SILLÓN OREJERO 

Más Madera! el último intento de Bruguera de llegar a los adolescentes con una revista contestataria

Ya habían llegado los ordenadores y los videoclubs, lo que significó que los jóvenes fuesen abandonando los tebeos al ritmo que la industria dedicada a su entretenimiento iba aumentando la oferta. En pleno declive de la viñeta, la editorial Bruguera hizo un último intento de llegar a los adolescentes. No contaba con sus dibujantes tradicionales, habían huido, y recurrió al Equipo Butifarra. El resultado fue una revista que denunciaba el paro y definía ya lo que aparecía en los medios como idioteces. Crítica corrosiva para chavales

12/04/2021 - 

VALÈNCIA. En la reseña del documental WeWork comentábamos aquel odioso término aparecido en los 90 para referirse a la juventud: los JASP. Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados. Un engendro de eslogan que tenía como finalidad vender Renault Clio y que, un año después, en 1996, utilizó como buque insignia de esa generación a Iván de la Peña, un futbolista. Al final, la simbología fue acertada. De la Peña, con más de quince temporadas en primera división, tuvo una carrera digna, pero mucho menos de lo que se esperaba cuando debutó fulgurantemente en el FC Barcelona. Lo mismo se puede decir de esta Generación X. Para los millennials, igual ya habría que pensar en un futbolista de segunda y, para la Gen Zeta, con un 50% de paro a su edad y subiendo habrá que irse a canchas municipales de futbito a buscar el icono. El caso es que me dio por buscar cuándo se empezó a decir eso de la generación más preparada de la historia en referencia a los jóvenes y en la hemeroteca de La Vanguardia el primero en soltar la liebre era nada menos que Rodrigo Rato en una entrevista de 1994 en que adelantaba ideas, como cargarse la ultractividad de los convenios, que solo se atrevieron a hacer en la última reforma laboral de 2012. 

Sin embargo, en los 80 el tratamiento de la juventud no tenía esos matices propagandísticos que empezaron con la cantinela de los más preparados. La juventud, de hecho, era un problema. Para empezar, porque había muchos. El menguante mercado laboral no los absorbía y la drogadicción y la delincuencia eran la salida por la que optaban muchos. Los enfoques sobre los jóvenes solía ser de chicos apalancados y siempre con las tribus urbanas de por medio. Como tantas veces, la influencia anglosajona pegó fuerte. 

Unos personajes míticos de aquella época fueron Chicha, Tato y Clodoveo que se los sacó Ibáñez del magín en 1986 cuando escapó de Bruguera y se unió a la revista Guai!. La clásica editorial, en el mismo año, contraatacó con una propuesta similar, la revista Más Madera! que fue un intento  de consolidar una lectura de viñetas entre los chavales en pleno declive del cómic, que había iniciado ya su cuesta abajo, con la conocida excepción de los superhéroes. Posiblemente, la llegada de los primeros ordenadores y el VHS tuvieron algo que ver. 

La revista apareció al mismo tiempo que el nuevo TBO y Monstruos & Co, el último coletazo de la editorial. Su director fue Alfons López y la readaptación a los años ochenta se intentó llevar a cabo con historietas de corte más social y de denuncia. Firmas que se pudieron leer en sus páginas: Toni Guiral, Pepe Gálvez, F.P.Navarro, Alfons López, Abulí, Hislaire, Padu, Xavier Roca, Das Pastoras, Paco Mir, Sempere, Montse Clavé, Pascual Ferry, Ramis, Pedro Espinosa o Jannin.

En el excelente blog Maginoteca se destaca que la publicación renovaba los planteamientos tradicionales de Bruguera con una oferta más satírica que humorística. La gestión se hacía con una especie de externalización y la llevaba Saco Roto, S.A. (Equipo Butifarra!), que venían de hacer la revista Butifarra donde destacaba el gran Azagra. No obstante, se critica que estuviese dirigida fundamentalmente a un público urbanita, barcelonés o madrileño, y que, aunque tuviese el paro como una de sus principales preocupaciones, los jóvenes que salían, con sus pelos de punta y sus chupas de cuero, rara vez o ninguna aparecían en un entorno laboral convencional, es decir, un taller o una fábrica. Siempre eran, señala el autor de este blog, radios o parques, pero nunca todo lo derivado de la FP. Títulos de historietas como Radio Garfio, la radio pirata o Los cinéfilos (con guión de Jordi Costa) dan fe de ello, aunque esta en esta última se criticase de forma muy divertida la impostura erudita. Era una apuesta por la realidad juvenil, pero ya se veía de modo significativo la brecha entre el mundo de la cultura y el del trabajo. 

No obstante, sí que había algunas páginas en las que se tomaba el pulso a la realidad. En el número 7, una historieta de Paco Mir, donde los personajes contaban su vidas convencionales, esta titulada Rafa G, y hacía alusión a los mensajeros. Esa profesión está olvidada, pero eran los Glovos de antaño, y tenían accidentes constantemente. Los conductores les odiaban. El protagonista de la historieta lo contaba tal cual "me juego el tipo entre retrovisores de punta a punta de la ciudad", y las condiciones poco tenían que envidiar a las actuales "una profesión liberal, sin seguro a todo riesgo, con todo riesgo insegura... un poco a lo Indiana Jones, vamos". Es escalofriante cómo hemos llegado ahora a lo mismo pasando por los pizzeros en los 90. 

Hoy se critica Sálvame, entonces eran las revistas del corazón. En el número 15, decía un texto en el interior de la revista: "Estas y otras inteligentes sandeces son las que ustedes, aunque sea de reojo, leen cada semana en las revistas de la tara mental, mal llamadas del corassón (...) Se trata de ser torero, locutor del telediario, cantante eurovisivo, príncipe de tercera división, actriz de serie tipo Dallas, azafata de 1, 2, 3, ministro de antes y después del Caudillo (...) naturalmente cobrando por salir en la foto. Y ¿sabe por qué? Porque es usted un gilipollas". 

Tenían una postura refractaria al triunfo social. En el número 5, Pedro Espinosa satirizaba la televisión con el canal Chalado Chanal y el presentador Lobotómico López, donde aparecía la clase de una Escuela de Imbéciles. Preparaban a la gente para el mañana y los profesores reprendían a los alumnos si les sorprendían estudiando a escondidas. A uno, de hecho, le expulsan de la clase por inteligente y luego se compadecen de él, le dicen "Te has cerrado la tira de oportunidades, fíjate en los anuncios, la televisión. Todos los profesionales de los medios de comunicación hacen alarde de la idiotez más supina". El pobre se echa a llorar porque nunca podrá ser "tan imbécil" y le explican: "Debes intentarlo, hoy en día para cualquier trabajo por nimio que sea te exigen el título de perfecto imbécil, los funcionarios, los políticos, los militares no conseguirían sus cargos si no demostraran la más completa ignorancia". Pequeñas muestras, destellos, de un anarquismo para niños que no ha envejecido mal.