entrevista

Miquel Navarro: "En el arte no me inspiro, creo porque necesito plasmar mis emociones"

10/07/2022 - 

VALÈNCIA (EFE). El artista valenciano Miquel Navarro (Mislata -Valencia-, 1945) se define en esta entrevista como "un poco neurótico y paranoico" pero cree que el arte funciona como terapia, dice ser aficionado a la cocina, prefiere la montaña y la huerta a la playa y confiesa que le habría gustado ser farmacéutico.

-¿De dónde le viene su interés por la escultura?

-De los juegos de infancia. Yo vivía en un sitio donde había una acequia y barro, y yo cogía el barro y lo modelaba. Siempre me ha interesado más lo tridimensional que lo bidimensional, y aquello de tocar para saber y conocer.

-Ha viajado por todo el mundo, pero sigue viviendo en el mismo barrio de Mislata (Valencia) donde nació. ¿Es de los que piensa que no se está en ningún sitio como en casa?

-Es muy interesante viajar y conocer la humanidad y ver otras culturas, comparar, adquirir conocimientos nuevos. Pero mi historia está en este pueblo y quizá vuelvo a él porque he sabido comparar y encuentro que Valencia es un sitio muy agradable de vivir, con una luz maravillosa y un clima bastante aceptable, y además es bonita.

¿Qué país o ciudad le ha fascinado más?

-Las que son muy parecidas a Valencia. Me gusta mucho Nápoles. Es como si me encontrara en mi casa: Mediterráneo, la naranja y el limón, la cultura griega y romana, la comida y el carácter.

-¿Qué lugar tiene ganas de conocer?

-No me lo he planteado nunca porque conozco casi todo. Pero uno de los países que más me gustan de los que he estado actualmente y he vuelto varias veces es México. Hay un estrato cultural muy potente.

-¿En qué se inspira a la hora de crear?

-No me inspiro, tengo la necesidad de plasmar mis emociones. Uno se inspira de todo, en su propia vivencia primigenia y también en la cultura que se va adquiriendo.

-Tiene una gran colección de arte. ¿Hay alguna pieza a la que le tenga especial cariño?

-No sé si tengo una colección de arte o de objetos. De todo hay, tengo algunas cosas de arte y tengo otras cosas que son objetos de otras culturas, que también podemos considerar que es arte. Tengo arte africano, arte popular mexicano, cosas japonesas y chinas. También tengo un Julio González muy bonito y un conejito que toca la trompeta, que compré en el rastro de Bruselas y que aprecio mucho.

-Y de sus obras, ¿hay alguna de la que le haya dado especial pena desprenderse?


-La obra de uno es la suma de todas. Encontrar una es complicado. Desprenderse te sabe mal pero uno tiene que exponer y que la gente pueda adquirirla y hacerla más extensible. Uno vive de su trabajo.

¿A qué artista le habría gustado conocer?


-A muchos. A algunos del Renacimiento, posiblemente a Miguel Ángel, lo que pasa es que tenía mal carácter, pero es uno de los artistas que más adoro. Me hubiera gustado también conocer a Benvenuto Cellini.

-Si no se hubiera dedicado al arte, ¿qué le habría gustado ser?


-Farmacéutico, por aquello del laboratorio y las fórmulas. De pequeño también jugaba a laboratorios. También me hubiera gustado ser ingeniero y hacer puentes y carreteras.

-No tiene pensado jubilarse, pero ¿qué le gusta hacer cuando no está creando?


-Hago muchas cosas, hasta cocino. Siempre he sido de ir en bicicleta. Ahora no voy porque estoy un poco delicado, pero siempre me ha encantado, es un ejercicio muy sano y vas en contacto con el paisaje, el ambiente, la temperatura, la velocidad.

-¿Qué tipo de películas le gustan?

-Me gustan las películas con ese sentido del cine tradicional de toda la vida de los años pretéritos.

-También se dedica al cine...


-Sí, pero mi cine es un cine documental que está relacionado con mi obra. Pongo obra mía y es un cine que no es al uso. Estaría dentro de las corrientes de las vanguardias del cine francés, como el de Jean Cocteau.

-¿Se ha enganchado también a las series?


-A alguna, de todo tipo. De crímenes y otras más frívolas. Hay una que se llama "Emily en París", que era más frívola pero como he vivido en París me gustaba recorrer la ciudad, además la gente que sale es muy guapa, y también hay cocineros y gente de la moda.

-Si se perdiera, ¿dónde habría que encontrarlo?


-Quizá en la casa que tengo en la montaña, oyendo música. En cada momento, en un sitio. A veces me gustaría estar en un plaza romana, pero sin turistas, y en Nápoles, ahí sí me gusta estar.

-¿Algún defecto confesable?

-Yo soy un neura, claro. Soy un poco neurótico y paranoico pero lo llevo bien, no para ir al psiquiatra.

-¿Y algún secreto que quiera contar?


-No voy a decir que soy vanidoso porque hay días que me encuentro que estoy bien y otros que no me gusto. Quizá sería que por muy malo que esté, si veo una cosa bonita por la calle que me gusta me quedo mirándola.

-¿Alguna manía o superstición?


-Más antes que ahora, ahora tengo menos. Siempre he tenido manías y neuras pero creo que el arte funciona como terapia. EFE

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