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el autor fue uno de los invitados internacionales del salón del cómic

Olivier Schrauwen transforma un domingo especialmente triste en una obra monumental

3/04/2024 - 

VALÈNCIA. Un domingo tonto, un domingo triste, un domingo de no hacer nada, y sin embargo que se te caiga la vida encima. Ese tipo de domingos. En los que no pasa nada pero lo piensas todo. Esta es la materia prima de Olivier Schrauwen en su último cómic, Domingo Flamenco (Fulgencio Pimentel, 2024), una obra monumental de 500 páginas que sigue los pensamientos y la vida de un hombre que pasa un domingo solo, sin salir de casa. El autor belga se pone como reto ver qué puede dar de sí ese aparente sinsentido, y en él encontramos algunas de las grandes preguntas vitales.

Con un ingenio visual y de guion deslumbrante, Schrauwen acepta el reto y lo supera con creces. En su visita al Salón del Cómic de València hace un mes, del que fue uno de los autores internacionales invitado, atendió las preguntas de Culturplaza.

- ¿Por qué hace un cómic desde el aburrimiento, desde un día en el que (aparentemente) no ocurre nada? 

- La idea era concentrarme en las pequeñas minucias de la vida, las cosas muy corrientes que le suceden a cualquier persona todos los días. Quería hacer algo con ese ritmo, y concentrarme realmente en los detalles más pequeños. Tengo la sensación de que las historias demasiado dramáticas te impiden hablar realmente de las cosas pequeñas. Y también lo vi como una especie de desafío: “¿Puedo hacer algo con este material?” Es interesante precisamente porque siempre está trabajando en tu contra, y te obliga a buscar siempre maneras de hacer que su lectura sea, en cierto modo, emocionante.

-Reto aceptado, ¡y se convirtió en un cómic de 500 páginas! ¿En qué momento del proceso te diste cuenta de que podía llegar a tener este tamaño?

- Creo que lo supe desde el principio. Primero fue esa idea y luego el reto de cómo lo haría y su tamaño. Hice una parte, como un capítulo, y lo imprimí yo mismo, y sólo cuando terminé eso me di cuenta y entendí cuánto trabajo sería y lo difícil que sería mantenerlo. También que sería un ejercicio interesante para mí y para la gente que lo lee. Me tomé un descanso después del primer capítulo y, en un momento dado, encontré la energía para escribir el resto del libro.-

- Hay una página en la que apareces tú (o tu alter ego) hablando con tu primo, que se supone que es el protagonista de la historia. ¿Cuánto de ficción y cuánto de real hay en esos dos personajes?

- Partí de una idea y luego desarrollé un personaje que no es necesariamente... Bueno, que, de hecho, no soy yo. Pero siempre empiezo pensando qué necesita la historia, qué tipo de personajes, y luego ya empiezo a ponerle detalles de lo que veo a mi alrededor o incluso de lo que experimento yo mismo. Es como si conforme avanza el proceso de escritura, se volviera más personal. Pero en un primer momento me centro en lo que la idea de la historia debería transmitir.

-La idea más convencional sería, al abordar la historia de un hombre solo un domingo cualquiera, hacer un monólogo y ya. Pero tú lo nutres de otras capas: hablas de diferentes historias en la misma página, combinas voces, líneas temporales, lugares… ¿Cómo se configura esto?

- Al principio tuve la idea de que fuera simplemente el monólogo de este personaje principal, que  no es especialmente interesante, o es un banal pensamiento normal. Y luego pensé que una forma de hacerlo interesante es salir literalmente de su habitación y seguir a un gato, que sale de la casa, se mete en otro sitio… Más tarde quise hacerlo lo más complejo posible: páginas que saltan en el tiempo, diferentes situaciones paralelas, tramas que hablen de temas muy complejos, que abarquen mucho… Pero aún así mantenlo legible. Y, en ciertos puntos del libro, estaba tratando de combinar demasiadas cosas y tuve que rehacerlo, quitar cosas y hacer un montaje. Fue un proceso un poco de prueba y error. Realmente tenía que ir probándolo para verlo. Era imposible poder anticiparlo desde el principio.

- ¿Cómo unías y hacías convivir esas capas? ¿Era algo intuitivo?

- Tenía en mi pared como líneas de tiempo. “Este personaje está haciendo esto y tiene que estar ahí”. Y luego otras capas que era como musicales. Y luego tenía algunas líneas por si algunas tramas tenían que alinearse en un momento dado. Al final, simplemente rompí todo eso yme centré en mirar la página y lo que estaba sucediendo en ella. A veces hay dos historias que no están relacionadas entre sí, pero que aún así parecen funcionar como si hubiera algo extraño que se despliega de esta manera misteriosa. Me gusta mucho este efecto, especialmente cuando en realidad son dos historias diferentes al mismo tiempo que no están aparentemente relacionadas. Me parece interesante porque también lo relaciono con ese momento en el que caminas por una ciudad, tienes tus propios pensamientos, ves cosas, ves un pájaro volar, ves a alguien haciendo algo, lo asocias, creas una historia de la nada… Y a veces lo que ves se alinea con lo que estás pensando y otras veces no. Y también se puede sacar mucho humor de eso.

- Las diferentes historias también tienen diferentes ritmos. El ritmo de Megali es mucho más rápido que el de los demás, por ejemplo. ¿Cómo fue el desafío de conseguir que fueran coherentes narrativamente?

- Lo importante era hacerlo divertido, porque siempre puedes hacer un poco de trampa. Probablemente, si te fijaras muy bien, hay algunos errores en la continuidad del cómic. Pero no lo notas cuando lo lees. Quizás lo más difícil era momentos en los que se resolvía la tensión. Como con Megali: “¿Conseguirá coger el avión?” En el momento en el que sube al avión, la historia se desmorona, lo cual es inevitable. También hay otro momento en el que el personaje principal se da cuenta de que nada bueno saldrá de este día, así que es de repente se abre un abismo en la trama a partir de esta página que había que resolver. Pero pensé que tenía que ser así: resultaba un poco molesto leerlo, también un poco decepcionante, pero era inevitable. El reto era conseguir que el lector pudiera salir de este sentimiento.

- Hay una historia de desamor con su pareja Megali y de re-enamoramiento con su expareja, Nora. Bueno, eso va pensando él a lo largo del día. ¿Estos pensamientos son solo consecuencia del aburrimiento, o crees que realmente lo siente de verdad?

- Creo que simplemente es que está viviendo una relación un poco sosa, y durante la historia es como si estuviera buscando algún tipo de huída. Pero es parte de los pensamientos neuróticos que tiene porque no está haciendo nada. Este domingo no trama nada bueno. Y, por otra parte, sobre-romantiza el pasado, que es algo que hacemos continuamente y luego te das cuentas de que realmente no hay nada de verdad allí. Es una situación un poco triste, pero a veces es así.

- ¿Y qué consecuencias tendrá en su vida todos esos pensamientos? ¿O, realmente, en el momento en el que acabe el día se enterrarán sin consecuencias?

- Creo que simplemente tiene un mal día. Y todos sus pensamientos están en una espiral muy negativa. Al final, el libro termina en un punto de ruptura. Justo después de la última viñeta, habrá una reunión social... Eso es importantísimo, porque nunca lo ves interactuar con otras personas, lo que hace que sus pensamientos sean mucho más fríos y, de alguna manera, estén desconectados del mundo. La falta de comunicación lo hace peor persona, sin duda. Porque no hay nadie que le diga cómo debe hacer las cosas, o si se debe abstraer de ellas o abordarlas. Probablemente, en cuanto su novia regrese y él regrese a su vida normal, salga de esa espiral de alguna manera. ¡Pero no este domingo!

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