LA PANTALLA GLOBAL

La que se avecina: así será el cine de 2017

Siguiendo la tendencia de los últimos tiempos, el año será pródigo en superhéroes y secuelas, pero también en cine de autor. La cosecha promete

30/12/2016 - 

VALENCIA. La semana pasada, en nuestro habitual repaso de lo mejor de 2016, ya señalamos que había algunos títulos importantes de la temporada que llegarían a España con el nuevo año. Es decir, con retraso. La buena noticia, al menos, es que por algunos de ellos no habrá que esperar demasiado. Es el caso, por ejemplo, de Solo el fin del mundo (Juste la fin du monde, 2016), del joven Xavier Dolan, otrora enfant terrible del cine contemporáneo. Galardonada con el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes, es la sexta película del canadiense (Lawrence Anyways, Mommy), está preseleccionada para los Oscars y adapta la obra de teatro homónima de Jean-Luc Largarce, en la que un escritor regresa a su pueblo natal tras doce años de ausencia para anunciar a su familia que se está muriendo. Léa Seydoux, Marion Cotillard, Vincent Cassel, Gaspar Ulliel y Nathalie Baye dan vida a unos personajes que no tardan en sacar a la luz sus conflictos personales. Se estrena el 6 de enero.

También viene avalada por su recorrido festivalero y su aspiración a ganar varios Oscars La ciudad de las estrellas (La La Land), que se podrá ver el 13 de enero. Se trata de un musical de regusto clásico que causó sensación a su paso por Toronto, y que seguramente servirá para consagrar a su director, Damien Chazelle, aunque su película precedente, y principal motivo de su encumbramiento, sea muy discutible. Whiplash (2014), o “la batería con sangre entra”, convenció tanto al público como a algunos sectores de la crítica, mientras que a otros (entre los que nos contamos) solo les pareció una versión de El sargento de hierro a ritmo de percusión. Esta vez tampoco se librará de la polémica, porque ya hay quien acusa a La La Land de racista y homofóbica. Es el caso de Rostam Batmanglij, del grupo Vampire Weekend, quien además de acusar al film de no incluir ningún personaje gay, arremete contra su visión del jazz. “La gente de color presente en el guión no importa de verdad en la historia: John Legend [que interpreta a un músico de jazz] actúa muy bien, pero, ¿qué es su personaje? Un vendido que hace música pop horrible. Los negros inventaron el jazz, ¿pero ahora necesitamos a un blanco para salvarlo y conservarlo?” No sería la primera vez que el cine usurpa la cultura afroamericana, así que el debate está servido.

Avalancha de nombres propios

El director sigue siendo la estrella en un buen puñado de apetitosos estrenos previstos para 2017. Midnight Special, de Jeff Nichols, pasó demasiado desapercibida en 2016, pero el director de Take Shelter (2011) y Mud (2012) se puede quitar la espina con Loving, que llegará a España el 20 de enero y esta basada en la historia real de una pareja que se casó en Virginia en 1958 y sufrió pena de cárcel y exilio por su condición de matrimonio interracial. Compitió en Cannes y sus dos protagonistas (Joel Edgerton y Ruth Negga) optan al Globo de Oro. Aunque si hay que medir la expectación que genera una cinta por los premios que es capaz de acumular, hay pocas dudas sobre la más esperada de la temporada: Toni Erdmann. La prensa internacional la coronó en San Sebastián como la película del año (recogiendo el testigo de Mad Max: Furia en la carretera, de George Miller), y ha significado la consagración de Maren Ade, una directora alemana semidesconocida que, sin embargo, había visitado Valencia en 2005 con su opera prima, Der Wald vor Lauter Bäumen (2004), con la que ganó la Luna de Valencia de Cinema Jove en un año en que también compitieron el argentino Santiago Mitre o el danés Nicolas Winding Refn, hoy todos en la primera división del cine mundial.

El 20 de enero llega también Hotel Europa (Smrt u Sarajevu, 2016), el regreso de Danis Tanovic, el director bosnio que se dio a conocer en 2001 con En tierra de nadie (No man’s land), galardonada con el Oscar. Esta vez adapta la obra teatral homónima de Bernard-Henri Lévy, un drama coral que generó división de opiniones a su paso por la Berlinale. Y una semana más tarde, el 27 de enero, será el turno para Ang Lee, con Billy Lynn (sobre el libro de Ben Fountain, recientemente publicado en España), y para Paul Schrader, que en Como perros salvajes (Dog Eat Dog) convierte en un thriller pulp la estupenda novela Perro come perro, de Edward Bunker, con Nicolas Cage y Willem Dafoe en los papeles protagonistas. Otro veterano, el chino Zhang Yimou, se ha embarcado en la epopeya épica La gran muralla (The Great Wall), un film con capital americano y Matt Damon en el rol principal, que se estrenará el 17 de febrero. Y ya que estamos repasando lo nuevo de algunos pesos pesados, no nos olvidemos de los hermanos Dardenne, que desembarcan en la cartelera el 3 de marzo con La chica desconocida (La fille inconnue, 2016), que no despertó gran entusiasmo en Cannes, pero que viniendo de quienes viene es visionado obligatorio.

No se vayan todavía, aún hay más. Por ejemplo, lo nuevo de Pablo Larraín, cineasta chileno de inmaculada filmografía que, tras indagar en la personalidad del poeta Neruda (2016) se ha embarcado en su primera aventura en lengua inglesa: Jackie, un biopic sobre Jacqueline Kennedy que puede plantear una incisiva mirada sobre la reciente historia estadounidense y que probablemente reporte un buen rosario de premios a Natalie Portman, su protagonista. Llegará el 17 de febrero, justo un mes antes que Safari (2016), lo nuevo del austríaco Ulrich Seidl, un aterrador documental sobre las cacerías para europeos organizadas en África. En cambio, habrá que esperar hasta el 5 de mayo para ver lo que ha hecho Craig Johnson con Wilson, el cómic del gran Daniel Clowes. El responsable de la interesante The Skeleton Twins (2014), que pasó sin pena ni gloria (quizá injustamente), adapta la novela gráfica de culto con Woody Harrelson, Laura Dern y la adorable Judy Greer en los papeles protagonistas.

Kenneth Lonergan no se prodiga demasiado, pero sus películas suelen dejar huella. Sucedió con Puedes contar conmigo (You Can Count on Me, 2000) y, en menor medida, con Margaret (2011), y ha vuelto a pasar con Manchester frente al mar (Manchester by the Sea, 2016), presentada en Sundance hace ya un año. Desde entonces, ha logrado un consenso crítico casi unánime, que se ha traducido en cinco nominaciones a los Globos de Oro. Se estrena el 3 de febrero y cuenta la historia de un fontanero de Boston que regresa a su pueblo natal para hacerse cargo del hijo de 16 años de su hermano, recientemente fallecido. Además, en los próximos meses podremos ver también Dunkerque (21 de julio), inmersión del ampuloso Christopher Nolan en el género bélico; Victoria & Abdul (22 de septiembre), la historia de un siervo de la reina Victoria contada por el siempre eficaz Stephen Frears; The Snowman (11 de octubre), adaptación de la novela policiaca homónima de Jo Nesbø a cargo de Tomas Alfredson (Déjame entrar, El topo); o El viajante (Forushande, 2016), lo más reciente de Asghar Farhadi, uno de los cineastas iranís más interesantes del momento (Nader y Simin, una separación), que tiene previsto su estreno para el 3 de marzo.

El mismo día aterriza también en los cines uno de los títulos más esperados del año: Trainspotting 2, secuela que reúne nuevamente a los actores y director de una película de gran impacto generacional. Es cierto que, desde que realizó la primera, Danny Boyle había ido cuesta abajo y sin frenos, firmando títulos de tanto prestigio como nulo interés cinematográfico como Slumdog Millionaire (2008) o 127 horas (127 Hours, 2010), pero Steve Jobs (2015) le ha vuelto a poner en el buen camino (en gran medida, gracias al guión de Aaron Sorkin) y si tenemos en cuenta que la continuación se basa en Porno, la novela en la que el propio Irvine Welsh retomó a los personajes de Trainspotting, hay motivos para, al menos, albergar esperanzas. Las mismas que el mundo tiene puestas en la nueva temporada de Twins Peaks, que no veremos en la gran pantalla, sino en la pequeña, pero que entra en este artículo por ser responsabilidad de David Lynch, uno de los creadores visuales más importantes de los últimos cincuenta años. En primavera se podrá comprobar si los nuevos episodios están a la altura del mito, pero de momento la ilusión no nos la quita nadie.

Como se puede comprobar, no habrá tiempo de aburrirse en 2017. El inclasificable Bruno Dumont estrenará el 21 de abril La bahía (Ma Loute), donde continúa experimentando con los géneros y las expectativas del espectador como ya hiciera en la magistral miniserie P’tit Quinquin (2014). Esta vez, dos inspectores deben enfrentarse a la misteriosa desaparición de varios turistas en una zona costera. El film compitió en Cannes y ganó el premio a la mejor película en el Festival de Sevilla. Antes, en apenas un par de semanas, podremos disfrutar de una de las películas de animación de la temporada: La tortuga roja (La tortue rouge, 2016), del holandés Michael Dudok de Wit, a quien no pocos consideran el heredero directo de Hayao Miyazaki, ya que la película está coproducida por el estudio japonés Ghibli, que por primera vez ha recurrido a un artista extranjero. Calificado como “el Terrence Malick de la animación” y ganador del Oscar en 2001 por el cortometraje Father and Daughter (2000), tiene todos los números para conquistar a grandes y pequeños con una cinta muda sobre la vida de un náufrago en una isla tropical desierta.

Nueve años llevaba sin dirigir el actor Sean Penn, y lo cierto es que cada vez que se ha puesto tras la cámara los resultados han sido notables. El buen sabor de boca que dejó su anterior trabajo, Hacia rutas salvajes (Into the Wild, 2007), obliga a prestar atención a Diré tu nombre (The Last Face, 2016), que se estrena el 27 enero y está protagonizada por Charlize Theron y Javier Bardem. No es el único actor que se ha pasado al otro lado en los últimos meses. Tras la inexplicablemente exitosa Argo (2012), Ben Affleck ha rodado Live by Night, basada en el autor de novela negra Dennis Lehane (Mystic River, Shutter Island, La entrega), a quien ya adapto en Adiós pequeña, adiós (Gone Baby Gone, 2007). Con 79 años, y tras dieciocho sin dirigir (desde Bullworth, 1998), Warren Beatty ha filmado La excepción a la regla (Rules Don’t Apply, 2016), ambientada en el Hollywood de 1958 y con él mismo incorporando al magnate Howard Hughes. Por último, otro actor que también ha saboreado ocasionalmente los placeres de ponerse al otro lado del objetivo es Denzel Washington, que tiene lista Fences (2016), también ambientada en los cincuenta y en torno a los prejuicios raciales. Todas ellas llegarán a nuestro país a lo largo del año.

Mercancía de género

En el terreno de la ciencia ficción, el nombre ineludible de 2017 será el de Ridley Scott. Por un lado, porque llegará Alien: Covenant, que después del fiasco de Prometheus (2012) promete, esta vez sí, ser la precuela que los fans de la saga están esperando. O eso, al menos, se deduce de un breve tráiler que ha puesto los dientes (y las mandíbulas retráctiles) largos a todo hijo de vecino. El 19 de mayo saldremos de dudas. Por otro lado, el 6 de octubre llegará Blade Runner 2049, la secuela del mítico tercer largometraje de Scott, que ha despertado lógica expectación, ya que cuenta con Hampton Fancher, uno de los guionistas del Blade Runner original, y la dirige Denis Villeneuve, que algunos consideramos excesivamente efectista y pretencioso, pero que otros veneran como el maestro que por fin ha llenado el vacío que dejó Kubrick. En sus manos está el futuro de Rick Deckard y los replicantes, aunque le va a ser difícil lograr secuencias tan icónicas como la de Roy Batty (Rutger Hauer) recordando que ha visto “cosas que vosotros no creeríais” mientras sus lágrimas se confunden con la lluvia.

También nadan en la procelosas aguas de la ciencia ficción, pero con muchas menos aspiraciones, otros títulos que podremos ver el año entrante. Por ejemplo, la secuela de Guardianes de la Galaxia (28 de abril), de nuevo con el solvente James Gunn al timón. Será una de las raciones más sabrosas del menú superheroico, de nuevo pantagruélico, con algunas películas a priori interesantes, como La Liga de la Justicia (17 de noviembre), que ha dirigido el especialista Zack Snyder; Spider-Man: Homecoming (7 de julio), enésima revisitación del hombre araña, esta vez a cargo de John Watts; o la Wonder Woman (23 de junio) de Patty Jenkins, directora de Monster (2003). Además, las sagas que no cesan: Underworld: Guerras de sangre (13 enero), Resident Evil: Capítulo final (3 febrero), de nuevo con Paul W.S. Anderson como director, o Rings (10 febrero), precuela de The Ring (La señal) (2002) que supone la primera incursión americana del español Francisco Javier Gutiérrez (Tres días, 2008).

Tampoco faltará el thriller sobrenatural de turno cortesía de M. Night Shyamalan, que estrenará Múltiple el 27 de enero, ni la ración (doble) de Stephen King: La torre oscura (The Dark Tower, Nikolaj Arcel, 2107) llega el 4 de agosto, con Idris Elba y Matthew McConaughey como protagonistas, y el remake de It lo hará el 8 de septiembre, con el argentino Andrés Muschietti (Mamá, 2013) a la dirección. Pero el film de género más esperado se hará de rogar hasta el 15 de diciembre, fecha en que se estrenará Star Wars: Episodio VIII, de Rian Johnson. Desde que compró Lucasfilm, Disney no ha hecho más que explotar la saga galáctica, incluso a base de un spin-off como Rogue One, con objeto de que los fans tengan su ración anual. Y no les ha ido mal, ya que la cinta está en el quinto puesto de la taquilla global de 2016. Lo más escalofriante es que las cuatro que la preceden son también productos Disney: Capitán America: Civil War, Buscando a Dory, Zootrópolis y El libro de la selva. Sálvese quien pueda. Y ojo, que también habrá Piratas del Caribe en 2017: La venganza de Salazar (Joachim Rønning y Espen Sandberg) asaltará las salas el 26 de mayo. Ni Cincuenta sombras más oscuras (Fifty Shades Darker, James Foley), segunda entrega de la sosa trilogía protagonizada por Christian Grey (prevista para el 10 de febrero) va a impedir que vuelvan a copar la taquilla.