Del 15 al 17 de abril

Migraciones, tránsitos, cambio: minuto y resultado en el teatro que habla del ahora

Investigadores y dramaturgos se reúnen en València para analizar los entresijos de la escena contemporánea más comprometida

15/04/2019 - 

El cambio y el movimiento como constantes universales. El camino, el viaje, la travesía. Los desplazamientos forzosos, la huida, la supervivencia en tiempos convulsos. La creación de identidades heterogéneas. La mixtura, el exilio, los cruces, los nuevos comienzos. La hibridación de formatos y discursos. Las miradas que huyen del estatismo y la complacencia. Las miradas que apuestan por el ahora más crudo. Todos estos elementos construyen la arquitectura del III Congreso de la Asociación Internacional de Teatro del Siglo XXI, centrado en las migraciones, los desplazamientos y el tránsito dentro de la escena actual en España y América Latina.

El encuentro, que será inaugurado por José Sanchis Sinisterra, se celebrará del 15-17 de abril en la Universitat de València y, además de ponencias teóricas de investigadores, incluirá también encuentros con autores, editores, traductores y representaciones. En concreto, podrán verse en La Mutant los montajes Salt (de la compañía Fil d’Arena), una obra que la crisis de los refugiados en Europa y al rol de la mujer en este proceso, y Elegía, de Aurelio Delgado, pieza de teatro físico que alude al viaje de un exiliado que huye de la guerra.

La actualidad se mueve entre bambalinas. Y es que, una dramaturgia que aspire a ejercer como retrato de la sociedad, no puede pasar por altos su creciente complejidad, la diversidad de sus gentes, la heterogeneidad de sus calles y sus hogares. “En estos momentos en Europa y en el mediterráneo se están produciendo movimientos migratorios relevantes, debemos tenerlo muy presente”, recuerda Nel Diago, investigador de la UV y coordinador del encuentro junto a Ana R. Calero. También se mantiene muy presente en ese encuentro el conflicto que está teniendo lugar en la frontera entre México y Estados Unidos “con la amenaza de construir el muro, la caravana de migrantes, la violencia del narcotráfico…”. La situación en esas latitudes es de una crueldad desgarradora, no por casualidad la foto ganadora del último World Press Photo muestra precisamente a una niña hondureña llorando de terror tras ser detenida junto a su madre en el paso de una nación a otra.

Fragmentos de inmediatez

“¿Por qué no vamos a ocuparnos de lo inmediato? - apunta el investigador sobre la voluntad de analizar las creaciones que vibran en la frecuencia del hoy- No podemos estar estudiando únicamente y para siempre a los autores del pasado”. De igual modo, defiende que los investigadores teatrales, no se ocupan “solo de la palabra, sino del hecho escénico en su totalidad”. Así, defiende que la creación teatral va “más allá del texto literario” pues es creado “en un momento histórico concreto y con unos medios y referentes específicos; todo eso influye en el proyecto y determina su resultado”.

En este Congreso, no solamente se abordarán las fronteras geográficas, sino también las que surgen en el paso de un género creativo a otro: “los compartimentos de teatro, danza y música se han diluido, la mayor parte de los espectáculos tienen un carácter más bien híbrido. Pensamos que ese desplazamiento también es relevante. Por otra parte, también trataremos el tránsito de un idioma a otro que suponen las traducciones, de la comunicación entre los seres humanos”, indica. Otra traslación analizada será la del paso “de la narración a la dramaturgia: versionar textos que no han sido concebidos para la escena, pero que pueden ser adaptados a ella”. O, por qué no, transportar obras del pasado, como un MacBeth a otros momentos históricos. Es lo que tienen los símbolos universales, que su espíritu trasciende el tiempo y el espacio.

 

“El teatro español contemporáneo trabaja nuevas formas y temas que están conectados con nuestra realidad; constituye una forma de estudiar o de pensar cómo estamos en el mundo”, apunta Ana Contreras, (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid), quien presentará su trabajo “Descolonizar la escena: La poesía es mi manta, de la Asociación Sin Papeles de Madrid”.

Así, para la experta, analizar y estudiar las producciones que hacemos en el presente “permite que quede una memoria para el futuro. A veces cuando pensamos en el teatro, pensamos solamente con el texto, pero va mucho más allá: es un arte efímero y es necesario dejar registro de su representación. Para entender, amar y decodificar una estética hay que estudiarla, tener referentes”. Pero, aunque prima la esperanza, la integrante de RESAD expone también sus temores: “en la escena se están tratando temas que tienen que ver con las preocupaciones del momento, pero también hay una censura bastante grande en nuestro momento histórico actual. Hay artistas que están siendo juzgados por sus proyectos”.

Respecto a la pieza La poesía es mi manta, señala que se trata de un proyecto “artístico, pero también artivista, político, pues busca denunciar el racismo. Va mutando, incluye canciones, historias de vida, poemas...Empezó para desmitificar las leyendas urbanas sobre los manteros, para reivindicar su realidad. Ahora estamos abordando los orígenes de la migración y los beneficios de la convivencia”.

En ese sentido, aunque su pieza parte de un lugar muy específico del mundo, de una postura claramente definida en la realidad que habitamos, Contreras considera que cada manifestación “siempre habla de algún aspecto social. Incluso las piezas más abstractas nos están transmitiendo una forma de entender la estética. En el mismo acto de reunirse ya estamos abordando lo que pensamos sobre los seres humanos y sobre el hecho político”. De igual modo, Contreras subraya el potencial de la escena para empapar al público y transmitir mensajes de una manera mucho más intensa y potente que otros formatos: “es algo ritual, es un hecho social en el que todos participamos. Eres un espectador activo, que va elaborando la información que recibe. Compartes de forma directa el tiempo y el espacio con alguien, se crea una comunidad temporal. El teatro te llega de una manera directa, corporal y emocional”.

El teatro ha sobrevivido a todo

¿Prevalecerán las bambalinas más allá de los frenéticos ritmos contemporáneos, de los nuevos modelos de ocio y los esquemas vitales que marcan el paso? “El teatro ha sobrevivido a todo y seguirá haciéndolo, pues la gente sigue sintiendo esa necesidad de juntarse en torno a la escena, por eso es un arte tan antiguo”. “Otra cuestión es en qué condiciones económicas sobrevive, pues a menudo se trabaja desde una precariedad enorme”, apunta Contreras. La precariedad, siempre la precariedad atravesando la vida.

“La escena desvela de una manera muy lúcida nuestros propios enigmas y carencias; nuestros propios imaginarios y tópicos”, apunta Eduardo Pérez Rasilla (Universidad Carlos III de Madrid). En su caso, abordará la trayectoria del dramaturgo de origen chino y afincado en Madrid Minke Wang. Para el investigador, la suya constituye “una de las voces más interesantes del panorama escénico español por su originalidad, su potencia verbal y su capacidad de experimental, pero también por su situación: estamos hablando de alguien que ha venido de un lugar alejado del nuestro tanto desde el punto de vista geográfico como del imaginario colectivo y se ha insertado en el ámbito escénico español”. Así, Wang realiza “una propuesta desde su posición en este mapa escénico, social, personal y político; desde su mirada”.

“El teatro es vida y reflexión sobre la vida. Constituye en sí mismo un discurso total”, apunta el secretario del Congreso, Jesús Peris, (Universitat de València). Respecto a las motivaciones para abordar los distintos prismas del tránsito entre bambalinas, Peris señala que consideran “muy importante dar a conocer cómo el teatro se implica en los problemas sociales de nuestro tiempo, cómo los representa y cómo nos insta a la reflexión y a la acción. Algunos de los trabajos que se van a mostrar no solamente representan al ‘Otro’, sino que se abren a él para que se visibilice”.

Las propias creaciones escénicas viven en el tránsito constante, en esa itinerancia que les lleva a desarrollar su trabajo en distintas coordenadas y ante audiencias diversas. Mutando, evolucionando cada vez que se alza el telón. El cambio como común denominador: “no solamente cada montaje es único, sino que cada representación de cada pieza es única, pues plantea una interacción diferente entre la propuesta del grupo, el público, el espacio y el entorno”, indica Peris.

El escenario como espejo

Como apunta la investigadora Ana Martínez, encuentros como el que comienza este lunes en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación permiten ver cómo la creación escénica “puede ser un espejo de una realidad que es tan contemporánea como las producciones que se están haciendo. Hablamos de obras que ponen el foco en los conflictos sociales más inmediatos”. Durante su intervención abordará la autoficción dramática “que parte de uno para encontrar al otro” a través de la pieza Kassandra, de Sergio Blanco.

Pero, si desviamos la mirada de especialistas y eruditos, ¿encontramos a una ciudadanía consciente de las nuevas sendas emprendidas por la escena actual o siguen pesando los esquemas de las obras más tradicionales? “Socialmente todavía está muy incrustada la concepción clásica del teatro. En los centros educativos, siempre se dejan para el final los asuntos contemporáneos y eso acaba creando una imagen muy limitada a los estudiantes. Es importante saber lo que sucedió anteriormente, pero también lo que está ocurriendo ahora. Estamos tratando cuestiones que están aconteciendo en estos instantes”. Teatro para entender el hoy y delinear el mañana; teatro para impregnarse del presente y esbozar otros futuros. Teatro de la mirada inmediata.

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