VALÈNCIA. La profesionalización del proceso de selección de los autores de la campaña gráfica de Fallas ha supuesto un antes y un después en la misma, un cambio mucho más profundo que el de un cartel. O varios. Tras el rompedor Ibán Ramón y el binomio formado por el ilustrador Luis Demano y el especialista en caligrafía y lettering Joan Quirós, son las integrantes de Estudio Yinsen (María Pradera y Lorena Sayavera) quienes completan en 2018 un trienio marcado por el buen diseño, la conquista de nuevos espacios y una llamada a proyecto que ha puesto de acuerdo –por fin- a la administración y a las asociaciones de profesionales. El camino, sin embargo, se hace andando y, tres años después de sacudir el método de selección toca hacer balance. ¿Es un buen momento para el diseño en Fallas? “Sí”. Así de rotundas se expresan desde Yinsen, quienes destacan la importancia de contratar a profesionales, “algo que no pasaba antes”. Por su parte, Demano reconoce que la comunicación visual está viviendo un buen momento aunque, incide, “queda todavía mucho por recorrer”. Hablaremos de esto.
El presente, por supuesto, también tiene que ver con un caldo de cultivo que se trabaja desde hace mucho tiempo y no siempre desde la administración. “Desde hace unos años se vienen haciendo grandes aportaciones en materia de diseño por parte de algunas comisiones, como las de Falla Corona, Na Jordana, Castielfabib o Ribesan”, destaca Ibán Ramón, quien incide por ejemplo en la calidad de muchos de los llibrets editados por comisiones. Él mismo ha confeccionado alguno, siendo también destacados los ejecutados por los diseñadores Roberto Heredia y José Francisco Carsí o por Dídac Ballester. Pero ahora viajemos al presente. Hace apenas unas semanas que Pradera y Sayavera presentaron su propuesta para 2018, una colección de carteles trabajados a partir de papel, material que ya les valió aplausos en su trabajo para la Gran Fira de València, un proyecto que llega bajo tres lemas: ‘Som tradició’, ‘Som pólvora’ y ‘Som foc’. Su objetivo final: apelar al amor con una clara “intención unificadora”.
“Algo que nos tocaba por el momento social que estamos viviendo es el conflicto de Cataluña, donde las emociones están a flor de piel y se generan sentimientos de odio, algo que nos parece muy triste. Las Fallas son trasversales, hay amantes de las Fallas de todos los colores políticos, por lo que nos marcamos como objetivo conectar con el mayor número de personas y no entrar en guerras políticas. Analizando esto pensamos que queríamos tocar las emociones desde el amor, apelando al sentimiento fallero, algo común para todos”, explican desde el estudio. Tanto es así que este objetivo global también se ha plasmado en el diseño del trofeo pirotécnico, un corazón de madera atravesado por un masclet. Esta campaña supone la tercera de esta nueva etapa, un trabajo que se suma al de Demano y Quirós, que en 2017 quisieron poner el foco en la “energía popular” como elemento constructor de identidad cultural, y al de Ibán Ramón, quien destacó “los valores culturales por encima de los meramente festivos”.
Uno de los puntos en común de esta nueva etapa en el diseño festivo ha sido la decisión de plantear una campaña dividida en distintos carteles, siendo Ibán Ramón el primero en ponerlo sobre la mesa, con un trabajo que sirvió como promoción de la candidatura de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De esta forma, en los tres últimos años se ha realizado más de una quincena de carteles (incluyendo la propuesta original, adaptaciones para la Generalitat Valenciana o creaciones para eventos específicos como la Exposició del Ninot o el calendario pirotécnico), pero, ¿por qué? “ Un cartel puede ser una identidad suficiente para presentar un evento, pero no puede tener un contenido comunicativo amplio y complejo, por definición”, asevera Ramón. “En todo momento nos lo planteamos como una campaña de comunicación y no como un simple cartel. La idea de vivir la fiesta con los ‘cinco sentidos’ en torno a la que giraba nuestra campaña, nos hizo tomar la justificada decisión de hacer cinco carteles en lugar de uno”, indica por su parte Luis Demano.
Si la apuesta por crear más de un cartel se podría decir que ha sido ‘marca de la casa’ en los últimos años, lo cierto es que en la propia llamada a proyecto se especifica el encargo de una imagen gráfica, no de un cartel. “Hay muchas necesidades de comunicación diferentes y es más potente plantearlo como una serie, porque puedes seccionar los mensajes y llegar de una forma más directa al público”. Así lo eplican desde estudio Yinsen, quienes reconocen que han hecho un esfuerzo por reducir el proyecto, que finalmente consta de tres imágenes. “Pensamos que una serie cumple mejor el objetivo porque se quieren decir demasiadas cosas con una sola imagen”. Pero en todo este contexto creativo también entran en juego las distintas sensibilidades de una fiesta tan plural como pasional, un escenario no siempre fácil de navegar. Sobre esta cuestión, desde Yinsen reflejan con honestidad un camino que no les ha resultado del todo sencillo. “Hemos tenido una experiencia muy sufrida, estamos contentas con el resultado pero lo hemos pasado bastante mal en el proceso precisamente por la presión social que supone. Empezamos trabajando la sátira y la ironía, pero claro, es un terreno muy peligroso porque hay mucha crítica y no queríamos ofender a nadie. Con más tiempo, es posible que hubiéramos encontrado ese punto medio en el que puedes plantear algo con humor y que pueda ser aceptado y valorado, pero al final, hemos preferido adaptarnos al público y salirnos de lo que solemos diseñar de forma natural”.
Sobre esta cuestión, también Ibán Ramón habla de tener “muy presente al público valenciano y concretamente al fallero” durante el proceso creativo. “Lo que se haga va a ser analizado con lupa y con toda seguridad criticado por parte del ámbito fallero. La actividad del diseño todavía no es respetada en esta ciudad, todo el mundo cree entender y se atreve a juzgar con facilidad. Los diseñadores tratamos de hacer bien nuestro trabajo, pero tampoco somos ajenos a esta realidad”, indica Ramón. Por su parte, Luis Demano destaca que la fuerte exposición no condicionó especialmente su labor y hasta se muestra satisfecho –y sorprendido- del feedback que recibió él y Quirós. “Flipamos bastante con la buena acogida que tuvo nuestra campaña, e incluso cuando salió alguna crítica puntual nos la tomamos con bastante sentido del humor, como cuando alguien dijo que la bunyoleria de uno de los carteles parecía una mezquita. Nos reímos mucho con aquello”.
Cuando uno se enfrenta al encargo de la imagen de Fallas se encuentra ante un abanico de posibilidades que, depende de cómo se mire, puede ser o no infinito. Cuestión de tópicos, el ilustrador Luis Demano habla del “inquietante” proceso de ‘Disneyficación’ de las fallas bajo la excusa de que gusta a una mayoría. “Ese enfoque infantilista (que no infantil) de nuestro imaginario colectivo edulcora y desplaza por completo la función de crítica social y expresión popular que forma parte de la tradición de las fallas, relegándola a un segundo plano cuando no suprimiéndola por completo”, afirma. No se trata tanto (o solo) de romper con todo, sino de poder jugar con todas las cartas que ofrece la baraja, sin corsés. Si se pregunta a Ibán Ramón por un tópico del que hay que huir a la hora de enfrentarse a la campaña gráfica lo tiene claro: “El hecho de que, como hay una estética dominante barroca en la creación de fallas, la imagen debe serlo también. Cualquier marca o anunciante con trayectoria y muchos años de experiencia sabe que aunque el producto sea básicamente el mismo, la comunicación debe ser renovada continuamente, además de adaptarse adecuadamente a cada medio, para poder ser efectivo”.
“No pensamos que haya que huir de ningún tópico, las Fallas son lo que son, lo que hay que hacer es interpretarlo desde un nuevo punto de vista para aportar algo diferente”, reflejan por su parte desde estudio Yinsen. Y es que, entre lo tópico –o lo típico- también hay aspectos irrenunciables o a reivindicar. Entre ellos, Ramón incide en la propia ciudad, su calles y monumentos, un contexto urbano sin el que no se puede comprender la fiesta. “Antes era un tópico en la cartelería el uso del skyline de la ciudad, desde que Segrelles lo incorporó a su cartel de 1929. Cada pocos años aparecía un miguelete o la silueta de varios monumentos al pie del cartel. Pudiera parecer una imagen folklórica y tópica, y tal vez usado como complemento lo sea, pero como imagen principal de la comunicación, los monumentos y la imagen de la ciudad creo que puede ser un buen argumento. La fiesta fallera invade la ciudad”, recalca. Por su parte, Demano insiste en la labor de crítica social de la fiesta, elementos que no le son ajenos al autor, que en muchos de sus trabajos editoriales plantea cuestiones de actualidad de manera mordaz.
Tres años después de que la concejalía de Cultura Festiva impulsara los cambios en la selección de autor para la campaña de Fallas –de acuerdo con la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV), de la Asociación Profesional de Ilustradores de Valencia (APIV) y de la Asociación de Empresas de Comunicación Publicitaria de la Comunidad Valenciana (ComunitAD)- se puede hablar de la consolidación de un cambio que ha elevado la imagen de la fiesta. Tanto dentro de la propia ciudad como fuera de ella. Sin embargo el pasado reciente de los concursos especulativos y un rodaje relativamente corto también sitúa el proceso de cambio en un punto en el que todavía quedan aspectos por pulir. “La línea que se lleva en la actualidad es acertada, lo cual no quiere decir que no existan pequeños aspectos en la gestión a mejorar pero, en general, creo que vamos bien”, afirma Ibán Ramón. Por su parte, Demano sí especifica algunos de los puntos a mejorar: “Debería incrementarse el precio de partida que se establece para los adjudicatarios del concurso, aunque posteriormente se pague el abundante trabajo extra. La percepción social que se tiene de nuestra labor profesional tristemente va en función del valor monetario de nuestro trabajo. En consecuencia, el actual precio de partida del concurso no refleja la dimensión real del volumen total de trabajo que implica el encargo”. Así las cosas, el ilustrador explica que tanto él como Quirós estuvieron dedicados a la campaña durante prácticamente cuatro meses.
“Mucha gente cree que nuestra labor se reduce simplemente a ‘hacer el cartel’ e incluso consideran que ese precio de partida del concurso es excesivo. Sigue existiendo un total desconocimiento de cuál es nuestra labor real durante todo el proceso de comunicación de la fiesta y el total de horas reales de trabajo que implica”. Cabe destacar que este año se aumentó la partida hasta los 4.500 euros, una decisión que llega también en consecuencia de las numerosas adaptaciones extra que desde el consistorio se había de encargar una vez presentada la campaña gráfica. Desde el estudio Yinsen, por su parte, hablan de la importancia de la propia inercia de seguir contratando a profesionales, que derivará en una “mayor cultura visual” y un mayor riesgo creativo en las campañas, aunque también especifican la necesidad de mejorar los plazos así como el presupuesto y definir bien los soportes. “Todas estas cosas las hemos traslado a la concejalía y vemos muy buena intención por su parte, cada año se están mejorando estas cuestiones y nos consta que para la próxima edición van a encargar el proyecto con mucho más tiempo”.
Este proceso es también el de la reconciliación. Tanto de los profesionales del diseño que durante años criticaron el proceso de selección de la imagen gráfica como de un sector de la población no siempre cercano a la fiesta. Si Demano ha reafirmado cosas que no le gustan pero también despejado prejuicios, que le han llevado a vivir una enriquecedora experiencia como jurado de fallas experimentales, en Yinsen han descubierto un "mundo increíble" con un enorme "potencial creativo" que les era desconocido pues, reconocen, su trabajo ha sido "una investigación casi desde cero". Con más experiencia llegaba un Ibán Ramón que destaca la importancia de participar de la fiesta de alguna manera para llegar al "cambio de perspectiva definitivo". El noviazgo entre Fallas y diseño sigue afianzándose.
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