VALÈNCIA. Cuando ayer en Culturplaza preguntamos a un buen puñado de diseñadores cómo debería ser el futuro Museu Valencià del Disseny no fueron pocos los que apuntaron a la necesidad de poner en valor el diseño industrial en el futuro centro expositivo. “En València no todo el diseño es el comunicación y gráfico”, explicaba Héctor Serrano. Efectivamente, ha sido históricamente el apartado gráfico el que ha encontrado un mayor acomodo en los espacios culturales y, por ende, cuenta con una mayor divulgación y archivo. Bueno, pues es hora de revertir esta cuestión. La Fundación Bancaja inaugura hoy la exposición 30 años de diseño industrial en la UPV, un recorrido por algunos de los productos firmados por la cantera de la universidad valenciana y que, además, coincide con la candidatura de la ciudad a Capital Mundial del Diseño, que compite con Bangalore (India) por el título.
“Es una deuda histórica”, explicó Gabriel Songel, catedrático de diseño de la UPV y comisario de la muestra, durante la presentación, en la que estuvo acompañado por el presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón; el rector de la UPV, Francisco Mora; y el director corporativo de la territorial de Bankia en Valencia y Castellón, Jaime Casas. La exposición repasa de forma retrospectiva las creaciones de 26 diseñadores, estudios y empresas que han realizado su trabajo desde los años 80 hasta la actualidad, desde los trabajos de Sandra Figuerola –“una de las pioneras”- a productos recientes como el casco Closca de Carlos Ferrando. “Con esta exposición el diseño se hace adulto”, afirmaba el comisario, quien destacaba que una institución privada haya impulsado esta exposición, asumiendo el valor cultural del diseño industrial e incluyéndolo en su oferta expositiva al mismo nivel que otros formatos. “Necesitamos que los jóvenes tengan referentes”, incidió Songel.
Con el impulso del diseño desde el ámbito privado, claro, también nos interesamos por la opinión del comisario sobre el proyecto de museo del diseño que impulsará la administración pública, un centro del que todavía no hay concreciones pero que será una realidad esta legislatura. En este sentido, Songel apunta a la necesidad de configurar un museo moderno y no anclado en el pasado. “Indudablemente siempre está bien que exista una institución, que no sea una cosa puntual. Yo, particularmente, pienso que los museos tienen hoy en día otra misión, se deberían plantear de otra forma, más interactiva no solo de colección de piezas antiguas. Incluso, por qué no, convertirlos en espacios de creación. No lo veo como un espacio de vitrinas donde se guardan objetos antiguos. Eso hoy no tiene sentido", explicó el comisario.
Confiesa que uno de los retos de la muestra era “unificar tanta diversidad”, un reto que se suma al de aunar las distintas piezas que se exponen y en cuyo trabajo también resuena esta necesidad de, si no un museo, un espacio de estudio y divulgación del sector. “Sorprendentemente las propias empresas no tienen productos antiguos, incluso de cinco años atrás. En algún caso hemos tenido que restaurar alguna pieza y, en otros, las han hecho adrede. Esto demuestra que la cultura del coleccionismo de diseño es escasa o casi inexistente”, añade Songel. Es por esto que califican el proyecto de “hito”, una exposición que reconstruye la memoria del diseño industrial valenciano a partir de los profesionales que han surgido de la Politècnica.
Más de quince premios internacionales –como el Red Dot, el IF Design Award o el Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial- se dan cita en la muestra, que traduce el diseño a sectores como el inmobiliario, puericultura, cerámica, juguetes o deporte, diseños para firmas como Porcelanosa, Famosa, Mercadona, Lladró, Suavinex, Gandía Blasco, Punt Mobles, Linkedin, Ikea, Godiva, Heineken, Coca Cola, Vondom, Alessi, Snipe, Viccarbe o Micuna. Entre las piezas, algunas como el casco de bici Closca, que ha llegado al MoMA; los peluches ‘Play by play’ de Pili Lidón, que han estado expuestos en dos de las ferias más potentes del sector, en Nuremberg y Hong Kong; los icónicos ‘labios’ de Marisa Gallén y Sandra Figuerola o el carro de compra de Tomás Morcillo. Tras esta unión, una conclusión: diseño es todo.
Durante el recorrido por la sala se puede observar el trabajo de diseñadores como Sandra Figuerola, Marisa Gallén, Manuel Bañó, Ana Mir, Marisa Llongo, Víctor Carrasco, Ramón Esteve, Javier Pastor, Nieves Contreras, Samuel García, Raúl Llagüerri, Pili Lidón, Javier Villar, Miguel Bartolomé, Tomás Morcillo, Paloma y Julián Escarpa. La exposición cuenta también con piezas de estudios como Odos Design (formado por Luis Calabuig, María Mengual y Ana Segovia), Discoh Design (formado por Kiko Gaspar y Miguel Abarca), Thinkers Co (Juan Gasca, Rafael Zaragozá y Raúl Romeu), La Mamba (Raúl Durá, Ommar Uribe y Pedro Rivera), Cuatro Cuatros (Cristina Ródenas y Adrián M. Amonacid) y MUT Design Studio (Alberto Sánchez y Eduardo Villalón); así como diseños de empresas como Cecotec (Juan Campos), Closca (Carlos Ferrando) o Innoarea Design Consulting (Gabriel Songel, Carmelo Puyo, Alfonso Soriano y Patricia Rodrigo).