Entrega de distinciones culturales por el 9 d'Octubre (Fotos: Rafa Molina)
Fotos: Rafa Molina
Fotos: Rafa Molina
ALICANTE. El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha reivindicado la idea de una industria cultural valenciana con capacidad productiva durante el acto de entrega de las distinciones culturales con motivo del 9 d’Octubre, día de la Comunitat Valenciana, celebrado por primera vez fuera de Valencia, y en esta primera ocasión realizado en la sede de Casa Mediterráneo, en Alicante. “No es una quimera”, ha afirmado, indicando que “se puede hacer y tenemos ejemplos para hacerlo”, en alusión a los premiados.
“Esta es la primera vez en la historia que una parte de los actos institucionales se celebran fuera de Valencia, una iniciativa nace con vocación de continuidad”, explicaba el presidente regional. “Este año es en Alicante, pero a partir de ahora se entregarán cada vez en una ciudad distinta de las tres provincias de la nostra Comunitat, porque tras más de treinta años de autogobierno queremos dar pasos decididos en la vertebración, pasos comunes que nos definen como comunidad, y no hay nada mejor que la cultura para hacerlo”, describía.
“La literatura, la música y las artes definen la identidad de un pueblo; son pilares fundamentales que sostienen nuestra identidad y sentido de pertenencia. La cultura nos ayuda a proyectarnos al resto del mundo; es cimiento y fachada de la casa común en la que vivimos desde hace siglos. De ahí que se haya decidido que se entreguen las distinciones en una ceremonia previa que destaque el enorme acervo cultural”, justificaba el president. En ese sentido, afirmaba que “reconocer a los mejores entre nosotros no es mirarnos el ombligo, sino celebrar lo que nos une y nos define como comunidad política, económica, social y fiscal”.
“Es un día para la reflexión y el análisis de los retos que el futuro nos puede traer, y la cultura tiene un papel determinante, porque la cultura no puede ser un fósil, sino que debe tener capacidad productiva”, aseguraba Mazón, añadiendo que “tiene que pasar de la supervivencia a la ambición”, apuntaba. “En otros lugares supera el 5% del PIB, así que la idea de una industria cultural valenciana no es una quimera, sino que se puede hacer y tenemos ejemplos para hacerlo”, apuntaba.
Para avanzar en esa dirección y conseguir “que la cultura en todas sus expresiones sigan siendo señas de identidad, pero también palanca de desarrollo y prosperidad”, el president de la Generalitat Valenciana apuntaba a varias ideas clave en su estrategia, como es la creación de la Dirección General de la Industria Cultural, la apuesta decidida por Ciudad de la luz como polo audiovisual del sur de Europa, un plan de rehabilitación del patrimonio cultural para la conservación de los BIC y BIL, así como un plan estratégico de industrias culturales.
Para ello pidió la participación de todas las empresas culturales valencianas, para la construcción de “un futuro despejado y menos dependiente de la Administración, todo ello sin descuidar los servicios públicos en museos, bibliotecas o auditorios”, señalaba, al tiempo que dejaba caer alguna reivindicación, como es el retorno de la Dama de Elche o el Llibre del Repartiment de Orihuela. “Sois los mejores de entre nosotros y de ahí que sea especialmente grato reconocer vuestras aportaciones en este sentido”, afirmaba a los premiados para concluir su intervención.
Mazón pronunciaba su discurso después de que Susana Camarero, vicepresidenta y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda de la Generalitat Valenciana, hiciera entrega de las distinciones culturales como maestra de ceremonia. “Estamos todos juntos el día de nuestra tierra, conmemorando nuestras señas de identidad, para darle una especial visibilidad a la cultura, gracias a un decreto que permite entregar estas distinciones en la víspera del 9 d’Octubre y en cualquier municipio de la Comunitat”, destacaba la vicepresidenta. “Una decisión que une, enlaza y aproxima a todos nuestros pueblos”, añadía.
Camarero destacó la trayectoria de los premiados con las distinciones al mérito cultural, que este año han recaído en el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, así como en la productora de cine María Zamora, la Asociación Raíces del Reino de Valencia y en Gustavo Pascual Falcó, autor del pasodoble Paquito El Chocolatero, a título póstumo, además del Premio de las Letras, para el escritor Ferrant Torrent.
Familiares de María Zamora y de Miguel Falomir subían al escenario para recoger el galardón, por la imposibilidad de los propios premiados de acudir al acto, aunque si estarán presentes en la ceremonia de mañana, 9 d’Octubre, en Valencia. También acudía a por el galardón Gustavo Pascual Pérez, hijo del músico de Cocentaina compositor de Paquito El Chocolatero en 1937, una de las piezas musicales indispensables en la Comunitat Valenciana, himno universal de hermanamiento”, describió Camarero.
También subían al escenario distintos miembros de la Asociación Raíces Reino de Valencia, “creada para digitalizar los fondos documentales eclesiásticos de las diócesis de la Comunitat Valenciana, para preservar la inmensa documentación de los archivos parroquiales”, apuntaba la vicepresidenta. Una base de datos que supera los siete millones de registros. “Historia de las familias y los pueblos; una aportación de valor para ver cómo se ha ido construyendo y transformando la sociedad valenciana”, destacaba sobre la entidad, que nació hace quince años.
El escritor Ferrant Torrent, que en febrero publica su próxima novela, pero que acumula cuarenta años de trayectoria en el ámbito de la literatura alzándose con el Premio Nacional de la Crítica y siendo finalista del Premio Planeta, subió por último al escenario para recoger el Premi de les Lletres como reconocimiento a su talento.
“Estas distinciones son diversas como diversa es la cultura y la sociedad”, apuntaba. “No me lo esperaba; no esperaba nunca ningún premio, porque el mejor premio son los lectores y que recuerden tu trabajo, pero esta distinción me la comunicó Miquel Nadal, que me pidió que no se lo dijera a nadie”, recordaba el autor. “Solo se lo dije a mi hermana con Alzheimer, que se emocionó, pero después lo olvidó; valió la pena romper el pacto de silencio que hice con Miquel”, confesaba.
“La cultura es el alma de un país y mi literatura está centrada en la sociedad valenciana y en valencià, en el humor y la ironía como una necesidad existencial”, explicaba sobre su propia obra y definiéndose como, según apuntó, lo haría Borges: “Escribo para mí, para mis amigos y para atenuar un poco el paso del tiempo”.