VALÈNCIA. La Mutant se convirtió este miércoles en el epicentro de la reflexión en torno a los sectores culturales gracias a la jornada Periscopio València. El proyecto, impulsado desde la concejalía de Acció Cultural y la Fundación Contemporánea, celebró una primera edición con la que quiso tender puentes entre distintos agentes culturales del territorio nacional, generando un espacio de debate que pasó por la sostenibilidad o el trabajo en torno a los públicos, nuevos retos y cuentas pendientes históricas pero no por ello menores. Entre los pilares sobre los que se reflexionó, también uno que es clave y que (casi) siempre trae de cabeza a los gestores culturales: la financiación. Bajo el título ‘¿Esto quién lo financia?’ el evento reunió a cuatro agentes culturales para reflexionar sobre la complicada pero necesaria relación entre proyectos culturales y economía, un encuentro en el que participó el director del Festival de Cine de Málaga, Juan Antonio Vigar; el director literario de la Editorial Pre-Textos, Manuel Borrás; la representante de la Subdirección General de Promoción de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura y Deporte, Helena del Barrio; y la directora artística del Festival Dansa València, María José Mora.
“La financiación casi siempre es un terreno hostil que requiere de creatividad en el desarrollo de estrategias y de paciencias”. Así rompió el hielo Mora, moderadora de la conversación, una frase que tenía, eso sí, segunda parte: “Además de una constante insistencia por parte de los colectivos profesionales para que las administraciones publicas realicen la debida inversión, no solo en cantidad, sino de correctos procedimientos y calendarios”. Que la financiación es una de las cuestiones peliagudas a la hora de tratar desde la cultura no es ningún secreto pero si algo quedó claro este martes es que los profesionales del sector están dispuestos a pasar a la acción aunque, ciertamente, en muchos casos no sepan por dónde empezar. Y es esa una de las ideas que, de una manera u otra, quedó patente en los distintos discursos, una realidad marcada por el desconocimiento de las realidades de unos y otros, de empresas y administraciones, de artistas y gestores, que genera un muro difícil de saltar. Pero no imposible.
“En España hay mucho talento artístico pero hay una falta de planificación y de habilidades jurídicas y empresariales”, explicó Helena del Barrio, quien anunció que, en el marco de los fondos Next Generation, se va a generar desde el Ministerio una nueva línea de becas para la realización de másteres en gestión cultural, una medida que busca “profesionalizar” a los actores culturales en los ámbitos jurídico y fiscal. Pero los retos son de doble dirección, porque también hay deberes para la administración pública. “Desde la perspectiva de la iniciativa privada estamos apelando constantemente a la Ley de Mecenazgo. Es necesaria. Además en un país en el que existe una cultura nula al respecto”, defendió el director de Pre-Textos. El asunto no es menor, pues el mundo de la cultura lleva mucho tiempo esperando que se desatasque una norma en la que ahora están puestas todas las miradas, una reforma que está siendo debatida en el Congreso de los Diputados y que supondría la primera en 20 años.
“La política siempre va con retraso a la realidad del tiempo social. Es tiempo de una Ley de Mecenazgo y de las fundaciones”, defendió el editor quien, además, puso el acento en la necesaria tarea de “seducción” por parte de los agentes culturales, una labor que, quizá es difícil de explicar, pero sobre la que es necesario trabajar para aterrizar las ideas en proyectos viables, para conectar con un tejido empresarial no siempre cercano y conocedor de la realidad artística. “Se trata de seducir con proyectos bien estructurados y serios. Estamos en un momento es que se está confundiendo la cultura con el espectáculo y eso es un gran error”. También sobre la necesidad de aprender a ‘seducir’ habló Juan Antonio Vigar, una conquista que no es una cuestión superficial, sino de fondo. “El proceso de la cultura no tiene que basarse en el escaparate, hace falta trastienda”, reflexionó el director del festival de Málaga, quien puso el acento en el trabajo de definición previo. “Cuando alguien tiene un proyecto lo primero que tiene que hacer es analizar la realidad en la que está. Al despacho llegan muchos proyectos repetidos hasta la saciedad. Lo primero que hay que hacer es un análisis de mercado y, específicamente, del territorio al que te vas a referir”.
Vigar explicó el modelo de gestión del festival, un evento que se integra dentro de la sociedad municipal Málaga Procultura, de la que es director gerente y que integra al festival de cine o los teatros municipales. En este sentido, el objetivo –en el caso concreto del festival de cine- es llegar a una situación de financiación 50% privada y 50% pública, un objetivo alcanzado por el evento y que dibuja una realidad que, si bien, se aleja de la valenciana, con festivales y certámenes más dependientes del presupuesto público y, también, con estructuras administrativas que dificultan la relación con el ámbito privado en muchas ocasiones. “Las administraciones tiene que diversificar sus recursos y es responsabilidad de los gestores trabajar en buscar patrocinios y recursos propios”, explicó Vigar, quien defendió un modelo en el que el “crecimiento no tenga que sustentarse en las aportaciones institucionales”.