CRIT Companyia de Teatre estrena en Espacio Inestable una propuesta que bebe de sus experiencias personales en el proyecto europeo Escena Erasmus
VALÈNCIA. La directora de escena y actriz Anna Marí lleva noches agitada. El próximo 19 de enero se estrena en Espacio Inestable el último espectáculo de su formación, CRIT Companyia de Teatre, y la sobreestimulación no la deja conciliar un sueño profundo. Un día se despertó gesticulando una coreografía. Otro, con el sonido de una voz que le reprendía: “qué ingenuos sois...”. Ya desvelada del todo se autoconvenció de que no, de que la obra, que lleva por título La corporació, puede aparentar candor, pero la reflexión sobre la clase política que se desarrollará sobre el escenario, tiene poco de pueril.
La propuesta, programada hasta el 22 de enero, es una comedia sobre la unión de fuerzas de los alcaldes de tres pueblos valencianos vecinos para pedir ayuda en Bruselas a fin de afrontar un acontecimiento climático inexplicable y de dimensiones históricas que pone en peligro la supervivencia de las localidades. Marí da vida a la presidenta de la Comisión Europea que da audiencia a estos tres autoridades pertenecientes a formaciones de colores diversos: el partido socialdemócrata, el conservador y la coalición Todavía Más Comprometidos. El viaje que emprenden puede cambiar el futuro del gobierno municipal, como la obra anhela cambiar la visión que el público tiene de sus representantes elegidos en las urnas.
“Buscamos mostrar las partes del poliedro que es un político local. Son personas que dicen servir a los demás en sus pueblos. En esa aspiración se evidencia un gusto por el poder, por saber que lo haces bien y los demás te aprecian, pero también un sacrificio del tiempo personal por el bien común, del que se habla poco”, se extiende la actriz, que comparte función con Josep Valero, Panchi Vivó, que ha compuesto la música, y Daniel Tormo, que firma la dramaturgia.
No habla por intuición. Su compañía coordina desde hace 15 años un programa de intercambio europeo con sede en la Universitat de València llamado Escena Erasmus, en el que aprovechan el potencial creativo de los estudiantes que pasan un año en distintas ciudades del continente y fomentan su participación en la vida cultural de sus lugares de acogida. A lo largo del curso lectivo, sus participantes realizan talleres de interpretación y formación teatral, y al término, crean y montan un espectáculo final. En 2011 se alzaron con el tercer premio Carlomagno de la Juventud que otorga el Parlamento Europeo.
Esta iniciativa anual les ha permitido salir de gira por municipios de todos los tamaños y afinidades políticas. En una primera fase fueron seleccionados tres años consecutivos por el Gobierno español para su programa Las huellas de La Barraca, que les llevó a difundir espectáculos en medio centenar de municipios de todo el país. Después llegó Las Pequeñas Europas, un programa de teatro, cultura y turismo rural. En 2011, su trabajo era reconocido con el tercer premio Carlomagno de la Juventud que otorga el Parlamento Europeo.
Fruto de estas experiencias, Marí, Tormo y Valero, integrantes de CRIT e impulsores de Escena Erasmus, han desarrollado un conocimiento profundo de las fuerzas vivas. “Uno de los objetivos del programa es llegar a zonas rurales y despoblados, donde la institución europea flojea. En los encuentros que propiciamos se crean sinergias entre ciudadanos jóvenes de países de la Unión con gente de las localidades, que comparten quiénes son y qué esperan de la vida. Ahí es donde compruebas qué papel juegan los políticos, si se vinculan a esas necesidades que se expresan en voz alta”, explica la directora escénica.
En la línea de todas las producciones de la compañía, La corporació es una comedia en su forma, pero con un trasfondo denso, que provoca la reflexión en la audiencia. Su elenco recurrirá incluso al registro clown en la representación, pero también incluye elementos de thriller, puesto que hay una urgencia para resolver un misterio, un deje postapocalíptico, por la tragedia medioambiental que sirve de punto de partida, y un final de tono filosófico. La pieza mezcla lenguajes y géneros para desarrollar una trama que tenga la capacidad de llegar a un amplio grupo de espectadores.
CRIT siempre cuenta con la coreógrafa María José Soler para el lenguaje corporal de los intérpretes. En esta ocasión se ha limitado a una asesoría. “Aquí no bailamos, pero las cosas se mueven. Con cuatro sillas veréis un mundo”, adelante la actriz. Por su parte, Panxi Vivó se sirve para la música de instrumentos de banda de música, pero con una base cercana al hiphop.
Esta semana ardió Twitter por una declaración del escritor multiventas Juan Gómez Jurado en el programa Todo es mentira, presentado por Risto Mejide, que en la red social se tradujo con la frase manida todos los políticos son iguales. Anna Marí se resiste a la frase hecha por falaz y peligrosa. “Estamos muy cansados de esa afirmación, sobre todo porque no sabemos desde dónde se dice, si desde el desconocimiento o la malicia. No es verdad. Tenemos pruebas. Muchas veces nos olvidamos y pensamos en los que están arriba del todo, pero la política de los pueblos son las personas. Eso es vox populi. Por supuesto, hay alcaldes que siguen el ideario como si fuera la santa biblia, pero al escuchar la voz de tus ciudadanos, no tienes más remedio que ser más flexible, más tolerante e inclusivo, porque los tienes todos los días a la puerta de su casa. Los sueldos por trabajar de edil en un pueblo, si es que cobran, son muy escasos.
Es gente que trabaja todo el día, robándole el tiempo a sus propios familias por el bien común. Esa es la base de la política. Evidentemente, también habrá gente adicta al poder y a robar, pero también mucha de la otra”, defiende la directora.