VALÈNCIA. Tras un 2023 marcado por la conmemoración del centenario de Joaquín Sorolla, Fundación Bancaja comienza a desvelar sus cartas por lo que respecta a la programación de 2024, un curso que comienza marcado por un gran nombre: Eduardo Arroyo. Nacido en Madrid en 1937, vivió en el exilio en Francia durante la dictadura franquista, siendo ya en democracia cuando regresó a España pudiendo por fin desplegar su obra al otro lado de los Pirineos. Comisariada por Marisa Oropesa, la muestra nada por las diversas disciplinas que abordó Arroyo en su producción artística con presencia tanto de pinturas como de esculturas, dibujos y collages, piezas que profundizan en sus dos etapas creativas: durante su exilio a París (1958-1976) y después del exilio tras la muerte de Franco (1976-2018).
Galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura en 1982 o con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y en el 2000, el artista fallecido en 2018 dejando un legado artístico que ahora toma una nueva forma en la que es la primera retrospectiva que se le dedica en España desde su muerte. Será el próximo 23 de febrero cuando el centro cultural abra las puertas de una exposición que ofrece un recorrido por medio siglo de producción artística a través de más de 80 obras, un proyecto que ambiciona ser “una de las retrospectivas de referencia en la exhibición del artista internacional”, explican desde Fundación Bancaja.
El viaje que propone el centro parte en la década de los 60 y alcanza el mismo 2018, pues la exposición incluye El buque fantasma, la última obra en la que trabajó el artista antes de su muerte en su taller en Robles de Laciana. La pieza está inspirada en la composición de Richard Wagner conocida como El holandés errante, una obra que muestra un submarino con ruedas rodeado de caballitos de mar y máscaras de Fantomas. Entre las piezas que conforman la exposición también se encuentra la obra El cordero místico, la interpretación personal que Arroyo realizó entre 2008 y 2009 del conocido políptico de los hermanos Hubert y Jan van Eyck.
El conjunto expositivo revisa las temáticas más presentes en la obra de Eduardo Arroyo, centradas en el ámbito social y político al comienzo de su carrera, pero también en la literatura, el cine, la historia o la música, un recorrido que permite conocer las imágenes más representativas de su iconografía, como los boxeadores, los deshollinadores, los toreros, las flamencas o las moscas. “Su obra está marcada por la oposición clara y firme contra la dictadura franquista y la violencia, una postura que se refleja en su trabajo a través de la ironía y la crítica”, explican desde el centro cultural.
“Además, se aprecia su habilidad para descontextualizar los tópicos de la cultura española y su pasión por la escritura, que se atestigua no solo en extractos de sus textos presentes en la sala, sino también en los títulos de sus obras, que en muchas ocasiones cuentan con referencias literarias”. Aspectos clave de su obra como su predilección por los grandes formatos, la vivacidad de colores, su inclinación hacia la neofiguración, la ausencia de profundidad espacial o el aplanamiento de la perspectiva, podrán apreciarse en la exposición gracias a un conjunto único de obras reunido con la colaboración de instituciones como la Galería Marlborough, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el IVAM, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid o distintas colecciones particulares.