VALÈNCIA. Este pasado 26 de septiembre se concedía el Premio Nacional de Literatura Dramática a María Velasco por ‘Primera sangre’, la obra con la que el fin de semana del 29 y el 30 de noviembre visita el TEM. Tal y como destacó el jurado del galardón, su texto acerca “con una delicadeza exquisita, el terror que provocan los abusos y las muertes de mujeres y niñas”.
La autora burgalesa denuncia la durísima realidad de la violencia sexual contra menores a través de la invocación a una niña secuestrada y asesinada en los años noventa, cuyo caso fue sobreseído sin que se hallara al culpable. Con lirismo y rotundidad, ‘Primera sangre’ nos invita a recuperar la memoria de las que ya no están para multiplicar nuestra existencia.
“Bailamos en ‘Primera Sangre’ un duelo diferido por todas las menores asesinadas en los noventa y por las niñas que salían a la calle pidiendo perdón, con la sensación de que el espacio público no era suyo”, desarrolla Velasco.
La autora rememoró a la víctima de este crimen 30 años después de muerta, cuando una amiga de la ciudad en la que nació le dijo que estaba embarazada de una niña. Aunque empezó a escribir a raíz de esa noticia, declara que siempre albergó un recuerdo nítido del cartel de Se busca.
“Tenía la misma edad que Laura, la niña desaparecida (luego asesinada) y estaba aprendiendo a distinguir lo conocido de lo desconocido y el temor de la temeridad, como el verde del rojo. Toda mi pubertad basculé entre estos polos, hasta hacer muy mío eso que Hölderlin expresa sublime: “Donde está el peligro, crece también lo que salva”, detalla la reconocida dramaturga.
A medio camino entre el memorial y el documento, el ‘thriller’ y el cuento de fantasmas, esta autoficción galardonada también con el XXXI Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela obliga a la reflexión en torno a los abusos sobre la infancia que se escriben en el cuerpo de las mujeres.
“Es una mentira que se eduque igual a las niñas: no poder pasear libremente por las noches, no poder confiar en la bondad de los desconocidos…”, lamenta Velasco.
En el montaje, Laura interpela a las vecinas de su edad, al comisario encargado del caso y a un educador. Entre los temas que aborda destaca la educación en el miedo, las estructuras del abuso con las que convivimos a día de hoy y la cultura de la violación.