VALÈNCIA. (EFE) El valenciano Gustavo Gimeno (1976) está "casi seguro" de que si fuera un motociclista de 15 años que hubiera ganado algún mundial el Gobierno le habría felicitado, pero que le hayan designado director de la orquesta de Toronto no ha merecido ninguna reacción: "la cultura no da dinero ni votos", dice.
Gimeno, que dirigirá a la otra orquesta de la que es titular, la de Luxemburgo, el lunes y el día 15 en el Auditorio Nacional, y el 13 en el Palau de la Música de València, fue elegido el pasado mes de septiembre, tras pasar un largo proceso de selección, por la Orquesta Sinfónica de Toronto (TSO, en inglés) para hacerse cargo de esa formación desde la temporada 2020-2021.
"En Estados Unidos los detalles se miran muchísimo. El primer contacto fue en agosto de 2017. Se fueron sucediendo los 'ojeadores' y al final fui el elegido. Enriquece probar en muchos sitios diferentes, pero no aceptaría dirigir una orquesta peor que la que dirijo", explica en una entrevista con EFE el músico.
Se siente identificado tanto con Luxemburgo, donde dirige la Orchestre Philharmonique du Luxembourg desde 2015, como con Toronto, y combinar ambas le servirá para priorizar aún más en su carrera: "Me han invitado en España pero no va a poder ser. Hay el tiempo que hay".
Si ya tenía poco tiempo, desde 2020 tendrá que ser mucho más exigente con todo porque su vida se divide entre dirigir y "empollar": "cuando mi hija tenía poco más de cinco años le preguntaron que si sabía a que se dedicaba su papá y ella dijo que 'a estudiar", se ríe.
Para lo que sí parece que "podría tener tiempo", aunque no quiere desvelar ningún detalle, es para dirigir una ópera dramatizada en el Real y otra en el Liceo: "estar en mi país durante varias semanas preparando la obra y dirigiéndola me apetece mucho", concede.
No se esperaba que nadie del Gobierno le felicitara por su designación aunque está seguro que de haber sido, por ejemplo, un motociclista de 15 años que hubiera ganado un mundial "sin duda" le habría llegado del Ejecutivo y de la Casa Real.
"La Cultura es algo que no da dinero ni votos. No soy muy optimista al respecto, pero nuestro deber es seguir luchando que la Cultura sea parte más importante de nuestra vida. Se nos enseña a leer, a sumar y a restar, pero no nos incitan a expresarnos artísticamente", lamenta.
Encuentra la política "bastante cansina y pesada", porque es "todo a base de impulsos o reacciones; no parece que se esté hablando de gestionar el futuro sino a ver dónde te pillo, dónde metiste la pata", y cree que "lo de Cataluña" acabará "en fractura total": "respeto el sentimiento independentista, pero que actúen como si la otra mitad no existiera me deja boquiabierto".
Sobre su repertorio en los conciertos en España, explica que la orquesta del Gran Ducado celebrará su 85 aniversario en el Auditorio Nacional, en el ciclo de Ibermúsica, con la violinista Vilde Frang, que interpretará obras de Beethoven -el 12- y Bártok -el 15- y la soprano Miah Persson pondrá la voz solista a la cuarta sinfonía de Mahler -el 15-, orquestada por Matheus.
En València, de nuevo con Vilde Frang y Miah Persson, interpretarán el concierto para violín de Beethoven y la cuarta de Mahler.
Su deseo es que "al menos durante un par de horas" el público pueda "sentir la música" y compartir con ellos el placer de hacerla.
"Son programas muy diferentes, pero es que siempre queremos aportar algo en cuanto a repertorio", subraya el director sobre su orquesta, a la que describe como dueña de un "estilo natural, fluido y divertido" en la que "hay muy buena química y sentido del humor, además de ser músicos muy formados y humildes".
Ni a él ni a sus compañeros, dice, les preocupa el reconocimiento público, su única ambición es hacer música lo mejor que puedan: "Yo no estoy aquí para mandar sino para generar oportunidades", añade.