Nuria Rodríguez convierte el ECA de Riba-roja en una 'Estación nómada'

VALÈNCIA. La artista Nuria Rodríguez plantea Estación nómada, exposición que se inaugura el próximo miércoles en el Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ de Riba-roja de Túria, como un oxímoron. Es decir, como la unión de dos palabras con significados opuestos que sirven para motivar la reflexión a partir de su propia tensión, tal y como sucede, por ejemplo, con fría pasión o desorden organizado.

La propia artista lo explica así: “La estación es un lugar desde donde percibir, mirar las cosas, observar la naturaleza. Y nómada, porque propone lo que es en sí la naturaleza: algo cambiante, incontrolable. De manera que suscita una reflexión acerca de si nosotros somos o no somos naturaleza”.

Esa dicotomía entre lo real de la naturaleza y la necesidad que hemos tenido desde siempre los seres humanos de dominarla, por temor a esa inmensidad que nos sobrepasa y la paradójica atracción que ejerce su propia inabarcabilidad, atraviesa la exposición de Nuria Rodríguez en el ECA, cuyas salas acogen rocas, plantas, herbarios, dibujos y pinturas para dar fe de esa comunión entre lo orgánico y su representación.

La artista ha dispuesto las salas del espacio expositivo del Castell de Riba-roja para, según dice, articular esta pregunta: “¿Por qué coleccionar todas las rocas y todas las plantas una y otra vez?” Para ello, en la sala superior, cuenta con diversos sistemas de clasificar la naturaleza, a partir de láminas pintadas del álbum del libro del geólogo alemán del siglo XVIII Abraham Gottlob Werner.

En la planta inferior, habrá rocas, mostrando “el aspecto geológico de la corteza terrestre, cómo se va erosionando y van apareciendo fragmentos de la propia corteza”, explica Rodríguez. En la sala contigua, estarán las plantas y los herbarios: “Esta sala es muy importante porque propone el acercamiento de aquellas mujeres que aunaron el arte y la ciencia a través de diferentes disciplinas”. Una última sala acogerá una colección de todas las travesías que se hicieron a principios del siglo XX y que se registraron en el cine.

“Las rocas nos hablan de un tiempo que es inabordable”, resalta la artista, que dice haberlas empezado a pintar y a dibujar desde 2015. “Me interesa reflejar los cambios que se producen en ellas a causa de la erosión. La ciencia establece patrones de repetición para mostrar, con rigor, cuáles son, por ejemplo, sus componentes químicos y cómo existen en nuestra propia naturaleza”, añade.

‘Estación nómada’, según consta en uno de los textos explicativos de la exposición, “invita a reflexionar sobre la creación de patrones que clasifican ‘lo natural’, ‘lo salvaje’ y lo domesticable’, utilizando la pintura para delinear el contorno de las plantas y las rocas”.

“Sin embargo”, prosigue la explicación, “los límites naturales se resisten y escapan al rigor del pensamiento científico y nos recuerdan que la naturaleza no puede ser encasillada sin perder su esencia”.

Siendo imposible abrazar la naturaleza en su totalidad, cuyo sentimiento nucleó buena parte de los escritos y manifestaciones artísticas del espíritu romántico, son estas traslaciones de lo infinito a lo finito del código científico y del arte, lo que permite establecer cierta comunión con lo incognoscible del cosmos.

En palabras del geógrafo, astrónomo y explorador Alexander von Humboldt, citado por la artista en su exposición, “así como la inteligencia y las formas del lenguaje, el pensamiento y el símbolo, están unidos por lazos secretos e indisolubles, del mismo modo también el mundo exterior se confunde, casi sin advertirlo, con nuestras ideas y nuestros sentimientos”.