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Edu Comelles evoca el sonido a través de la imagen en ‘Espectres’

El artista sonoro presenta en el Centre del Carme una exposición para la que ha estado trabajando los últimos cuatro años. Busca que el espectador haga un ejercicio de imaginación interpretando el sonido por medio de la contemplación de espectogramas 

11/09/2020 - 

VALÈNCIA. “El sonido imaginado es el más potente y sugerente”. Esta frase de Ricard Casals, el consultor especializado en artes gráficas, abre la exposición Espectre. Hacia un lenguaje visual desde lo auditivo, creada por el artista Edu Comelles. Y esa es la idea principal de la nueva muestra que presentaba el Centre del Carme durante la mañana del jueves: la capacidad de observar el sonido, no desde el oído, lo que sería presumible, sino desde la vista. Una manera mucho más íntima y personal de interpretar el arte. 

A través de espectogramas (la representación gráfica del sonido), el artista ha ido recopilando momentos concretos de su propia cotidianidad, o de la de otros. Comelles busca mostrar sonidos a través de la mirada, la luz y el grabado. El arte sonoro está cada vez más establecido en Europa. Es en España donde, según el artista, “estamos siglos por detrás” en cuanto al bagaje cultural del arte sonoro por parte de la sociedad. Su exposición, si bien precisa de cierta explicación para la inmensa mayoría (precisamente por esa falta de conocimiento en el arte sonoro), es muy agradecida de contemplar una vez superas ese paso inicial 

Esto sucede por un motivo sencillo. El arte sonoro patente en Espectre (y en general), pone al espectador como centro. Al ser tan íntimo y responder a las pretensiones internas de quien lo crea, la interpretación también es individual, invita a ello. Y eso es lo atrayente: “Es el público quien imagina –explica Comelles-. El miedo al arte sonoro está, obviamente, en la reticencia inicial que supone, pero enseguida lo disfrutas. No te enfrasca en nada más complejo que tus propias emociones y vivencias. La idea es  muy sencilla”.  

Para que uno pueda sumergirse en el arte de Comelles tiene que asumir que no se está representando la realidad objetiva, si es que hay alguna. Contrariamente, el espectador “asume que la verdad se esconde, y así se sumerge en el proceso artístico”. En la presentación, este ejercicio se compara con la aceptación como algo real de una explosión en el espacio de una nave espacial. “Aparece en Star Wars constantemente, y nadie lo cuestiona. Es algo similar”. Con todo, Espectre pretende que el arte sonoro se intente contemplar desde la óptica de las Bellas Artes, y no desde la música

Cuatro secciones 

“Este proyecto explora la necesidad de imaginar a qué suenan las imágenes aquí presentes, y a través de ese ensueño reflexionar sobre la importancia de la escucha”. En este sentido, Espectre. Hacia un lenguaje visual desde lo auditivo se divide en cuatro partes que recorren la experiencia sensorial de Comelles durante los últimos cuatro años, para la que el Centre del Carme ha habilitado su Sala Dormitori, caracterizada por tener una amplia armadura de vigas de madera en punta en el techo.  

La primera serie es Fleeting Moments (Momentos Pasajeros). Se trata de una serie de ocho plataformas iluminadas con luz LED sobre las cuales descansan ocho pequeñas obras que muestran una serie de estrechos espectogramas que evocan vivencias del artista. Durante los últimos cuatro años, Comelles ha ido recopilando el sonido de momentos cotidianos de su vida privada para dar vida a esta serie de obras. El espectograma plasmado varía en función del sonido que grabara en el momento. “Esto de aquí -apunta señalando una parte del espectro en la que las líneas son más leves- puede ser perfectamente el sonido de la nevera de mi casa”. No obstante, la particularidad de su trabajo es que en ningún sonido original ha sido conservado. Y ese es el objetivo: hacer que el espectador, al 'observar el sonido', pueda de alguna forma reconstruirlo.  

Según Comelles, aunque pueda parecer lo contrario, el arte sonoro es en realidad muy poco conceptual. “Se basa en una idea muy clásica, de estética, del disfrute visual de lo horrible y lo bello. Es algo totalmente contemplativo”. 

La siguiente pieza, la más llamativa de todas, es secret music. Se trata de un enorme panel en el que se proyectan los espectogramas de un sonido en directo. No se puede escuchar nada, pero poco a poco, la imagen plasmada sobre el panel va transformándose. Así, el espectador genera una imagen visual de un sonido y una música totalmente inventados, que mezclan todo tipo de grabaciones del artista de manera aleatoria. “Lo bonito es que nunca vamos a poder escuchar la imagen que aquí se proyecta, el espectador debe interpretarla, sumergirse en la imagen espectográfica y generar sus propias conclusiones. Comelles señala que la música es muy fácil de imaginar, y que eso es precisamente lo que permite que el espectador pueda llegar a dichas conclusiones. “Si tu piensas en la canción Bohemian Rapsody, aunque no puedas reproducirla exactamente con la voz, en tu cabeza suena tal y como es en realidad. La mente define perfectamente los sonidos escuchados. Esta exposición aduce a la capacidad de de imaginar sonidos de forma muy precisa, generando su propia narración”.  

La siguiente pieza, Birthday, es la única con algo de sonido. El ejercicio mental, en este punto, se invierte en cierta manera. Ahora el propio sonido debe llevar al espectador a evocar una imagen, no la imagen real cuyo sonido fuese recopilado, sino otra, la imagen propia de cada individuo que la escucha. Cuatro altavoces negros emiten su sonido en la Sala Dormitori. Un sonido que transporta a Comelles al nacimiento de sus dos hijos. De ahí surge el nombre. Aquel día, el artista se dedicó a llevar una grabadora especial adherida a su teléfono mientras su mujer daba a luz en un hospital. Así, el sonido recopilado y desordenado a posteriori de forma aleatoria, evoca exactamente eso en el artista: el día en que sus hijos nacieron.  

Todos los teléfonos móviles emiten constantemente ondas electromagnéticas, y cuando estas son captadas por dispositivos como el que Comelles llevaba consigo, las traducen de inaudibles a escuchables. El resultado es un sonido abstracto, codificado y plagado de texturas y errores digitales. Así, las ondas que resuenan en la Sala Dormitori responden a las interacciones que hizo el artista durante aquel día: llamadas telefónicas, envío de mensajes, etcétera, que tuvo con amigos y familiares y que ahora quedan registradas, codificadas a través del arte sonoro.  

Por último, Portraits (Retratos) es una serie de cuatro imágenes fotograbadas que recogen cuatro fragmentos de piezas musicales. Al ser piezas visuales, las partes escogidas no son las que musicalmente más gusten al artista, sino aquellas cuyo espectro más le llamaba la atención. El ejercicio es esencialmente visual. Dichas piezas musicales pasan de ser un material de análisis acústico a transformarse en imágenes que adquieren una entidad y corporeidad que realza lo pictórico y deja entrever el tono, el timbre la altura y el ritmo de la pieza musical en concreto.

La importancia del sonido 

Esta es la primera exposición que realiza Edu Comelles individualmente. Fue financiada parcialmente por BBVA en 2017, y ahora el Consorci de Museus completa esa subvención. Según el artista, “el campo visual –pensado de forma general- es muy inmediato, no da pie a imaginar demasiado, porque está muy definido. En cambio, el sonido da pie a mayor profundidad”.  

Explica que vivimos en una sociedad en la que impera lo visual, en la que el campo auditivo siempre ha quedado relegado a un segundo plano. “El sonido es mucho más importante de lo que pensamos. Es un medio increíble con el que trabajar. El sonido es evocador, y es muy fácil cambiar la realidad de un espacio a través del sonido”.  

Comelles fue el primero en hacer una tesis doctoral de arte sonoro en toda Barcelona. Su arte, indica, debe ser analizado desde las Bellas Artes, y no tanto desde la música. El problema, y en esto se alinea con la visión del compositor estadounidense John Cages, es que “tenemos una mentalidad distinta al resto de Europa”. Según cuenta, en España tenemos una estructura de pensamiento que, históricamente, no ha permitido vincular la imagen visual y el sonido. En Inglaterra –por ejemplo-, no ocurre esto. “Allí hay una tradición en este sentido. El arte sonoro está mucho más normalizado. Todos los conservatorios ingleses lo enseñan. Aquí, el de València, ni siquiera lo contempla. Estamos muy por detrás en ese ámbito”.  

La exposición Espectre. Hacia un lenguaje visual desde lo auditivo estará disponible del 11 de septiembre al 15 de noviembreEl Centre del Carme es el espacio cultural que más muestras inaugura tras el verano. Este viernes, concretamente, abre las puertas de un total de cinco exposiciones.  

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