VALÈNCIA. La portavoz de València en Comú en el Ayuntamiento de València y teniente de alcalde, María Oliver, dijo en su día que era imposible hacerlo, que mal que le pesase era “inviable” revertir la ZAL. Pese a eso, la regidora ha mantenido esta semana un encuentro con representantes de Per L’horta para dialogar sobre las posibles acciones a llevar a cabo para conectar el futuro parque de desembocadura con l’Albufera. Y entre ellas se halla, como medida estrella, la reversión de la ZAL. Donde dije digo, digo Diego.
Oliver no estuvo sola. Junto a ella se hallaban el Síndic de Podem en Les Corts, Antonio Estañ, y su antecesor en el cargo, el diputado autonómico Antonio Montiel. Que los tres coincidan en algo es extraño, habida cuenta que son corrientes internas del partido en ocasiones enfrentadas; es extraño pero muy simbólico de cómo, ante determinadas cuestiones de política en general, en Podemos ponen prietas las filas y se unen. Y en cuanto a la ZAL la unión ahora es indiscutible.
La propuesta se puede decir incluso que ya no parte desde València En Comú, la formación vinculada a Podemos en el consistorio, sino desde la matriz política, Podemos. Es una cuestión de estrategia, de partido, aunque en ella influyen también situaciones internas que se están produciendo en el seno del sólidamente inestable gobierno municipal. Porque si algo se puede esperar del Ayuntamiento de València son diferencias entre sus socios, diferencias que conforme se acercan las elecciones se van haciendo más patentes. Esto, curiosamente, ya lo profetizó el alcalde Joan Ribó hace dos años.
Miembros del Govern de la Nau perciben en este movimiento de Podemos con la ZAL, además de la acción propagandística en sí, una reacción a la encrucijada de los bloques portuarios y, sobre todo, a la rueda de prensa dada este miércoles por el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, quien menospreció el informe realizado por la concejalía de Oliver. Una suerte de castigo. Algo así como dar una patada a Sarrià en el culo del presidente de la Autoridad Portuaria de València, el socialista Aurelio Martínez.
En el PSPV ha sentado mal la actitud de Podemos, que es incoherente, dicen, cuando la propia María Oliver admitió en su momento que la reversión no era posible. En estos círculos socialistas están convencidos de que se trata de una mera estrategia electoral, “oportunismo político” aseguran, e irónicamente reclaman que hagan un informe en el que se demuestre que la ZAL es reversible, “como el que han hecho para los bloques portuarios”. Las heridas son recientes y no están precisamente cerradas.
En el caso de la reversión de la ZAL los argumentos que enarbola Podemos se vinculan más a una visión de ciudad que a unos hechos concretos. Así, en la nota remitida por la formación morada este miércoles se plantea la reversión como una solución, al incidir en que situar la ZAL en la Punta fue “un error estratégico desde el primer momento” porque es “un espacio demasiado pequeño”. Y para que no parezca que es una interpretación a la ligera citan como ejemplo “las intenciones de construir una mucho más grande en el puerto de Sagunt”.
Siendo proactivos, desde Podemos aseguran que en caso de ponerse en funcionamiento la ZAL “exigiría futuras ampliaciones sobre las zonas adyacentes generando nuevos problemas urbanos y destruyendo más hectáreas de huerta”. Es por eso que Estañ aboga por sustituirla por un corredor verde, el cual, cree, “supondría no sólo apostar por una ciudad más moderna y sostenible, sino que aportaría a València un factor competitivo en calidad de vida”.
En Podemos defienden que perpetuar el crecimiento del Puerto junto a la ciudad de València no hace más que poner en riesgo la salud de la ciudadanía y el principal motor económico de la ciudad de València: el turismo. Para María Oliver la raíz del problema se halla en la concepción de ciudad. “València es una ciudad con puerto, no un puerto con ciudad. El crecimiento del puerto ya acabó con la playa de Nazaret y si sigue esta tendencia pondrá en riesgo el patrimonio natural y económico de la ciudad”, dice.
Por eso, ahora que está pendiente la aprobación del Plan Especial por parte de la Generalitat, Montiel considera oportuno pararlo, revertir la obra y recuperar la huerta. En este sentido el diputado autonómico recuerda que la ubicación de la ZAL en La Punta “ha sido anulada en dos ocasiones por la Justicia”. Un nuevo Plan Especial no puede “legitimar la destrucción de un espacio” como la huerta, afirma.
Pero frente a los deseos que plantean desde la formación morada, el Puerto no replica; “no queremos enfrentamientos”, dicen. Revertir la ZAL tendrá un coste más que considerable, superior a los 100 millones de euros. El propio Aurelio Martínez así lo aseguró hace ya más de dos años tras su primer Consejo del Puerto como presidente. “Revertirlo es una opción. Por mí perfecto si me lo pagan, pero lo pagamos a precio de Manhattan. Si me devuelven el dinero tengo para comprar media València. Si lo revierten, perfecto”, ironizó entonces.
La ZAL, aseguran desde el Puerto de València, ha entrado ya en su recta final. La pelota está en el tejado de la Generalitat, quien ya dispone del Plan Especial en el que se han incluido las alegaciones del Ayuntamiento de València; “todas”, recalcan desde el Puerto. Tiene todas las bendiciones de la Unión Europea. Y, apuntan, “dará trabajo en menos de un año desde el momento en que se ponga en marcha”. Porque ésa es una de las esperanzas que los vecinos asocian a la ZAL: que contribuya a paliar las elevadas tasas de paro de la zona y muy especialmente de Nazaret.