a cargo de Riccardo Minasi y Robert Carsen

La producción más icónica de 'Dialogues des Carmélites' aterriza en Les Arts

17/01/2025 - 

VALÈNCIA. ¿Qué convierte a una producción operística en icónica? La respuesta es difícil. Ni siquiera un gran director de escena como Robert Carsen sabe concretarla. Pero lo que se sabe es que hay producciones contemporáneas que saben captar la esencia y magnificar los sentimientos del libreto original.

Así es con la Dialogues des Carmélites propuesta por la dirección de Carsen, que llega al Palau de Les Arts a partir del 23 de enero. La producción se estrenó en 1997 y se ha podido ver en los principales teatros de todo el mundo a lo largo de casi tres décadas. Ahora le toca a València.

Basada en hechos reales, Dialogues des Carmélites relata la historia de 16 carmelitas que fueron guillotinadas durante el periodo del Terror de la Revolución Francesa. La obra, que adquiere una nueva dimensión tras la canonización de estas mártires en 2024 por el Papa Francisco, relata esta historia de las víctimas de la Revolución Francesa, y como la muerte, que empieza como una sombra y un miedo, se convierte -a través de la fe- en algo no asumible, sino luminoso: “La muerte es algo que siempre creemos que le sucede a los demás, pero no a nosotros”, reflexionaba Carsen durante la presentació. “Esta obra obliga al espectador a enfrentarse con esa realidad desde un lugar profundamente humano”, añadíó.

La fe está, pero como "experiencia individual de la espiritualidad", despojada de cualquier significante explícito: “Aunque la fe es un tema central, lo que realmente se explora es la experiencia individual de esa fe. Cada monja tiene una relación distinta con ella. Y el espacio escénico se concibe como un lugar meditativo, donde pueden encontrarse tanto una sola persona como 150". Tampoco hay símbolos religiosos en escena, a excepción de los rosarios que llevan en el hábito, para hacer de la experiencias de las carmelitas una reflexión universal.

Por su parte, Riccardo Minasi, director musical de esta producción, destacó la singularidad de la partitura de Francis Poulenc. “Es una música que, por momentos, recuerda a Mahler, Prokófiev o Stravinski, pero que también tiene algo de cinematográfico, casi de Hollywood”, comentó. El maestro también hizo referencia a las complejidades técnicas de la obra, mencionando que incluso durante su estreno original se realizaron ajustes en la partitura.:“Es una de las óperas más difíciles que he dirigido hasta ahora. La música cambia de colores constantemente, de forma casi anticlimática, pero eso es precisamente lo que la hace tan fascinante”.

Un elemento fundamental de esta producción es el papel del coro, que aunque no tiene una gran cantidad de intervenciones, aporta momentos clave a la narrativa. “Cuando Poulenc escribe para el coro, lo hace con una intención muy precisa. Es fundamental para definir el estado emocional de las protagonistas y del público”, destacó Minasi.

El elenco vocal cuenta con la presencia destacada de Doris Soffel en el papel de Madame de Croissy. La veterana mezzosoprano regresa a València tras sus aclamadas actuaciones en Elektra (2020) y La dama de picas (2023). Junto a ella, debutan en Les Arts voces de gran proyección como Alexandra Marcellier (Blanche de la Force) y Ambur Braid (Madame Lidoine), acompañadas de Nicolas Cavallier, Michèle Losier y Valentin Thill. Según explicaba ayer el director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega, en el elenco no hay una gran estrella porque la idiosincrasia del título es precisamente que sea una obra muy coral y que tenga que estar muy equilibrada: "Si alguien destaca por encima de los demás, entonces algo estará fallando".

Y Carsen, echó un capote: "Es un gran acierto que cinco de los papeles principales se hagan con cantantes francófonos. El francés es un idioma muy difícil de cantar y es inusual conseguir tanto cantantes con esta lengua materna".

Esta producción, realizada en colaboración con la Dutch National Opera, cuenta con la escenografía de Michael Levine, vestuario de Falk Bauer, iluminación de Robert Carsen y Cor van den Brink, y coreografía de Philippe Giraudeau.

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