VALÈNCIA. Esta semana es el pistoletazo de salida del Año Berlanga, un evento sin precedentes en la Comunitat que va a a llenar la agenda cultural con actos e iniciativas conmemorativas. Si el lunes se presentaron los proyectos del Ministerio de Cultura (es decir, del ICAA y Filmoteca Española), hoy será la puesta a punto de la parte valenciana con la inauguración de la primera exposición. El MuVIM corta la cinta y lo hace a lo grande: con la presencia del Ministro de Cultura, José Manuel Rodriguez Uribes, el president Ximo Puig (de quien depende directamente la comisión), y el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. También estarán presentes el president de Les Corts Valencianes, Enric Morera; la delegada del Gobierno en la Comunitat, Gloria Calero; el alcalde de València, Joan Ribó; y el presidente de la Diputació de València, Toni Gaspar, que ejercerá de anfitrión, acompañado por la vicepresidenta, Maria Josep Amigó.
Más allá de las estrellas (¿qué diría Berlanga del homenaje y la pompa?), lo que se presenta en el museo es el primer gran proyecto de este Año Berlanga, la exposición ¡Visca Berlanga! Una historia de cine, “un tributo museográfico al maestro, además de una vía "accesible a todos los públicos de conocer su vital aportación al arte cinematográfico y de aproximarnos críticamente a medio siglo de nuestra historia, la que va de 1950 a 2010”, explica la diputada de Cultura Glòria Tello en un comunicado.
La muestra no renuncia a nada y pretende tanto explica su aportación a la historia cultural y política de la España reciente como a su proyección internacional. Esta segunda parte tal vez sea la más pendiente de resolver sobre su memoria, ya que, como decía Josetxo Cerdán, director de Filmoteca Española, “se tiene la falsa creencia de que las películas de Berlanga no se ven igual y no funcionan fuera de España”. Analizar su influencia y la recepción en la crítica internacional de su paso por festivales puede dar esta perspectiva de la universalidad de su cine.
Volviendo a la muestra, la Diputación señala que “Restituir en su justa medida la originalidad del cine berlanguiano es lo que ha guiado el diseño de esta selección que, como declara el director del MuVIM, Rafael Company, ha de servir también para dar a conocer la figura de Luis García-Berlanga a aquellas generaciones más jóvenes que, teniendo en cuenta cómo circulan en nuestros días los flujos de comunicación de la historia cultural, desconocen la trascendencia de este valenciano en la historia del cine".
Fue quizás "el último de los ilustrados porque, en un momento especialmente oscuro de la historia, durante la dictadura franquista, su obra lanzó una mirada lúcida y crítica a la sociedad española en particular, pero también al ser humano en general". "Una mirada lúcida, crítica y sobre todo rabiosamente independiente, porque Berlanga nunca se plegó a los intereses de unos u otros, ni en el franquismo ni durante los 25 años de democracia en los que dirigió siete películas", destacan los responsables de la muestra.
La exhibición ha sido comisariada por Joan Carles Martí, con diseño de sala de Raúl González Monaj. En ella se busca dar fe de cómo en ocasiones Berlanga tuvo que soportar la tijera de la censura, aunque es bien conocida su "capacidad para sortear muchas de las cribas de los guardianes nacional-católicos de las esencias del Régimen y, de esta manera, colar críticas que han convertido su filmografía en una de las más valientes de su época". Hasta el punto de que el propio Francisco Franco, tras ver El verdugo, habría dicho en un consejo de ministros: "Ya sé que Berlanga no es comunista; es algo peor, es un mal español", recuerdan.
En la exposición del MuVIM, y tras la consulta de expedientes del Archivo General de la Administración radicado en Alcalá de Henarés, se citan literalmente algunas de las "argumentaciones" utilizadas por los censores, fiel reflejo de la mentalidad del poder imperante entonces. En la exposición cobra también especial importancia el uso que la industria cinematográfica hizo del diseño gráfico y la tipografía.
Decenas de carteles, publicaciones y fotobuste permiten trazar en el MuVIM una historia de los materiales de difusión al servicio de la distribución cinematográfica entre los años cincuenta y la década de los noventa del siglo pasado. "Una actuación que no habría sido posible sin la colaboración generosa del coleccionismo privado", señala Amador Griñó, jefe de exposiciones del museo. Es el caso de la colección de Santiago Castillo París, la cual ha permitido recuperar, y ahora mostrar, la notable dimensión internacional de la obra berlanguiana.
Y es que los materiales recopilados no se limitan a España, ni tan siquiera a Europa occidental: así, junto a objetos procedentes de Francia, Italia, Alemania o Bélgica, encontramos otros provenientes de la Europa nórdica (Dinamarca y Suecia), de la Europa central y suroriental (de Polonia, Yugoslavia y Rumanía, países encuadrados en el antiguamente llamado Bloque del Este), de la América meridional y septentrional (Argentina y EEUU) y hasta de Asia (Japón). Un tractor, un motocarro, cámaras, fotografías y objetos que muestran la relación entre Berlanga y el mundo de las fallas, son otros de los muchos elementos contextualizadores de la exposición.
El ICAA anunció el pasado lunes que la muestra, que estará en València hasta el mes de septiembre, será itinirante, y se podrá ver -al menos- también en Madrid.