VALÈNCIA (C.G./EP). Fernand Léger, Pablo Picasso o Joan Miró son algunos de los artistas que durante su trayectoria han acompañado sus obras en distintas exposiciones colectivas. Junto con Genovés o Manolo Gil, entre otros, impulsó el grupo Parpalló y con el periodista y crítico Juan Portolés y otros artistas funda el Movimiento Artístico del Mediterráneo. Estas son son solo algunas de las muchas conexiones que ha ido tejiendo a lo largo de su extensa trayectoria el escultor Nassio Bayarri, fallecido ahora hace un año, una red a través de la que se explica su trayectoria y parte de la Historia del Arte reciente. Sin perder de vista estas conexiones, toca mirar al universo de Bayarri desde sus distintas aristas. Desde todas ellas, en realidad. Ese es el objetivo de la nueva exposición que presenta Fundación Bancaja, que supone una de las retrospectivas más completas realizadas hasta la fecha del escultor valenciano.
La muestra incluye esculturas, pinturas, dibujos, instalaciones, tablas y collages, y permite contemplar algunas de sus creaciones más icónicas junto a otras piezas que se muestran por primera vez al público, como el relieve en el que estaba trabajando antes de su muerte, un recorrido que sitúa su punto de partida en la década de los 50 hasta su fallecimiento en enero de 2023. El presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, y los comisarios de la exposición, el arquitecto Javier Domínguez y la escultora Amparo Carbonell, han sido los encargados de presentar un proyecto que se erige como el homenaje definitivo al artista, un recorrido por la evolución de la producción artística de Bayarri, marcada por el protagonismo del cosmos y la figura humana.
El proyecto revela a un artista que siempre estuvo comprometido con su tiempo e implicado en la modernización de la escultura, una muestra que se despliega con el objetivo de “dar a conocer en profundidad la obra de una figura imprescindible del arte contemporáneo”. En estos términos se expresó Alcón durante la presentación de una muestra que da cuenta la “respuesta plástica” de Bayarri a los dilemas existenciales del ser humano. No en vano, considerado el padre del cosmoísmo, la obra de Nassio Bayarri muestra una permanente búsqueda por las cuestiones más esenciales del ser humano. Estos planteamientos quedaron reflejados en su Manifiesto Cosmoísta, publicado en 1967, con el que plantea un arte del cosmos como camino para entender “qué somos, de dónde venimos y adónde vamos”. Como él mismo afirmó en su discurso de ingreso en San Carlos, en 1989: “Mi entrega a este mágico tema me ha llevado a cultivar, con la mayor honestidad posible, un estilo artístico que sintonice con mis creencias acerca de que existe vida en otros mundos y galaxias”.
“Era capaz de emprender proyectos que transformaran la sociedad, porque estaba convencido de que a través de la escultura podía transformar la sociedad y crear mundos distintos”, ha remarcado la escultura Amparo Carbonell durante la presentación. "Habla de cómo estamos condicionados a pensar y trata de romper esa imagen del espacio que han establecido como correcta", ha destacado, a la vez que ha subrayado que "pretende que nos sintamos parte de su cosmos". "Estaba convencido de que él era quien debía mostrar a los mortales que pertenecemos a un espacio que tenía otra dimensión", ha expuesto.
En esta línea, Domínguez ha recalcado que Bayarri "buscaba dibujar los sueños", le gustaba "provocar y debatir" y trataba de "sugerir". "Me recuerda a Machado cuando dice 'Solo el poeta puede mirar lo que está lejos dentro del alma'. A él le gustaba pensar que puedes descubrir otros mundos, otras historias", ha expresado. Perteneciente a una familia "tremendamente católica", el artista "quiso acabar con los dogmatismos" y tuvo "una mente mucho más abierta" que le llevó a "bucear en todas partes". En este punto, el comisario de la muestra ha mencionado las esculturas de Adán y Eva, en las que "no hay ni la más mínima referencia visual al relato judeocristiano". "Utiliza el relato bíblico para plantearse y cuestionarse la creación del universo.
La obra de Nassio Bayarri incluye numerosas referencias a la mitología clásica grecorromana y bebe, a su vez, de los trabajos de pintores españoles como Picasso o Goya. El primero constituyó para el artista valenciano una de sus escasas fuentes de información sobre las vanguardias y uno de los guías iniciales en su primera etapa. Por su parte, la obra de Goya forma parte esencial de la iconografía y tendencia a la abstracción de los personajes humanoides de Bayarri.
De esta forma, la aventura cosmoísta del valenciano no puede entenderse al margen de la influencia de ese "espíritu de rebeldía" de sus principales referentes: la curiosidad por la mitología, la religión, la superstición y la búsqueda del más allá sin los dogmas judeocristianos. Platón es otra de las figuras clave para entender la obra de Nassio Bayarri, pues se sirve de su filosofía para establecer la relación entre el mundo de las ideas y el mundo sensible. La exploración cosmoísta del escultor tiene cierto paralelismo con la búsqueda platónica del origen del mundo sensible, asimilando interpretaciones del atomismo y del pitagorismo, de las que hereda la pasión por los números y los objetos geométricos.
Amparo Carbonell ha resaltado la vinculación de Nassio Bayarri con València, pues ha asegurado que "cuando llegas a la ciudad, entres por donde entres, siempre te recibe una escultura del artista". "Y es muy difícil hacer un recorrido por València sin encontrarte una pieza de Nassio. Es un orgullo que tiene esta ciudad", ha expuesto. Así, ha afirmado que el artista, "siempre muy provocador", mostraba personajes "muy ligados" a la ciudad y a su historia, como Àusias March o Blasco Ibáñez, puesto que "se preocupaba por poner en valor su cultura". "En su propia obra tenía la sensación de que había un horizonte como el de València, en el que vemos el mar, es un horizonte cambiante y con infinitas posibilidades", ha agregado.
El Año Sorolla clausura sus actividades en València con una gran exposición en Fundación Bancaja en la que la emoción une el trazo del pintor y el relato de Manuel Vicent