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exposición de joaquín artime

En Misterpink, la fiesta no es para todos

22/04/2019 - 

VALÈNCIA. Hasta el 22 de mayo podrá visitarse en Misterpink Contemporary Art Projects (C/ Guillem de Castro, 110, Valencia) La fiesta no es para todos, una exposición individual de Joaquín Artime. El artista canario se apropia de elementos típicos de las fiestas para construir una gran instalación donde no falta ni el confeti ni la ironía. Agustín Fernández Mallo recoge en Joan Fontaine Odisea [Mi deconstrucción] (2001-2002) una frase que se atribuye a Étienne de Beaumont, “Las fiestas se dan sobre todo para aquellos a los que no se invita”. Ésta sentencia se convierte en leitmotiv para crear un espacio donde se evidencia la exclusión (no exclusividad) con las que operan las esferas de poder para mantener su endogamia. 

En 2015, el artista visitó una exposición titulada La fiesta es para todos, la cual representaba grandes masas de gente reunida en parques, conciertos, estadios, apuntando al poder de lo colectivo, a través de un ritual festivo, como fuerza motora para que, desde lo común, fuese posible introducir un cambio radical en nuestras sociedades, con la vista puesta en movimientos como el 15 M y la Primavera Arábe. Artime desestabiliza ese sueño utópico y lo espolvorea con la artificiosidad de microplásticos brillantes. A la pregunta ¿es hoy la fiesta para todos?, responde con contundencia, evidenciando cómo no pertenecemos a esos grupos selectos que son invitados a galas benéficas, pasarelas, photocalls, inauguraciones de comercios de lujo. Estamos fuera, los órganos de poder se han encargado de ello.

Por eso, esta fiesta particular se convierte en una desproporción de plásticos y materiales metalizados que no invita a quedarse. Se distribuyen por la sala con un fuerte componente escultórico para acabar convirtiéndose en obstáculos que interrumpen el paso. Ya en la entrada, una multitud de globos de distintos materiales y tamaños cuelga del techo, tan bajo que obliga al espectador a pasar agachado. 

La exposición se concibe como un laboratorio donde sucesivamente se irán produciendo cambios en el espacio expositivo. A las palabras de Beaumont se suman las de pensadores como Maurice Blanchot, Boris Groys, Giorgio Agamben y reflexiones de Carlos Gamerro sobre William S. Burroughs. Citas de las cuales Artime se vale para subrayar la perversión del juego, la exclusión, el poder, los excesos y las adicciones. El artista las troquela en banderines y guirnaldas de materiales industriales brillantes, translúcidos, para dejarlas caer lánguidas, sin desplegarse. El texto se presenta codificado, velado. En unas semanas, todos los banderines se abrirán, cambiando por completo la percepción del espacio y generando una superposición de letras intransitable e ilegible.

También hay lugar para la acción en un proyecto como éste. Dos piezas invitan a interactuar con ellas. La primera es un cubo blanco relleno de gel con purpurina que el visitante podrá aplicarse directamente sobre el cuerpo, del modo que guste. La segunda funciona como texto de sala, se trata de un cúmulo de letras-confeti que se puede leer y llevar a casa. La primera acción performática se produjo el día de la inauguración. Los visitantes eran parados en la entrada por dos hombres vestidos de negro, estos les solicitaban el nombre y si aparecían en la lista, lista en la que nadie se había apuntado, entonces podían pasar. Así, al llegar, todo el mundo debía pasar por la incertidumbre de saber si estaba dentro o fuera, creando dinámicas en las cuales unos entraban y otros se quedaban en la puerta. En esta línea se preparan otras acciones puntuales, la siguiente se realizará con la gente que no pudo acceder y facilitó sus datos.

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