LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

¿Podría existir hoy un grupo como Sex Pistols?

25/02/2018 - 

VALÈNCIA. Músicos procesados y encarcelados por hacer letras incómodas. Obras artísticas censuradas para evitar polémicas que, inevitablemente, llegan por eso mismo, por querer evitarlas. El ambiente está cada vez más enrarecido. Nos están asustando para callarnos la boca. ¿Podría haber existido el punk de 1976 hoy en día? ¿Existe la posibilidad de una arte subversivo, de una música incómoda?

Voy a plantear una ucronía. Estamos en 1977, 1978, pero el clima social y político es el mismo que hay ahora mismo en España, Inglaterra, Estados Unidos y otros puntos del globo. Yo tengo 15 o 16 años, estoy descubriendo cosas nuevas y, sobre todo, despertando a la música. He leído en una revista que existe un grupo llamado Ramones. Lo que cuentan de ellos me seduce instantáneamente. Su imagen me atrapa. Actúan a menudo en un club neoyorquino llamado CBGB. Les sigo la pista. Un buen día un periodista los acusa de alentar el maltrato al menor por una canción titulada ‘Beat On The Brat’. Las redes sociales se inflaman. La prensa se lanza sobre ellos. Empiezan a husmear en sus letras, buscando carnaza. Todo su mundo es repentinamente puesto patas arriba y descontextualizado. Hacen apología de la estupidez. Y de la droga. En cambio nadie cae en la cuenta de que son tan sexistas como el noventa por cien de los músicos de rock de la época. Las redes sociales entran en ignición. La gente va a verles al CBGB como quien va a ver a un monstruo. Les hacen fotos y vídeos, los suben a internet. Así se descubre que el CBGB es un tugurio infecto, con los servicios en un estado lamentable; la bebida es de dudosa calidad y hay mierda de perro por el suelo. 

Escándalo, es un escándalo 

El de Ramones no es un caso aislado. Hay otros grupos que podrían resultar nocivos para el público juvenil, incluso para cualquier tipo de público. Por el CBGB también se mueve un tipo llamado Richard Hell. Una de sus canciones versa sobre el incesto: la letra habla de un tipo asqueado con el mundo que encuentra el amor verdadero. Convencido de que ese amor se acabará tarde o temprano, engendra una hija con su novia. Tras romper con esta, la hija de ambos termina convirtiéndose en su amante para perpetuar su idea de un amor puro. Hell es vilipendiado por la opinión pública. Alega que su letra es un poema, que es literatura, y que la literatura, como el arte, existe para intentar hacernos entender la vida y también para hacerla más soportable. Que no es más que un espejo que refleja lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Es igual. Asqueado, termina por abandonar la música. En cuanto a los Ramones, se separan antes de grabar su segundo álbum. El CBGB cierra poco después porque el público deja de ir, espantado por los comentarios.

Bombas, bombas, ¿qué pasa?

Leo en las revistas musicales (alguna de ellas ha llegado a ser secuestrada a causa de contenidos que, según varios denunciantes anónimos en las redes, incitan abiertamente a que los jóvenes consuman estupefacientes y desafíen al poder establecido) que ese movimiento conocido como punk está prácticamente extinguido. Los abogados de la Reina Isabel han logrado meterle mano al grupo llamado Sex Pistols. La canción ‘God Save The Queen’ ha sido considerada como una apología del terrorismo. Preocupa especialmente la parte de la letra que dice “Dios salve a la reina / No es un ser humano / Hizo de ti un idiota / Una bomba H en potencia”, porque un juez dice que la alusión a la bomba H es apología del terrorismo. Los Sex Pistols son juzgados. Acaban en prisión. Los singles de la banda son retirados del mercado. Los Rolling Stones graban una canción para recoger dinero y ayudarles a costear el proceso. Las redes se ponen al rojo vivo. Unos les tildan de viejos aprovechados que quieren sacar provecho de la desgracia de los Pistols. Sus fans más veteranos les acusan de traidores. Los fans de los Beatles aprovechan para refregarles por la jeta que son ellos quienes deberían haberse separado y no Paul, John George y Ringo. Los Stones aparcan su idea y se van una temporada a grabar un disco a las Bahamas, a un estudio sin wifi. Los opinadores profesionales, que ya se cuentan por millones, ni se acuerdan de ellos, ya están entretenidos con el siguiente tema.

Aparta de mí ese cáliz

Sigo teniendo 15 años pero la mayoría de los discos y artistas que pensaba formarían parte de mi vida acaban mal. Los Ramones solamente han publicado un álbum. Un abogado católico de Alabama ha acusado a Patti Smith de atentar contra la religión cristiana por cantar lo de “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”. Se queman discos de Patti Smith por todo Estados Unidos. Las redes sociales arden como Roma cuando Nerón tenía un mal día. A Patti la llaman feminazi marimacho por salir de esa guisa poco femenina en la portada de Horses. Otros la critican por creerse que es Dylan, Jim Morrison o, mucho peor aún, Arthur Rimbaud. Pero espera, que han descubierto a otro grupo sospechoso salido también del CBGB. Se llaman Suicide (“Hacen apología del suicidio, seguro”) y tienen un tema que habla de un tipo que trabaja como un esclavo y apenas puede mantener a su familia. Lo despiden del trabajo, lo desahucian, apenas tiene para comer. Se vuelve loco, asesina a su familia y luego se suicida. Nadie quiere verlo como una denuncia a una sociedad cruel que explota a los débiles. No. Todo se interpreta literalmente una vez más. Bruce Springsteen, que ha declarado que ‘Frankie Teardrop’ le parece muy buena, recibe durísimos ataques por haber dicho eso.  Hastiado, tira a la papelera el bosquejo de una letra titulada ‘Born in the USA’ y se empadrona en Holanda.


Ni situacionismo ni leches

Mientras tanto, en Inglaterra, el movimiento punk queda completamente sofocado. Las prendas que Vivienne Westwood vendía en la tienda Sex han sido confiscadas en una redada policial. Camisetas decoradas con motivos ofensivos para la sociedad son metidas en cajas y cargadas en furgonetas. Westwood alega que era exactamente eso lo que buscaba, darle a los jóvenes despojados de futuro un vehículo a través del cual expresar su rabia. Devolverle a la sociedad toda la mierda que intenta volcar sobre ellos. Imágenes de delincuentes y violadores. Imágenes homoeróticas con vaqueros desnudos de cintura para abajo. Imágenes antireligiosas con lemas violentos. Cruces gamadas. Los punks usan la cruz gamada como elemento de provocación, para molestar a una sociedad hipócrita. Aparecen fotos de Jordan, Sid Vicious y Siouxsie con esvásticas. El punk es como el situacionismo, alega Malcolm McLaren, socio de Westwood y mánager de Sex Pistols. El punk crea situaciones adversas. No son nazis, ninguno de ellos lo es. De hecho Siouxise tiene una canción, ‘Hong Kong Garden’, que habla de cómo el restaurante chino donde solía ir con sus amigos era habitualmente atacado por cabezas rapadas. Una vez más, las redes arden que da gusto. Alguien intenta asesinar a McLaren a la salida del juzgado. Las redes sociales se llenan de foto de McLaren flanqueadas por caritas redonditas que echan una lagrimita. Están por todas partes. Algunos que habían detestado a McLaren las ponen y mucha gente que no tiene ni idea de quién es, también.

Destructores de mi familia y de todas las familias en general

En España se arma un considerable escándalo por culpa de una canción de un grupo llamado Kaka de Luxe. El tema, titulado ‘La tentación’ no es el problema en sí mismo –aunque hay partes de la letra que, según sus detractores, rayan lo pornográfico-. El problema es que esa canción la interpreta un grupo en el que la guitarra la toca una niña de 15 años. Gran revuelo en la redes, que están tan calientes que funden móviles, ordenadores y tabletas. El debate llega a las televisiones. Y a las radios. Los tertulianos se ponen las botas. Alguno incluso está a punto de morir asfixiado durante una intervención. Durante un par de días parece que no hay otro tema de conversación. Las redes son como una mascletá y un castillo de fuegos artificiales a la vez. A la niña guitarrista, que se llama Alaska, la llaman payasa porque va vestida con un mono de pantera y un collar de perro. La insultan porque dicen que eso no es tocar la guitarra. Sus padres están separados y como la niña vive en España a cargo de su madre, un tribunal dictamina que la menor se traslade a México y esté al cuidado de su padre, que la mete en un colegio interna. 

¡Quieto todo el mundo!

Tengo 15 años y la mayoría de las cosas que me atraen o me interesan sucumben ante un puritanismo represor. El celo por defender los derechos humanos es en ocasiones tan desaforado que en realidad lacaba atentando contra otros derechos que también son humanos. La conciencia social y política se convierte en el arma arrojadiza para quienes han adquirido conciencia social y política hace media hora o creen que la tienen. Conceptos que deberían ser intocables como justicia, democracia o libertad son sólo mercancía verbal que ha sido despojada de su genuino significado. Se emprenden cazas de brujas y linchamientos. Se lapida a la gente –virtualmente, claro-, y se pisotea ideológicamente todo aquello que no convenza a la turba enfurecida, todo aquel que no le caiga bien al portavoz de turno. No podré ver nunca Belle de jour porque acabarán quemándola, no se rodará La vida de Brian, La naranja mecánica será cuestionada, Lolita será cuestionada, Saló o los 120 días de Sodoma desaparecerá sin dejar rastro. Un colectivo en contra del racismo reclama que se eliminen todos los discos de blues, rhythm & blues y jazz hecho por negros segregados. Una asociación animalista pide que se boicotee a Iggy Pop por haber escrito la canción ‘I Wanna Be Your Dog’, que incita a contemplar al perro como un ser maltratable. Mientras tanto, los hombres siguen violando y matando mujeres, en ciertos países se asesina a homosexuales y transexuales,  los pobres son cada vez más pobres, los inocentes mueren de hambre y las matanzas en las guerras son como el vino en nuestras comidas.

No es un sueño, es una pesadilla

Todo esto en realidad no es una ucronía que ocurre cuando yo tengo 15 o 16 años; es una pesadilla que he tenido hace poco, a los 54,  empachado de incredulidad, pero sobre todo, preocupado, asustado. A los 15 años, cuando empecé a saborear  la libertad que apenas tuve tiempo de extrañar porque era un crío cuando Franco aún vivía, ni en mis peores pesadillas hubiera soñado algo como lo que acabo de fabular. Jamás pensé que vería a un músico en la cárcel a causa de sus canciones, ni a otro músico juzgado por sus comentarios. Y menos aún que  un lamentable ejercicio de mala rima sería el nefasto medio para justificar un fin, la exaltación de un concepto -el de patria-, que sin libertad, sin dignidad, sin empatía y sin cultura resulta tan vacío como estéril. No, como decía el otro día Millás en una entrevista con Juan Cruz, esto no puede ser le realidad.