VALÈNCIA. Quedan apenas 10 días para venza el plazo ampliado de entrega de las obras del Palau de la Música. Y con ello, el final de un proceso que ha durado más incluso que su propia construcción. El edificio, fuera del mapa cultural desde hace cuatro años, regresa a la vida. Pero en la reapertura coinciden también varios factores que pueden suponer un punto de inflexión para la institución. ¿Será este el otoño del renacimiento del Palau de la Música?
Todas las fuentes consultadas por este diario a lo largo de las últimos meses llegan a la conclusión de que, al menos, se provoca el cierre de una etapa que, si bien en sus primeros años acertaron poniendo el acento en la democratización y el impulso de las buenas prácticas en el Palau, han tenido un último lustro con más tropiezos que aciertos. Muchas de estas fuentes hablan más del optimismo por cerrar esta etapa que la incertidumbre de lo que vendrá a partir de ahora. Este verano se ha completado el cambio institucional, con la destitución del ya exdirector Vicent Ros, y el nuevo responsable del área municipal de Recursos Culturales, Jose Luis Moreno.
Desde la primera semana de agosto, el Ayuntamiento nombró de manera directa a Vicent Llimerá como nuevo máximo responsable. Si bien Vicent Ros llegó desde un concurso público (con polémica judicial), Llimerá llega por confianza del actual equipo de gobierno, y por tanto, sin un proyecto conocido que haya competido con otro y del que se pueda hacer seguimiento. Eso sí, el currículum y las referencias despejan cualquier duda de la idoneidad del perfil del nuevo director. El mundo de la música lo conoce bien e insufla tranquilidad al personal de la casa. Ros, por su parte, recibió la noticia sin preaviso, aunque era uno de los primeros nombres en la lista de los agentes culturales señalados por el cambio de color político en el Ayuntamiento y la Generalitat.
Llimerá por una parte y el edificio por otra tienen como principal reto devolver al público al Palau de la Música. Si en los años previos al cierre ya había una tendencia a la baja del número de abonos de temporada, varios cambios en las tipologías de estos y el cierre del edificio, además del coronavirus, lo hicieron saltar todo por los aires. Aún así, el anterior equipo insistía en que la ocupación final era notable y que se debía a un “cambio en las costumbres” del público, que van más “al día a día” que antes y que esta tendencia afecta a otros muchos auditorios. A partir de esta temporada, con todo en orden, se podrá cuantificar en qué se traduce ese cambio de tendencia, cuánto ha podido resentir el cierre y cuánto se podrá recuperar.
Otro factor que podría ser determinante para la vuelta al público es otro cambio que lleva ya un tiempo pero que es muy relevante: el director de la Orquesta de València, Alexander Liebreich. El periodo de transición entre el anterior maestro, Ramón Tebar, y él, han acabado. Pero podría haberlo hecho antes sin problema. La sintonía del exdirector que la formación musical no fue buena y el público tampoco conectó. Liebreich sí se ha ganado a público y Orquesta y ha dado un aire nuevo a un Palau en constante conflicto. El director aún no ha conocido el Palau abierto, y ahora se sabrá de qué manera lo aprovechará, y si —por tanto— habrá alineación de estrellas.
La programación de la próxima temporada 2023/2024 (la última diseñada por Ros) no está aún aprobada por el OAM Palau de la Música, pero ya está cerrada e incluso filtrada a la prensa, y promete ser una de las mejores de los últimos años. Sin duda la mejor desde que cerró el Palau. Vuelve el carácter internacional, vuelven las grandes formaciones, vuelve la programación competitiva. Aún así, cabe preguntarse si la línea de programación de la siguiente temporada cambiará mucho, si se recuperarán los ciclos paralelos a los abonos que dejaron de hacerse con el cierre (Palau Electrònic, Emergents, Jazz a poqueta nit). También si se pondrá el acento en las oportunidades perdidas por el Palau estos años y de las que —como ejemplo— Les Arts se ha aprovechado, impulsando un ciclo dedicado al barroco de un nivel muy alto.
Junto a todo esto, también habrá que saber cuál es el papel de los espacios que han servido para acoger la programación del Palau de la Música. Con muchos de ellos la relación fue fluida porque dependían de la misma responsable política, Glòria Tello, que ha sido concejala de Recursos Culturales en el Ayuntamiento y de Teatros en la Diputació de València. En caso de haber repetido en el cargo, la idea es que el viaje fuera de ida y vuelta, con el previsible cierre del Teatro Principal, que podría buscar tirar del Palau como escenario.