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TENDENCIAS ESCÉNICAS

Los Frankenstein teatrales sólo saben de música y de risa

Se estrena en el Teatro Rialto Rèquiem, una comedia de terror inspirada en el mito de Mary Shelley 

9/11/2016 - 

VALENCIA. En 1933, el cirujano ruso Yu Yu Voronoy realizó el primer trasplante de riñón. Un par de días después de la operación, su paciente fallecía. Pero tomaba impulso la experimentación en este terreno médico, que tuvo su primera parada en el éxito en 1954, cuando de la mano del Premio Nobel Joseph Murray fraguaba el primer trasplante renal. Fue en Boston y entre hermanos gemelos. 

El complejo logro siempre ha planteado una disyuntiva en el donante potencial. Los hay que temen perder la integridad, la identidad e incluso el alma; los hay que se aquietan con la idea de vivir en otros cuerpos. Y luego están los dilemas morales, los desbarres distópicos y toda la imaginería gore explorada en la literatura gótica primero, y en los diferentes campos del terror y de la ciencia ficción a continuación.

Mary Shelley fue pionera en el seguido de especulaciones con la novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Su clásico literario fue publicado más de un siglo antes del primer trasplante, en 1818, pero la imaginación de la dramaturga, ensayista y filósofa se avivó con los trabajos de Luigi Galvani y de Erasmus Darwin. Ambos fueron abanderados del galvanismo, práctica científica que indagaba en la naturaleza eléctrica de los impulsos nerviosos y fantaseaba con la posibilidad de desbloquear parálisis e incluso reanimar cadáveres con el uso de descargas eléctricas.

Repo! The Genetic Opera    

Tras el texto primigenio vendrían las variantes y secuelas. Todas espoleadas por la inquietud que invariablemente provoca el avance de la ciencia y por un cuestionamiento ético del atrevimiento del hombre al medirse con los dioses. El mito de Prometeo.

Casi dos siglos después, aquel ariete de fantasía gótica se ha ramificado en otras tramas, algunas menos serias, pero igualmente con la entidad de clásico, caso de El jovencito Frankenstein (Mel Brooks, 1974). La comedia de terror, cuyos diálogos se saben de memoria muchos aficionados al cine, tuvo su versión musical en Broadway, pero resultó un fiasco. Ahora, Brooks ha decidido reanimarla. 

El próximo año, el Theatre Royal Newcastle acogerá una nueva variante coproducida por el legendario director de cine y el productor del West End londinense Michael Harrison, responsable del montaje de Gypsy con Imelda Staunton, de la versión escénica de El guardaespaldas o de Annie.

En nuestro país, en febrero del año pasado, Radio Nacional estrenó una adaptación radiofónica con Pepe Viyuela en el papel que interpretaba Gene Wilder en el original. Alexandra Jiménez daba vida a su ayudante Inga; Teté Delgado, a Frau Blücher; y Juan Suárez, al deforme y exacerbado nacionalista bávaro Igor.

Ay, del moroso

La ópera rock Repo! The Genetic Opera protagonizó el viaje inverso. Este música underground nació en 2001 en Los Ángeles y está ambientado en una era futura en la que los trasplantes de órganos y la obsesión por la cirugía estética han alcanzado sus máximas cotas. En 2002, y con el director de cine Darren Lynn Bousman, responsable de la saga Saw, a los mandos, el John Raitt Theatre de Hollywood le hizo hueco en la programación. Su vida escénica se prolongó hasta 2005, en que alcanzó el Off-Off Broadway. 

En 2008, Bousman se volcaría en su versión cinematográfica. El resultado pretendía ser un cruce dark entre Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001), Brazil (Terry Gilliam, 1985) y Blade Runner (Ridley Scott, 1982). “Quiero provocar un sentimiento de comunidad como el de The Rocky Horror Picture Show. De hecho, para el preestreno en EE.UU., el público apareció disfrazado y ya se sabía las canciones”, detallaba el director en el Festival de Sitges, donde la película fue exhibida en 2008 con extremas medidas de seguridad para evitar la piratería.

Entre el elenco se encontraba el vigilante de Buffy la cazavampiros, Anthony Stewart, la crecidita hija de Antonio Banderas en Spy Kids (Robert Rodríguez, 2001) Alexa Vega, la soprano británica Sarah Brightman, y una esforzada y autoparódica Paris Hilton en la mutante piel de una niña mimada adicta a la cirugía estética.

Relatada a modo de cómic, la fábula apocalíptica se enmarcaba en un mundo futuro donde una epidemia ha provocado el colapso de los órganos vitales. Una corporación comandada por Paul Sorvino los vende en cómodos plazos, pero el cobrador del frac no se limita a reclamar la deuda sentado en un banco frente a casa.  

  

Cuentos góticos asombrosos

Si en los dos ejemplos anteriores hay conjunción entre el teatro y el cine, la compañía Hijos de Mary Shelley, única en España especializada en el teatro fantástico, profundiza en la intersección entre literatura y artes escéncias.

En sus veladas recurren al monólogo original, la versión, el teatro-testimonio y el musical. Su primera propuesta, El hogar del monstruo, sigue la línea de las series Alfred Hitchcock presenta o Cuentos asombrosos

La puesta en escena se plantea como un encuentro donde un anfitrión, el escritor Fernando Marías, presenta un puñado de relatos escritos por Espido Freire, José Sanchis Sinisterra, Vanessa Montfort y el citado Marías

“Todos los monstruos son hijos de su tiempo: Frankenstein lo fue de la revolución científica del siglo XIX, Drácula del Romanticismo y quien sabe si los zombis surgieron de la sociedad de masas del siglo XX. Si esto es así… ¿qué monstruos nos traerá el XXI? Con ese objetivo, los Hijos de Mary Shelley nos reunimos para inventar a las criaturas que poblarán nuestra era, o para revisar a monstruos antiguos y descubrir qué tienen que contarnos”, avanza la directora, novelista y dramaturga Vanessa Montfort

 

El juego de matar y resucitar

Pero, ¿por qué el teatro se ha resistido, mayoritariamente, a plantear el mito de Frankenstein con ánimo dramático? ¿Por qué se ha optado tradicionalmente por la comedia o el musical? “Porque no hay manera de hacerlo en las tablas. Es muy difícil montar una propuesta seria y creíble como lo es la novela, porque en seguida ves el truco. En cambio, con el formato cómico puedes explorar el mito de manera efectiva”, arguye el director valenciano Amador Artiga, responsable de la comedia gestual Rèquiem, programada entre el 10 y el 13 de noviembre en el Teatro Rialto de Valencia, y el 19 en el Centro Cultural Mario Monreal de Sagunto. 

El germen de la obra, que supone un vuelco en la trayectoria de la veterana compañía de Alcoi La Dependent, especializada en propuestas textuales de dramaturgia contemporánea valenciana y en valenciano, fueron los experimentos llevados a cabo por los dos bloques durante la Guerra Fría. 

Soviéticos y estadounidenses no se sirvieron únicamente de la carrera espacial como herramienta propagandística, también de los experimentos militares con humanos. Entre los materiales que Artiga chequeó durante la preparación de la obra estaban los experimentos de científicos rusos en la reanimación de perros sin cabeza. 

  

“Los tres primeros tercios del siglo XX fueron una época en la que la gente observaba atónita como se podía trasplantar órganos. El satélite Spútnik orbitaba sobre sus cabezas y todo era posible. Fue un periodo en que hubo personas que con su determinación y su búsqueda de conocimientos se acercaron a la utopía de vencer la muerte”, expone el director.

Los protagonistas de su pieza, encarnados por los actores Merce Tienda, Rubén Mira y Jonatan García, entran en una dinámica diabólica en la que matan porque saben que después pueden regresar al difunto a la vida. 

“Acaban creando y destruyendo vida porque ellos mismos son también creaciones, de modo que carecen de moral en sus actos”.

 Esta conducta conecta con la teoría de Hobbes según la cual “El hombre es un lobo para el hombre” y con los experimentos llevados a cabo con ratas por el etólogo John B. Calhoun en los años sesenta, que condujeron al canibalismo y al infanticidio entre los ejemplares encerrados en su utopía de roedores.

Muérete tú para vivir yo

Ese mismo devenir macabro y asesino también sobrevuela la tragicomedia en verso Páncreas, de Patxo Telleria, que esta pasada temporada estuvo programada en el Teatro Principal.

La pieza está protagonizada por tres amigos. Uno de ellos necesita urgentemente un trasplante de páncreas. El segundo les ha confiado que en un futuro no muy lejano pretende suicidarse para evitar la decrepitud y la vejez. Y el tercero decide convencerles de que el segundo ha de matarse ya para donar el órgano que salve al primero. 

“Podría pensarse que se trata de una propuesta de humor negro, pero no lo es. La comedia se basa en la situación, usando los recursos más recurrentes en el género: enredos, malentendidos... En realidad se trata de una historia que pasando por el dolor, la miseria, la cobardía y la falsedad de los personajes, subraya precisamente lo que tienen de dignos, nobles y bien intencionados. Es decir, nos muestra su humanidad extrema, en extremas circunstancias”, aclara Telleria. 

Páncreas 

El trío de amigos ahonda en su relación valiéndose de metro largo para los momentos reflexivos y corto para las situaciones de comedia y enredo. Hay pareados, tercetos, cuartetas, quintetas, romance, décimas reales, manriqueñas...

La sangre con verso entra. Y con música y con comedia.

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