VALÈNCIA. No es posible ignorar la violencia con la que se percibe un lugar como un prostíbulo, ni el propio hecho de la prostitución. Pero Prostíbulo Poético quiere ser eso, sino provocar una nueva intimidad, en el que la protagonista sea la palabra. La iniciativa, que nació en Nueva York, llegó a España a través de Barcelona y ya se ha extendido a otras ciudades del país, llega a València hoy mismo, en la Fábrica de Hielo. Sonia Barba, es la madame de este prostíbulo. El acto consiste en una pequeña presentación de las y los poetas que van a participar, en un ambiente cabaretero y destendido. Cuando eso acaba, los autores se mueven por el espacio y, como si de una habitación se tratase, cada persona del público se puede acercar para pedir un encuentro privado en el que se le recitará un poema. Por cada encuentro, el público tiene que pagar un precio simbólico, los y las poetas prostituyen su obra y las cierran en exclusiva para quién les pague.
La iniciativa sirve como trampolín para jóvenes poetas que tienen la oportunidad de dar salida a su creación literaria, primero a través del espectáculo, y más tarde en la antología que se edita anualmente. Prostituir la palabra para salvar a quién la escribe, esa es la idea. "La gente cuando viene por primera vez, aunque venga informada, no sabe lo que se va a encontrar. En el buen sentido, habitualmente. Detrás de una estética y una apariencia de superficialidad, el Prostíbulo Poético acaba siendo un lugar muy íntimo y con mucha profundidad", explica Sonia Barba a este diario.
La gente de la palabra se reúne en torno a ella para mercadearla, para substraerla, y para apropiarse de ella, justo lo contrario a lo -por ejemplo- ha ocurrido en el confinamiento, cunado muchos contenidos culturales se han liberado para todo el mundo. "Nuestra responsabilidad es promover la creación y que esta se valore, y lo que hemos visto en el confinamiento no hace más que confirmarlo. Por eso las fichas conectan con una autora y un momento concreto. Hemos hecho una profunda reflexión sobre la monetización de la cultura y el excesivo pago en B de nuestro trabajo y vamos a hacer cambios para denunciar esta situación", adelanta Barba.
El envoltorio, o el mismo nombre, pueden llevar a buscar la cautela, pero durante estos años, el Prostíbulo Poético ha ido modificándose para quitarse de encima la losa de la prostitución al uso. La intimidad que piden las diferentes personas del público se concretan únicamente en la palabra. Es un poema, es un trabajo literario, nada más. El contenido ni siquiera es "erótico", de hecho, la propia Sonia Barba pone en entredicho ese concepto "es una palabra con un significado tan amplio y relativo que acaba siendo vacía. En el Protíbulo Poético se muestran y se habla de muchos temas, y lo importante es la intimidad, el momento de vulnerabilidad en la que cada poeta desvela su mayor tesoro, que es su creación poética", apunta.
Nada es lo que parece, solo la palabra, solo la provocación de la palabra. Las y los poetas de cuerpos que crean, que no se vende. La mercancía es la intimidad de la poema presente en un momento y un lugar concreto. Todo lo demás es el envoltorio. "En Estados Unidos, a diferencia de nuestra propuesta, es espectáculo es más importante que la segunda parte, y se base en otras disciplinas. Aquí, en España, la palabra es el centro de todo", concluye Barba.