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Maite Ibáñez: "En muchas ocasiones, Cultura ha sido la 'maría'. La del PSPV es una apuesta decidida"

11/03/2019 - 

VALÈNCIA. “Me ven como una de ellos”. Esta frase se cuela prácticamente al final de nuestra conversación con Maite Ibáñez, técnico de gestión del centro cultural La Nau, crítica de arte y, ahora, número tres en la lista del PSPV al Ayuntamiento de València. Efectivamente, no es extraño toparse con Ibáñez en la inauguración de alguna galería de arte, en un festival de cine o en el teatro. Maite, la omnipresente, es una habitual de los círculos culturales de la ciudad, convirtiéndose así en la gran baza del partido liderado por Sandra Gómez para recuperar el área. Recuperar, efectivamente, pues en este primer gobierno de La Nau -y quizá último- se quedó fuera de la gestión cultural, que se reparte Compromís y València en Comú. Con Ibáñez daban un golpe sobre la mesa y esto se reflejó en su primer acto como número tres -junto a Gómez y al propio ministro de Cultura, José Guirao, en la EASD-, que sumó entre el público a numerosos gestores culturales no habituales en los actos políticos. 

Ibáñez habla de la necesidad de una "relectura" del Palau de la Música, del que quiere potenciar sus salas expositivas, o de La Mutant/Las Naves, aunque no son los grandes contenedores culturales el centro de su discurso, que nada por la ordenación de la acción urbana y la necesidad de generar una única concejalía de Cultura, como punto de partida. Precisamente, esta misma semana en una entrevista con Culturplaza, la edil María Oliver planteaba lo mismo y apuntaba a las "distorsiones" generadas por una división que la lleva a compartir área con Pere Fuset y Glòria Tello, esta última coordinadora de la misma. Pocos días después de que Gómez la situara como número tres, Maite Ibáñez se sienta con Culturplaza para analizar el presente de una València que, tal y como dice, "tiene capacidad de hacer más".

-En el selfiematón dijo que su biografía se llamaría Es cuestión de tiempo, ¿por qué es ahora el momento de pasar a la administración? 
-Políticamente hemos pasado una primera fase, a través del pacto de La Nau, que ha roto la barrera anterior, ha puesto los pilares. El proyecto que plantea Sandra Gómez conecta conmigo, con mi mirada de una ciudad creativa y abierta. Estar en el número tres es muy simbólico, porque significa que se cuenta con la cultura de una manera destacada. Es una manera diferente de hacer política. Hasta ahora, en muchas ocasiones, Cultura era la 'maría'. Esta es una apuesta decidida. Se ha empezado a ver en la parcela que tiene Sandra Gómez en el Ayuntamiento que, aunque no lleva Cultura directamente, ha tratado de potenciar las industrias culturales en su parcela de trabajo. Tenemos una visión de la cultura en un sentido transversal. Es un motor de innovación, económico, de cambio... Una de las propuestas es introducir a València dentro de la red de ciudades creativas de la Unesco, queremos conectarla con otras ciudades que conectan con esta filosofía. 

Foto: MARGA FERRER.

-Actualmente el PSPV no ostenta la gestión directa de ninguna concejalía de cultura, que se reparte Compromís y València en Comú. 
-Históricamente, y me traslado al año 89, cuando nació el IVAM o el Palau de la Música, el socialismo ha demostrado que sabe gestionar cultura. La gestión está ahí. Queremos apostar por una única concejalía de Cultura que permita una coordinación más efectiva de todo el valor cultural que tiene la ciudad. Hablamos de los festivales, del patrimonio, de las dotaciones... a través de un plan de estrategia cultural, como tienen en Madrid o Barcelona, que permitirá fomentar esa coordinación. Tenemos que plantear una visión más coherente de la ciudad. Por ejemplo, cuando se celebra el día de los museos, cada uno hace su programación, pero no hay una conexión dentro de la ciudad que traslade la imagen de lo que ocurre en València. No se trata de hacer, sino de dejar hacer. Coordinar esa acción, ordenarla. También por lo que respecta a dotaciones. Hay espacios útiles que están en desuso y otros que, bajo mi punto de vista, no están activos como debería.  

-¿Como cuáles?
-Hay espacios como las Atarazanas o el Almudín que son magníficos y necesitan una mayor visibilidad y conectividad. Están desaprovechados. 

-Las Atarazanas, en concreto, acoge distintas propuestas expositivas de carácter puntual, siendo su objetivo final ser una de las tres sedes del Museu de la Mar.
-Pero, hasta que llegue, ese espacio tiene que tener uso y ese uso tiene que estar ordenado. Aquí también integraría, aparte de los concursos públicos, el trabajo de las universidades. Sabemos que esta última edición de PAMPAM! se hizo en las Atarazanas. Podría ser muy interesante que los artistas y comisarios noveles tengan un espacio para exponer. No queremos tener espacios en desuso y desconectados. Esto también pasa por nuestra idea de descentralizar la oferta. Hay una frase que me gusta mucho: la diferencia entre un gestor y un soñador es tener un plan. Nosotros soñamos, pero con propuestas reales. Una de las propuestas es que, al menos, haya un técnico de cultura en cada distrito. Esto es fundamental para activar el empleo de los profesionales y para poner en valor lo que ocurre en los barrios. Lo que ocurre en los barrios no puede estar sustentado en el trabajo de los festivales, que es muy interesante y ayudan a dinamizarlos, pero no podemos basar solo en ellos esa activación ni tampoco en actividades puntuales. Durante todo el año tiene que haber una calidad en la gestión. 

-En estos cuatro años uno de los grandes proyectos en este ámbito ha sido 'Cultura als barris', que se enfocaba a la programación de actividades, ¿en qué se diferencia con este plan de descentralización?
-'Cultura als barris' ha sido un plan interesante que ha conseguido activar la vida de la ciudad y salvar esa travesía del desierto. Ahora bien: no es suficiente. No se puede hacer de manera puntual. Lo que permite el técnico es que tengamos una constancia durante los doce meses del año y, además, que no solo se focalice en una actividad o festival, sino que las distintas dotaciones de los barrios estén supervisadas. De hecho, queremos empezar por los barrios de rentas más bajas. Los distritos más alejados del centro son la prioridad. 

-Esto también tiene que ver con la gestión del espacio público. 
-Se ha comenzado a trabajar en una parte de gestión que no existía, porque en el gobierno del PP no se había avanzado. Desde luego, eso se tiene que mejorar, que agilizar la burocracia, por lo que es importante tener una visión estratégica de ciudad global. Es fundamental tener una sola concejalía. 

-Actualmente contamos con Acció Cultural, Cultura, Cultura Festiva, Turismo asume la film-office... ¿cuál es el modelo de concejalía única?
-En principio Cultura asumiría casi todo. Digo casi todo porque, por ejemplo, sí que queremos que la parte de Cultura Festiva se desarrolle a través de otra área, porque, aunque funcionaría conectado, necesita otra atención y recursos. ¿En cuanto al resto? En una concejalía que asuma todo eso, sin dejar de estar conectada con Turismo o Espacio Público. Esta área también incluye el Plan Estratégico de Protección del Patrimonio, bien sea documental, etnológico, industrial y de la huerta. Es importante fomentar, dar a conocer y conservar el jardín histórico tan definitorio que tiene València como es la huerta, eso también se integra dentro de Cultura. 

Foto: MARGA FERRER.

-En su encuentro con Gómez y el ministro en la EASD se habló de un plan de internacionalización de la cultura. 
-València es una ciudad mediterránea, que mira al mar, y que afortunadamente recibe mucha gente de otros lugares. No solo turistas, también estudiantes. València es la segunda ciudad de España, después de Granada, que más Erasmus acoge. Ahí hay un valor fundamental. De igual forma, para que nuestros proyectos salgan necesitan de unas herramientas que faciliten esa conexión. Una de ellas es conectarnos con la red de ciudades creativas de la Unesco. En este caso me gustaría recordar la labor del IVAM en 1989. En esos momentos el Reina Sofía estaba empezando, el MACBA no se había inaugurado todavía y todo lo internacional que llegaba a España pasaba por València. Es muy importante mantener esa conexión para que lleguen empresarios, marchantes de arte, artistas... 

-¿Qué urgencias han detectado en materia cultural?
-Hay una labor fundamental de accesibilidad. Se ha demostrado en muchas encuestas que el hecho de tener proyectos gratuitos no implica que la gente visite las actividades. Otra prioridad muy importante es la igualdad de género en la cultura. Continuamos teniendo las cuotas de los años 80. De hecho, revisando la feria ARCO, se ve que solo hay un 6% de mujeres artistas española y algo más de un 25% en general. Las misma cuotas que cuando abrió la feria. 

-La encuesta de participación cultural de la Generalitat y la Universitat de València desveló que un tercio de los valencianos no se interesa por la cultura, ¿qué hacemos?
-Llevarla a ellos en los lugares donde no tienen cines o teatros y, en segundo lugar, trabajar la educación. Es muy importante que desde pequeños sientan la cultura como un hábito más. No queremos la cultura en mayúscula y singular sino, como dice Antonio Ariño, las culturas. Es un modo de vida. Tenemos que romper ese sentido, si me apuras, un poco elitista que para algunas personas tiene. Si no se considera algo habitual, es muy difícil que luego ciertas personas se enganchen. La gratuidad es un factor, pero no el factor. Foto: MARGA FERRER.

-Hace poco preguntábamos en Culturplaza si hay demasiados festivales de cine a sus propios impulsores. Durante esta legislatura se ha impulsados Docs y recuperado La Mostra. Con este punto de partida, ¿cuál es su opinión acerca del ecosistema de festivales urbanos?
-No sé si son muchos o no. Alabo el papel que han realizado y, sobre todo, en épocas de desierto. En estos momentos hay que revisar el mapa de festivales de la ciudad. Principalmente, porque hemos llegado al momento en el que se está haciendo contraprogramación, en el que se pisan las fechas... Nos queremos sentar con ellos, entendiendo que cada uno tiene su naturaleza, porque en este momento siento que hay una cierta descoordinación. No tienen porque estarlo, ojo, pero es verdad que han nacido por distintas circunstancias y han acabado creando un mapa muy interesante pero descoordinado. Los festivales también son la imagen de la ciudad, es un elemento que queremos cuidar desde nuestra parcela.

-Habitual de los círculos culturales, ¿qué necesidades le han trasladado en sus primeros días como 'número 3'?
-Lo que he sentido es que la mayoría lo ven como un proyecto ilusionante porque me ven como una de ellos. Esa identidad es una suma muy grande. Les conozco o bien porque he gestionado con ellos, porque he ido de usuaria... los que estábamos allí en la EASD compartimos una mirada de la cultura como una forma de vida. Para mí la cultura es una forma de vida y el hecho de estar en inauguraciones, proyectos.... no es de manera superficial. Ese feedback es una base fundamental, hablamos el mismo idioma. A partir de ahí lo que me piden es hablar mucho con ellos, ponernos al día de muchas cosas y, sobre todo, lo que me dicen es que todavía hay mucho por hacer. Se ha hecho una primera fase después del parón terrible del gobierno del PP, y ahora mismo lo que me piden es conectar más con ellos.

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