El artista Eugenio Merino, que revolucionó ARCO con su escultura de Franco congelado, llega a Espai Rambleta con una instalación compuesta de más de 11.000 monedas de chocolate
VALÈNCIA. Empezar un artículo sobre Eugenio Merino hablando de Always Franco puede parecer un cliché, pero lo cierto es que su particular versión del dictador, que causó sensación en la feria ARCO de 2012, le pudo costar más que críticas. La escultura, que presentaba a Franco congelado en una nevera de Coca-Cola, le valió una demanda de la Fundación Francisco Franco (sí, existe) que, a la postre, fue desestimada. Sin embargo, la cuestión de los límites en el arte, saliendo del taller y llegando a la Justicia, sigue latente hoy. El creador aterriza hoy en la sala de exposiciones de Espai Rambleta, donde seguirá explorando la relación entre arte, política y actualidad con Suiza patria querida, una instalación comisariada por Adonay Bermúdez y que introducirá al público en el goloso mundo de la corrupción.
La muestra centra su discurso en la banca suiza, caracterizada por su privacidad contemplada en la ley desde 1934, que no permite, entre otras cosas, manifestar irregularidades en el sistema financiero, un punto de partida al que él añade una frase de sobra conocida: “el día en que los pobres no tengan nada que comer, se comerán a los ricos”. Fue en 2009 cuando el trabajador del banco HSBC en Ginebra (Suiza), Hervé Falciani, entregó a la Hacienda francesa su famosa lista, en la que incluía los nombre de más de 130.000 supuestos evasores fiscales. ¿Y qué hace Merino con todos esos elementos? Una lluvia de monedas de chocolate. Suizo, por supuesto. “Quise hacer piezas que fueran desapareciendo poco a poco, una vez la gente las coma no estarán. Es una metáfora, no de que el público esté robando, sino algo peor: es la deuda que dejan estas fortunas al Estado, lo que nos toca comernos”, explica el artista.
Será hoy cuando la Rambleta llene su espacio expositivo con hasta 11.000 monedas de chocolate suizo, que los visitantes podrán degustar hasta fin de existencias. Con título de la muestra, extraído de un texto de Forges de 1976, es el perfecto resumen donde queda patente cómo la patria no responde a fronteras o relaciones culturales, sino únicamente a intereses económicos, una ‘protesta’ que, si bien, se plantea en un primer momento como los pobres comiéndose a los ricos, al final resulta más en una situación como la de la película Cuando el destino nos alcance, de Richard Fleischer, en la que “cuando no hay nada que comer, los pobres se comen entre ellos mismos”. La instalación, como muchos otros trabajos del autor, resulta en un mensaje explícito que Merino relaciona con su interés por el humor gráfico, desde Mongolia –donde colabora- hasta El Jueves, guiños que “obligan a la reflexión”.
“El arte y la actualidad tienen que formar un buen equipo, hay que conectar con la gente que va a ver la obra. Hay artistas que prefiere n mirar hacia adentro y otros hacia fuera, ninguna opción es peor que la otra, pero a mi lo que me interesa es estar en contacto con los elementos que forman parte de mi vida”, explica el creador, que hace apenas unos días llevó a la galería de Nueva York UNIX Gallery la cabeza de Donald Trump. Sí, la cabeza, y en una caja. Parte de su exposición Sons of Capital, la tercera que firma en la galería americana, Merino volvió a ocupar páginas y páginas en prensa con su hiperrealista escultura del ahora presidente de Estados Unidos, exposición en la que presentó otras piezas como un pedazo de valla coloreada como la bandera de la Unión Europea.
Es en esa línea entre la crudeza y el humor donde el madrileño se encuentra más cómodo, elementos muy concretos de los que, sin embargo, Merino destaca su universalidad. Siempre tropezamos con la misma piedra. “Lo importante de jugar con la actualidad es seleccionar aquello permanente. Hay cosas eternas, siempre será tema de estudio la desigualdad social”, explica. De esta forma, en Suiza patria querida, Merino recurre al poder del dinero, al adoctrinamiento del capitalismo y a la desigualdad global como puntos clave de esta exposición. Pero, antes de todo esto, ¿les apetece comer chocolate?
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, Merino cuenta con diversas exposiciones individuales en Unix Gallery (Houston y Nueva York, EE.UU.), Jerome Zodo Gallery (Milán, Italia) o ADN Galería (Barcelona, España), entre otras. Además, ha participado en numerosas ferias como Volta NY, Volta Basel, ARCO (Madrid), Art Brussels, FIAC (París), Arte Fiera (Bologna), Art BO (Bogotá), MACO (México) o Art Wynwood (Miami). Asimismo, su trabajo se ha expuesto en exposiciones colectivas en centros y museos tan relevantes como Station Museum de Houston (EE.UU.), Musées royaux des Beaux-Arts (Bélgica), TEA Tenerife Espacio de las Artes (España), Villa Empain (Bélgica), Castrum Peregrini (Países Bajos) o Museum of Contemporary Art of Taipei (Taiwán).