crítica de cine

'Friends and Strangers': cosas de milenials

Culturplaza analiza los largometrajes de la Sección Oficial de Cinema Jove 2021

9/06/2021 - 

VALÈNCIA. “El humo no vale nada, el humo no tiene valor”, dice ella. “El mundo entero es humo”, responde él. En la misma sala, un tercer interlocutor que dibuja un abismo generacional entre ambos jóvenes, un hombre que no entiende muy bien de qué va este intercambio de palabras, un coleccionista de arte que lo único que quiere es que el atormentado invitado, Ray (Fergus Wilson), se centre en su objetivo: hacer el vídeo de boda de su hija. Pero el humo sigue ahí. Cosas de milenials, supone. 

Este intercambio de palabras entre él y ella encapsula el espíritu de la película Friends and Strangers, una escena en la que su protagonista pone negro sobre blanco el desasosiego de su generación y, también, su propio estado vital, un parco diálogo que nada entre lo general y lo concreto, un retrato que intenta ser global a partir de lo personal.

La cinta australiana Friends and Strangers, que firma el realizador James Vaughan, se presentará en la Sección Oficial del festival Cinema Jove, que se celebra del 18 al 26 de junio, un relato que quiere hacer una fotografía desordenada de la juventud contemporánea. Una imagen, eso sí, con un marco bien rígido, marcado por una sociedad que esconde mucho más de lo que se cree (y de lo que se presenta de manera explícita en la película). Este camino lo hace a través de un personaje que parece extraviado de una película de Éric Rohmer, el videógrafo freelance Ray, que permanece aislado en el escenario de la clase burguesa australiana, perdido entre sus problemas emocionales y una cada vez más palpable sensación de vacío.

De esta forma, el espectador acompaña a Ray en un camino sinuoso, un recorrido que no tiene meta ni conclusión final, una decisión plenamente consciente de su director, que dibuja a un personaje pensativo pero sin un desarrollo emocional claro, impasible. La decisión no es casual. Vaughan utiliza a sus personajes como una suerte de espejo de una cultura australiana que, explicó en un encuentro organizado por el Lincoln Center, practica el “olvido activo”, una mirada enfocada al presente que trata de no echar la vista atrás y, por tanto, nunca llega a digerir el complejo pasado de su sociedad. Y es que esta reflexión también pasa por el privilegio de la población blanca en un país multicultural, aunque los grandes medios locales todavía no reflejen esa diversidad, un apunte que el director hace, en cualquier caso, poniendo el foco precisamente en su burguesía.

Sin embargo, aunque la cinta quiere ser una mirada generacional, el yo prevalece siempre en una narración tan anclada en el presente que huye de la perspectiva, un anclaje que solo se sostiene con su relación (o falta de ella) con el personaje de Alice (Emma Diaz). Además plantea una estructura que dibuja un puzzle cinematográfico que fomenta precisamente la distancia con el personaje principal, que aunque se nos acerca con algunos tintes de humor, se presenta bien distante. 

¿El mayor problema de esto? Quizá una sensación de superficialidad que uno no acaba sabiendo si es intencionada o no, una lejanía emocional que hará preguntarse al espectador quién es realmente el amigo y quién el extraño. Friends and Strangers se podrá ver el próximo día 18 (11.30 horas) y 22 (22 horas) de junio en La Filmoteca.


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