Mejor Documental en el Festival de Cine de Los Ángeles. La narración seguía a médicos y enfermeras del departamento de emergencias del Centro Médico del Condado de Los Ángeles, entre ellos el propio McGarry durante su etapa de médico residente, en sus aparentemente caóticas jornadas de trabajo.
La intención del documentalista era la de desarmar el encendido debate sobre la asistencia sanitaria. McGarry estaba seguro de que “si el debate se realizase en nuestras salas de espera, sin duda sonaría diferente”, mientras se lamentaba de que “la retórica ocupe el centro de las discusiones y no los temas reales que importan”. Por ejemplo, el documental muestra cómo los médicos emplean únicamente una sexta parte de su tiempo en realizar atención al paciente, pese a tratarse del servicio de urgencias, y durante el resto de su jornada laboral se ven obligados a rellenar formularios y demás tareas burocráticas. El reducido espacio para los enfermos más críticos, llamado “la cabina crítica”, también resulta desolador ante los ojos de cualquiera. El documental en ese sentido se percibe como un grito de socorro ante la situación de colapso.
La cara amable del documental se centra en la encomiable intervención del personal sanitario, que insiste en apuntar que el aparente desorden organizativo que vemos en los momentos más difíciles, son más un problema de espacio que otra cosa. "Si eres un extraño, puede parecerte un caos total, sin embargo yo, como médico, veo unidad en el trabajo. Hay un equipo unido para salvar la vida de alguien".
La serie, basada en el documental, con el propio McGarry como Productor Ejecutivo, está producida por la televisión comercial CBS. Se estrenó en septiembre del 2015 con buenas cifras de audiencia, y fue renovada por una segunda temporada. Acaba de finalizar su emisión en Estados Unidos, aunque se ha confirmado que se extenderá otros seis episodios.
La diferencia entre ambas producciones estriba en que en el documental percibimos la verdadera gravedad de la situación, mientras que en la serie nos dan una de cal y una de arena. Mientras que los directores se recrean en la suciedad, el caos, y la saturación de las salas de espera y “cabinas críticas”, en las escenas, por mucho código negro que haya, los pacientes son atendidos uno detrás de otro. El subtexto es, por tanto, que pese a las carencias, gracias al incalculable trabajo de médicos y enfermeras, los ciudadanos norteamericanos pueden estar tranquilos porque van a ser atendidos por el personal más eficiente posible. Pero sobre todo: van a ser atendidos.
Una de las críticas más repetidas tras la aprobación de la ley conocida como Obamacare, es que la nueva normativa incrementó el volumen de visitas a dichos centros de urgencia. La población con menos recursos, dado que no puede acceder a revisiones menos graves vía consulta de un especialista, recurre mayoritariamente a la búsqueda de atención sanitaria por la entrada de las urgencias, de manera que eso ha generado un repunte en estas zonas de atención sanitaria. De ahí que la lectura subliminal en la serie sobrevuele todo el rato: se acepta “saturación” y “precariedad” como animal de compañía, pero se deja entrever que son capaces de sacarlo adelante pese a los problemas. Yes, we can.
Con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump como Presidente, a la CBS se le plantea un grave problema de cara al futuro de esta serie, ya que una de las promesas de Trump es anular el Obamacare. Si esto fuera así, la ficción televisiva tendría que modificar sus rumbo. Tiene tres opciones: o recuperar el espíritu del documental y volverse más combativo, denunciando el mal estado del sistema sanitario público, y de esta forma denunciar el abandono de los más desfavorecidos; o no continuar con la serie; o que sus protagonistas se mudaran a un centro privado, el lugar donde los ciudadanos norteamericanos tendrán un sistema sanitario previo pago.
El reparto de la primera temporada está compuesto por muchas caras conocidas: Marcia Gay Harden (The Newsroom) como la doctora Leanne Rorish; Luis Guzman (Traffic, Magnolia) como el enfermero Jesse Sallander; Raza Jaffrey (Homeland, Elementary) como el doctor Neal Hudson; y Kevin Dunn (Veep, True Detective), como el jefe de área Mark Taylor, entre otros. En la segunda temporada se ha incorporado al elenco Rob Lowe (The West Wing) como médico militar.