compromiso social

Hostelería por un mundo mejor

Hay personas que lo tienen más difícil a la hora de encontrar empleo. Por suerte, también hay empresas y proyectos hosteleros que apuestan por darles una oportunidad laboral, que además de transformar sus vidas, ayuda a visibilizar que el mundo es diverso. 

| 21/04/2023 | 10 min, 10 seg

Alex, Katya, Dunia y el resto de compañeros y compañeras preparan los últimos bocadillos que saldrán en el catering que ese día han organizado en el CDT de Valencia. Hoy los han preparado de sobrasada y queso. También han hecho un hojaldre de dulce de leche con plátano. Cada semana tienen un evento similar donde ponen en práctica todo lo que han ido aprendiendo tanto en sala como en cocina en los últimos días. Esta vez han tenido poco tiempo para prepararlo y han experimentado más nervios de los habituales. “La cocina me gusta, pero si hay estrés, me pongo de los nervios... En una cocina siempre hay mucho estrés”, dice Katya convencida. 

Ahora ya están más relajados y en un rato bajarán a almorzar con el resto de estudiantes que han estado en sala. “Hoy hemos jugado con esa tensión, porque normalmente tenemos tiempo para preparar los eventos con calma y eso no es la realidad. Ellos tienen que vivir esa realidad, los nervios de que no llegamos, ese jefe de cocina metiéndoles caña… porque es la realidad que van a vivir. Así que he querido forzar que fuera así. Y ha salido todo muy bien”, explica satisfecho Rubén Fenollar, cocinero y profesor de los cursos de Hostelería que imparte la Fundación Asindown. Porque estos chicos y chicas, todos con algún tipo de discapacidad intelectual o con síndrome de Down, se están formando en hostelería con el objetivo de trabajar, ya sea en la cocina o en la sala de un restaurante. Y como cualquier otro profesional del sector, deben saber que sí, que durante el servicio se viven momentos de nervios y hay que saber atajarlos. A pesar de ello, Alex, con 23 años y una bonita voz con la que podría perfectamente doblar películas, tiene claro dónde le gustaría trabajar: “en una pizzería”.  


Algunos de los 16 jóvenes que hoy están realizando estos cursos formarán parte a partir de septiembre de ‘La mare que va (LMQV)’, un proyecto formativo innovador que Asindown presentó hace pocos meses y que tras cuatro años de trabajo, acaba de arrancar con las obras de rehabilitación y acondicionamiento del espacio ubicado en La Marina.  LMQV es un centro de formación en hostelería y turismo para personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual donde empresas, instituciones y la sociedad en general podrán celebrar sus eventos, fomentando la inclusión sociolaboral del colectivo y poniendo en valor sus capacidades mientras se les da visibilidad. De hecho, el diseño del edificio está pensado para ofrecer la máxima visibilidad del alumnado. Se busca, entre otras cosas, normalizar la discapacidad.  Si todo va bien, la actividad formativa arrancará a partir del curso 2023-2024. 

La formación que ofrecen en colaboración con el CDT se imparte desde hace algunos años en Valencia, Gandía y Benidorm. Varios de los alumnos que han pasado por sus aulas están contratados. Pablo en Gontier, Alex en la sala del restaurante Riff, Kevin en Turqueta, también en Begin hay varias personas trabajando. “Cuando hablas con los compañeros de los restaurantes donde trabajan coinciden en que son una inyección de pasión, de alegría, de buen rollo… porque todo lo que hacen lo hacen con un entusiasmo que se contagia”, afirma Roberta Lazzari, coordinadora de La Mare que Va. “El proyecto de LMQV nace, además de para preparar al alumnado, para que la sociedad vea lo que estamos haciendo. Es el nexo de unión entre formación, la puesta en valor de sus capacidades y la inserción laboral”, añade. “La discapacidad no va de lo que no sabemos hacer sino de lo que sí sabemos hacer. Esto va de identificar las capacidades que tiene cada uno de ellos y potenciarlas. Y con LMQV las visibilizaremos”, apunta la responsable del proyecto. 

Encontrar trabajo a partir de los 50 años 

Vicky trabaja en el restaurante Levante desde hace dos años. Fue administrativa durante 18, pero la empresa cerró y se quedó en el paro. Con 52 años y siendo familia monomarental, el futuro no parecía sencillo. Hasta que a través del SEPE conoció los talleres de empleo dirigidos a la formación profesional en hostelería que el Ayuntamiento de Valencia promueve desde 2018, financiados por la Dirección General de Labora. “Fue como si me hubiera tocado la lotería”, comenta. Cada año este programa forma a veinte personas, diez especializadas en cocina y diez en sala, a las que el Ayuntamiento además contrata por ese periodo de tiempo. Doce meses en los que, además de formarse, se desarrollan profesionalmente trabajando en centros municipales, haciendo servicios de catering y/o eventos. El alumnado –mujeres en su mayoría– son personas desempleadas de larga duración y un porcentaje se encuentra en riesgo de exclusión social (algunas han sido víctimas de violencia de género). 

“La filosofía del programa es dar una nueva oportunidad a estas personas, ofreciéndoles la posibilidad de inserción en el mercado laboral. Este programa supone una conexión a distintos niveles como el laboral, el interpersonal…, el hecho de salir de sus casas, percibir un salario digno y sentirse útiles, les ayuda al fortalecimiento de su autoestima y a tener la posibilidad de ilusionarse ante un futuro inmediato”, señalan desde el equipo directivo y docente del Taller de Empleo Gastro VLC 2022.  Rafa Vidal es el propietario del restaurante Levante donde trabaja Vicky. Hace dos años le contactaron desde el taller de empleo para saber si estaba interesado en contratar a alguna de las alumnas. Contrató a dos de ellas. A la semana de que Vicky entrara a trabajar, ya tenía un contrato indefinido. La experiencia ha sido tan buena que cada vez que otros compañeros hosteleros le preguntan por si conoce algún profesional que busque trabajo –una consulta recurrente en hostelería–, el empresario les remite a los talleres de empleo. “Para muestra un botón, no tengo que exagerar nada porque es la realidad de los hechos. Mi experiencia ha sido más que positiva”, afirma. 

Los bares y restaurantes que contratan a las personas que se forman en los talleres de empleo es innumerable. “Desde establecimientos tradicionales y emblemáticos de la ciudad a restaurantes con estrellas Michelin y reconocidos con soles Repsol”, apuntan desde la dirección de los talleres. Kaymus, La Salita o Villaplana son algunos de los restaurantes que han contratado a alumnas, pero hay muchos más. La cocinera Chabe Soler está muy implicada en el proyecto desde el inicio. Colabora impartiendo formación y show-cookings de manera altruista, además de contagiar al alumnado su amor por la cocina. “Intento ayudarlas y motivarlas, les cuento que si se esfuerzan, en este sector pueden tener una salida. Yo no voy a darles una clase magistral, lo que quiero es pasar una mañana divertida con ellas”, asegura.

Un mundo diverso es un mundo mejor

José Luis Martínez trabaja en Els Magazinos, el mercado gastronómico y cultural de Dénia que abrió sus puertas hace cuatro años. Con su sueldo mantiene al resto de su familia. Hasta aquí nada excepcional. Solo que Jose Luis estudió y se formó en el Centro de Educación Especial Raquel Payà de la capital de la Marina Alta porque es una persona con diversidad funcional. Un caso similar al de Vicent que hace poco empezó a trabajar en el hotel Marriott de Dénia o el de David que, aunque natural de la Vall de la Gallinera, vive en un piso tutelado y trabaja en el restaurante Saona de la localidad. José Luis empezó en Els Magazinos haciendo unas prácticas como embajador de arte y se quedó. De eso hace ya tres años. Su trabajo consiste en realizar visitas guiadas por las diferentes exposiciones que a lo largo del año acoge la galería de arte del mercado.

Él fue uno de los alumnos del proyecto Inclou-me que nace de la mano de Els Magazinos y el colegio Raquel Payá, por el que los chicos y chicas con diversidad funcional realizan prácticas en empresas de hostelería para completar su formación. Desde Els Magazinos además les imparten una veintena de masterclass durante el año, todas relacionadas con el sector en el que se están formando. Hace poco realizaron un taller de croquetas, aprenden a tirar cervezas, elaboran empanadas argentinas o van a comprar al mercado productos de temporada para a continuación realizar una paella



“Dar visibilidad a las personas con diversidad funcional y servir de ejemplo a la sociedad para que cualquier empresa del sector pueda darles las oportunidades necesarias es el objetivo que buscamos en Els Magazinos”, explica su director Luis Cañizares. El compromiso social de la familia Cervera, promotora de Els Magazinos, siempre ha sido firme, “en nuestra filosofía las personas siempre han sido lo primero, estamos comprometidos con la visibilidad de los agricultores, de los comerciantes locales… no solo con las personas con diversidad funcional, y poder ofrecerles las oportunidades que a veces no se les dan es importante”, asegura Diana Cervera, gerente de Els Magazinos. Ese compromiso les llevó a recibir el Premio Nacional de Hostelería en 2021 como mejor empresa comprometida con las personas con discapacidad.


Miquel Ivars es el director del colegio donde se han formado Jose Luis, Vicent o David. Allí, además de otras titulaciones, desarrollan un programa formativo dirigido a hostelería, similar a una FP ordinaria, pero adaptado a personas con diversidad funcional. Los cursos tienen una duración de dos años y están enfocados a que los alumnos y alumnas puedan trabajar en la cocina o en la sala de un restaurante o un hotel. “Les enseñamos desde leer recetas a través de pictogramas, ya que algunos no saben leer; repasamos las matemáticas para que aprendan el manejo del dinero e incluso las clases de educación física las adaptamos para que practiquen y mejoren en la destreza del uso de las bandejas”, explica Ivars, que además del responsable del centro es profesor de esta última disciplina. “Bromeamos diciendo que aquí formamos al camarero perfecto. Lo que intentamos es explorar sus capacidades y ofrecerles el mayor número de oportunidades. Todos tienen un don en algo”, remarca. 

“Bromeamos diciendo que aquí formamos al camarero perfecto"

Y así lo demostraron en el XI Concurso Internacional de Cocina Creativa de la gamba roja de Dénia celebrado en febrero donde los estudiantes fueron parte del servicio de sala. Respecto a Inclou-me, Ivars remarca el papel que ha jugado el mercado gastronómico y cultural de Dénia. “Esto ha salido adelante gracias al apoyo de Magazinos y al de toda la familia Cervera que han sido los primeros en creer en él. Ellos han servido de modelo para el resto de empresas de hostelería que nos han apoyado. Els Magazinos ha ayudado a transformar las mentalidades de otros empresarios de hostelería”. Con 10 alumnos que han finalizado los estudios, actualmente tres han sido contratados. “Con uno contratado ya era un sueño, imagínate con tres”, puntualiza Miquel Ivars. 

Este artículo se publicó en la revista Plaza del mes de abril

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