El repaso a través de 6 profesionales de la creatividad por sus respectivos cafés de cabecera. València, café a café
VALÈNCIA. Probablemente si una cafetería quiere ser algo más que eso debería ofrecer mucho más que un plan canónico. Deberá ser un propio atractivo, significarse como un lugar en el que las cosas suceden, y eso pasa, primero, por provocarlas. Cuando el café de la esquina se convierte en el espacio intangible donde algunas ideas entrecruzadas se unen. No sólo del regustito alfa a Café Gijón vive el hombre.
Un trazado por los cafés en los que la creatividad se cobija y en los cuales el pensamiento cultural arraiga, a lomos de sus propios usuarios con muchas horas ante sus mesas.
Jorge Pérez, Tórtel. Cantante
Su lugar: Bluebell Coffee
Calle Buenos Aires, 3, València
“Siempre suena música muy agradable, es un lugar tranquilo donde me siento a gusto. Algunas veces me he sentado con el ordenador a preparar alguna clase, o a escuchar con cascos alguna mezcla de lo último que haya podido grabar. De hecho escuché por primera vez allí varias primeras mezclas de las canciones de Las tres tormentas, o de las piezas que junto a Jordi Sapena hemos estado haciendo para Cuiners i Cuiners. Las cafeterías son lugares perfectos para los observadores… Es una mezcla de estar solo pero en compañía, me paso el tiempo fijándome en lo que pasa cuando parece no pasar nada”.
Lucía Meseguer. Diseñadora gráfica.
Su lugar: Tula Café
Calle Cádiz, 62, València
“Un clásico y pionero en Russafa, antes de la invasión actual. Cuando trabajaba en un estudio, enfrente, se convirtió en un refugio donde descansar del ajetreo, era como parar el tiempo, transportarte a otro ambiente, dejar las prisas atrás, con ese sofá rojo y, por supuesto, el exquisito trato de Alejandro, su dueño. Las cafeterías permiten llevar la mente dónde necesitas. A veces trato de relajarme, a veces leo, a veces anoto ideas, el teléfono ya no suena y puedo pensar con más claridad”.
Betto García. Sombrerero
Su lugar: Poppyns Café
Calle Isabel la Católica, 21, València
“Es súper inspirador, lleno de objetos de diseño y de cosas bonitas e interesantes, pero también es ese entorno como de invernadero donde disfrutar de la luz de Valencia mientras miras tu mail o te tomas un crep o una ensalada. Suelo escaparme a media mañana siempre o a la hora de comer para desconectar. Busco salir de mi espacio de trabajo, en el que vivo momentos de mucho estrés, y necesito desconectar. Es mi momento, de asentar todo lo que tengo en la mente y dejarlo en stand by y así al volver al estudio retomar todo lo que tengo pendiente y ver las cosas desde otra perspectiva. Lo interesante de tener un sitio habitual al que ir es poder desarrollar una relación con el espacio, una relación con el personal de confianza, que sepan lo que sueles pedir, que te conozcan”.
Mar Hernández, Malota. Ilustradora.
Su lugar: Rivendel.
Calle Hospital, 18, València
“Tal vez sea las mejores ideas suelen aparecer cuando estamos rodeados de un ambiente que nos estimula visualmente, sonoramente. Me gusta Rivendel, se presta a estar allí dibujando, charlando con los amigos, descansando, desconectando... cuando programan algo cultural es enriquecedor ir a ver las exposiciones, los conciertos y demás actividades. Además, siempre me encuentro a amigos tomando algo allí.
Iván Banjo. Compositor de música.
Su lugar: Dulce de Leche.
Calle Pintor Gisbert, 2, València.
“Paso más de la mitad de mi tiempo dentro del estudio de producción y grabación. Es una actividad muy solitaria y muy agotadora por el esfuerzo de focalización mental y auditiva que exige. Salir a buscar "inputs" creativos y escuchar fuera del entorno del estudio es totalmente necesario para mí. Me gusta mucho trabajar y pensar allí mis primeras ideas porque encuentro un equilibrio perfecto entre ajetreo, espacio, comodidad e intimidad. Me parece un contrapunto perfecto a mi actividad en el estudio. ¡Allí surgen ideas! Dulce de Leche me gusta por la luz, el trasiego de gente tan dispar que pasa por ahí, la buena música y por supuesto su delicioso café.
Todo desarrollo y/o proceso creativo conlleva largos momentos de soledad. Y no lo digo como algo negativo, sino como algo necesario para alcanzar concentración y buena inercia de trabajo para llegar a materializar ideas. Pero obviamente después de algunas horas uno se hastía y necesita salir de su "cueva". En las cafeterías se interactúa, se oyen conversaciones cotidianas pero al mismo tiempo uno conserva su intimidad e individualidad”.
María del Plata. Cantante.
Su lugar: Retrogusto Coffeemates
Mercat Central de València.
“Conocí Retrogusto cuando vivía a dos calles del mercado. Bajaba casi todas las mañanas a comprar o simplemente a pasear y un día pasé por enfrente de la cafetería y pedí un capuccino. Me encantó su sabor, tan diferente a lo que estaba acostumbrada. Estuve fijándome en cómo preparaban el café Martina y Paula, que lo pesaban al molerlo y durante la extracción, en la leche que utilizaban y el propio café de especialidad, claro. Me sorprendió el mundo que existía detrás de ese producto tan cotidiano y que desconocía totalmente. Yo llego a Retrogusto, bebo mi café, comparto alguna charla con las personas que hacen como yo y comienza el día. Forma parte de mi rutina diaria, la que necesito para centrar mi cabeza y empezar a funcionar”.