Más de 2.000 m2 y hasta 22 paradas, entre locales y puestos de mercado, para reivindicar la cultura y la mesa del Mediterráneo
VALÈNCIA. El barrio Baix la Mar, a los pies del castillo de Dénia, es un laberinto de calles empedradas donde se amontonan las casas coloridas de los pescadores. Se corresponde con lo que un día fue el raval de la mar, y posteriormente un hervidero de almacenes; cubre el espacio donde antes se encontraban las caballerizas de los nobles, y más tarde se instalaría el gremio de fabricantes de juguetes, quienes contaban con la licencia de Disney. Del siglo XVI al XXI, ha ejercido de atarazanas, área industrial y epicentro de la vida local; todo ello, sin perder ni una pizca del carácter mediterráneo que le caracteriza. Y ahora, entre sus ventanas enrejadas y sus balcones floridos, se adivina una nueva construcción que está dispuesta a perpetuar el legado. A seguir escribiendo la historia que este lugar merece.
Bajo el nombre de Els Magazinos (evoca magatzem en valenciano, almacén en castellano) arranca un proyecto de gran envergadura, a medio camino entre el mercado gastronómico y el espacio cultural. Más de 2.000 m2 y hasta 22 paradas, contando locales de restauración y puestos de venta, con un espíritu común: la buena vida, la buena mesa. No en vano, agita la bandera de #DéniaEsVida, ese lema que se acuñó cuando la Unesco decidió que fuera Ciudad Creativa de la Gastronomía en 2015. Estamos en un espacio donde se apuesta por la tradición culinaria y se sirve el mejor producto de la comarca, pero también donde tienen cabida la artesanía y la cultura en general. En un lugar que tira de los cimientos del pasado, presente en cada decisión que se ha tomado, para construir un futuro todavía mejor.
El proyecto nace del impulso de Federico Cervera, perteneciente a una familia de cuatro generaciones de tradición culinaria, quien cuenta con nueve restaurantes en la ciudad (Casa Federico, La Seu, Ca Pepa Teresa, El Forn...). El empresario ya acometió otro proyecto de recuperación en 2015, cuando reabrió el antiguo cine Condado, que había cerrado en 2008. Aquí hay una inversión todavía mayor, y hasta se involucran sus hijos, quienes comparten el deseo de que Dénia luzca en todo su esplendor. "Es una idea que me rondaba desde hacía años. Esta calle la recuerdo de antes, de cuando todavía estaba llena de pequeños gremios. Siempre ha habido movimiento, siempre ha habido vida", asegura con orgullo.
Basta cruzar el arco de la entrada y acceder a una gran plaza empedrada, para comprobar que el lugar es especial. Se trata de una antigua fábrica de juguetes del carrer Pont, en el mismo corazón de Baix la Mar, repensada por completo para sobrevivir en el tiempo. La obra respeta el entorno y resalta las virtudes del paisaje, entre el mar y la montaña. No en vano, el proyecto arqueológico recayó en Josep Gisbert y la programación cultural en Luis Cañizares, quienes tuvieron claro en todo momento el potencial de las ruinas. Se han conservado las piedras y las maderas originales, además de apostar por la amplitud y la entrada de luz del Mediterráneo. Techos altos, casas antiguas. También hay terrazas en varias alturas, que a su vez ejercen de mirador con vistas al castillo, maravilla de Dénia.
Por un momento pareció que el día de la inauguración no iba a llegar. Els Magazinos ha requerido más de un año de trabajo y, para colmo, las fuertes lluvias de Semana Santa dificultaron la obra y retrasaron la inauguración. Finalmente será el 29 de abril cuando este espacio, por el que se espera que pasen de 2.000 a 4.000 personas al día, abra sus puertas.
En Els Magazinos habrá un restaurante principal: Les Cuinetes. El nombre no es casual, sino que atiende a las cocinas de juguete que se encontraron entre las ruinas. Todavía se conservan, y están situadas en la estantería del fondo. El negocio pertenecerá a la familia Cervera y ofrecerá, como no podía ser de otro modo, cocina de mercado y producto de la Lonja. Buenas ensaladas, mejores pescados, coques de la Marina, dulces tradicionales. A este proyecto se suma la terraza del mercado, bajo el nombre A la fresca, que promete estar abierta durante todo el año. Cerveza para las mañanas soleadas y cócteles de autor para las noches de verano. El trago se vuelve onírico desde la terraza con vistas al Montgó.
El restaurante principal está situado en la casa de la entrada y, como si de un poblado se tratara, una calle da acceso al resto de paradas, algunas cubiertas y otras en forma de barra. Cada cual se ha encargado de su parte de la obra y ha dispuesto a su manera. Hay oferta para cualquier momento del día porque, al menos de arranque, el horario será non-stop. Se puede tomar el primer café, disfrutar del almuerzo en familia o festejar la noche. La oferta es heterogénea, y va del sushi a la pasta, pasando por la pastelería o la coctelería, las tapas y el vermú, o un tailandés y un libanés. Siempre ambicionando que se trabaje con producto local y de calidad, un pilar que distingue el territorio de la Marina.
Barras, locales, vida. Uno de los nombres conocidos que se vincula al proyecto es Andrés Soler, de Ostrarium, quien impulsa una parada de 40 m2 cuadrados en Dénia. Y la apuesta es certera. "Se va a trabajar por castigo, porque el lugar es precioso, el concepto es muy especial y hay firmas detrás con una apuesta muy fuerte", asegura. Además del cliente local, el turista que visita la Marina suele tener un componente premium, lo que encaja muy bien con las ostras que él dispensa. "Dénia es un epicentro gastronómico, hay producto de primera, una gran Lonja, y la gente viene a propósito a esta zona, estoy seguro", dice.
Ya que cambia de aires, incorpora nuevos productos. "Añadimos guisos marineros de la zona de la Marina, quiero empezar a trabajar el caliente", anuncia. Pescado, mucho, de la Lonja de Dénia; gamba roja, gamba blanca; y pulpo. Se mantiene la gran variedad de ostras provenientes del del Mediterráneo y del Atlántico; se potencian las salazones y conservas.
Hemos visto que Els Magazinos es, ante todo, una apuesta por el kilómetro cero. Por la sostenibilidad del entorno, por el producto local. Esta filosofía quiere impregnar también la programación cultural del espacio, que incluirá una exposición del dibujante valenciano Paco Roca. En el futuro se seguirá apostando por artistas de la Comunitat, o por proyectos que se vinculen al territorio de algún modo. Habrá talleres, también música; se impulsará a los emprededores, se celebrarán mercadillos de artesanía. En definitiva, se llevará a cabo un trabajo colaborativo que ponga en valor las virtudes de lo nuestro. Una apuesta por conectar a productores, hosteleros, cocineros, artistas y vecinos en torno a un edificio singular.
El mercado que habla de la vida, que libra una batalla en favor del patrimonio de Dénia, ha llegado para quedarse. "Vamos a empezar a lo grande y luego iremos viendo. Queríamos y queremos un sitio donde vivir Dénia", decía Luis Cañizares. Iba más allá Diana Cervera, hija de Federico, sentada junto a su hermano: "Queremos un sitio que transmita nuestra filosofía familiar. La misma de la que nos hemos empapado alrededor de la mesa. Para mí la vida es eso, estar a la fresca una noche de verano, alrededor de una buena mesa, con tus abuelos y seres queridos. Y creo que eso también es el Mediterráneo".