CARTAGENA. La artista que nos conquistó en 'Tres segundos' hace ya más de 15 años es ahora una compositora consagrada. Ha tenido que luchar contra las etiquetas, siempre injustas sean las que sean, de 'moñas', pequeñita...Todo lo contrario en una persona que tuvo que pasar por un duro trance personal y que ahora vuelve con más fuerza que nunca. Con más de un millón de oyentes mensuales, sale de gira (actúa en València este sábado en la sala Jerusalem) con su último disco, 'La Bola de Nieve', y además se atreve a participar en un gigante de la televisión española como es 'Tu cara me suena'.
-Cuando salió el casting de la nueva edición de ‘Tu cara me suena’ (TCMS), sorprendió mucho tu presencia. ¿No sé si te lo ha comentado mucha gente?
-Me sorprendió a mí misma (risas). La verdad que nunca me había imaginado en un programa de televisión. No era la primera vez que me lo proponían, aunque en otras ocasiones había sido imposible que participara por varias cosas. Ahora estoy en un momento de mi vida en el que me apetece divertirme, probar cosas…Es un súper reto, porque es salir totalmente de mi zona de confort e irme a algo que no he hecho nunca. Eso me apetecía. Me lo estoy pasando muy bien la verdad. Está siendo una experiencia muy bonita, conociendo a mucha gente…Muy feliz.
-En una entrevista que te hice con el segundo disco, 4.000 palabras, me decías: “Tengo claro que en la música es renovarme o morir”. Ahora te embarcas en TCMS. ¿Cuánto has cambiado?
-Todos cambiamos. No eres la misma persona con 20 años que con 40. He aprendido mucho, a controlar mi timidez…Aunque me está costando en los primeros programas. Yo soy muy tímida. Subir al escenario con mis canciones no me cuesta, pero de repente te da ese punto de timidez y esto es otra cosa. Algo muy diferente y el nivel de exposición es muy grande. Te da un poco de miedo.
He cambiado mucho, ahora soy más consciente de lo que puedo y no puedo hacer. Disfruto mucho más. El éxito del primer disco me pilló muy de golpe y aquello no lo supe disfrutar bien. Cada cosa que hago la disfruto mucho. Me ha costado remontar después de unos años en los que no estaba en primera fila. Seguí componiendo mucho y, ahora que me vuelve a ir bien otra vez, estoy disfrutando todo lo que me pasa. Saboreando mucho el presente.
-Tienes más de un millón de oyentes mensuales en Spotify. El no estar en primera fila durante unos años a una artista como tú a la que le llega el éxito de repente… ¿Llega a afectar la caída?
-Te mentiría si te dijera que no me afectó. Claro que me afecta. Vienes de llenar todos los sitios, de estar en el centro…De repente no te hacen caso las discográficas… Pasan muchas cosas y tu autoestima se resiente. Lo bueno de hacer canciones es que tienes cierto poder. Son tus canciones. Eso nadie te lo va a quitar. Y cuando das con la tecla, das con la tecla. Cuando no compones tú y tienes que esperar a que te llegue un tema es otra cosa. Al componer, llega un día en el que vuelves a conectar con la gente y eso pasó con El viaje, aunque ya había pasado con el disco anterior, Las ocho y diez y algunos temas, pero con El viaje fue un boom. Resultó un éxito inesperado porque es un tema que habla de la maternidad y no hay muchos temas en la música pop que hablen de esos temas. Siempre he querido ser honesta y contar lo que me pasa, que no es lo mismo que me pasaba hace 15 años. Esa canción me salió muy de dentro, muy del corazón. Creo que eso fue lo que conectó con mucha gente.
Todos crecemos, nos hacemos mayores, y parece que la música solo va enfocada a un rango de edad. Siempre lo he pensado. Cuando vas creciendo no cuentan cosas que te pasan a ti. A todas las edades no te sigues enamorando en la barra de un bar. Lo normal es que te vayan pasando otras cosas. Eso es lo que me propuse. Contar cosas que te pasan cuando vas creciendo. En ese disco está también Cocodrilo, que habla de la pareja cuando tienes a un niño, que siempre es complicado de encajar. Esa canción también ha conectado con mucha gente. Creo que es una canción que tiene que explotar porque cada vez que la comparto me dan las gracias porque no se habla de eso. Eso es lo que hago. Siempre he sido honesta con lo que he hecho. A veces das con la tecla, a veces no, a veces tienes un equipo que te apoya, a veces no tanto… Te equivocas en tu mánager…Son muchas decisiones que en su momento no sabes y que conforme vas aprendiendo te das cuenta. No son solo las canciones, también son las decisiones que vas tomando en paralelo.
-Fuiste creciendo artísticamente y a la par como profesional de la industria. Eres de las últimas artistas que vivió la época de venta masiva, más o menos, de discos y que ha derivado en otro modelo completamente distinto.
-Cuando empecé todas las entrevistas preguntaban por el pirateo, que ya ni se habla. Era la época de vender discos en la calle, en el ‘top manta’. De mi primer disco vendí 100.000 copias. Me decían: “Hubieras vendido un millón”. Pues no lo sé. Es lo que me tocó.
-Eres una artista con una identidad muy marcada por tu voz, tus canciones, tu estilo. En TCMS vas a meterte en la piel de otros compañeros. ¿Qué te supone más reto?
-La verdad que es un reto gigantesco para mí en todos los aspectos porque, por ejemplo, no estoy ni acostumbrada a que me pongan un micro de diadema. De repente me veo con las dos manos y no sé que hacer. Son cosas que nunca había pensado y que de repente ves que es muy loco. Tengo que hacer un baile y no tengo un micro en la mano. Solo eso en mi cabeza me pregunto: “¿Qué pasa aquí?”. Me está costando la parte de soltarme y tener que bailar de una manera determinada a la vez que pones una voz que no es la tuya. Todo eso, conforme pasan los días, te va costando menos.
Para mí es un reto en todos los aspectos. Mi voz es muy difícil de camuflar y tengo que currarme mucho la parte vocal. Además de toda la parte de expresión corporal. La verdad que todo. Es muy difícil, pero a la vez es muy divertido. Me parece algo muy enriquecedor porque aprendes mucho, como de tus propios dejes. En mi caso, cierro mucho los ojos cuando canto y entonces piensas “¿Cómo hago esto?”. Es divertido conocerte un poco más.
-Me imagino que convivir con otros artistas que viven lo mismo que tú y de ahí también aprendes.
-Sí, hemos congeniado muy bien. Nos reímos mucho. Hay un ambiente muy sano porque además es un programa muy amable. No echan a nadie. Es divertido. Da igual quien gane. Estas viviendo una experiencia y no es ganar y ganar. En la televisión hay muchos tiempos muertos y me lo estoy pasando muy bien. Hay gente muy divertida. Con Bustamante te mueres de la risa todo el rato, con Juanra Bonet, Valeria Ros…Hay gente con la que no paras de reírte. Eso no está pagado. Reírte todo el rato es maravilloso.
-He leído entrevistas de tu último disco, ‘La bola de nieve’. Me deja la sensación de que has tenido que luchar, además de la que todo artista lleva por seguir viviendo de la música, de su arte, contra las etiquetas. De tus primeros discos, se les tachaba de triste, de tu nombre artístico…
-Al final lo de las etiquetas nos pasa a todos. A unos más que a otros. Yo tengo una voz muy dulce, pequeñita…Encima me puse un diminutivo de nombre, todo eso es una bola de merengue. No me siento representada por eso. Soy muy luchadora, muy perseverante. Me veía como encasillada en un sitio que no me pertenece. Eso con mucho trabajo y perseverancia, vas cambiando el prejuicio del público.