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 actuarán el 28 de abril en Serialparc

Rufus T. Firefly: “Intento no hacer música desoladora”

16/04/2024 - 

VALÈNCIA. “Bailaría con usted hasta que las ranas críen pelo. Mejor pensando, prefiero bailar con una rata hasta que usted críe pelo”. Esta es una de las tantas frases icónicas y corrosivas de Rufus T. Firefly (Groucho Marx) en la película, Sopa de Gansos (1933). Uno de esos filmes magníficos que nos dieron los hermanos Marx y que han pasado a la historia. No puedo evitar preguntarle a Víctor Cabezuelo, vocalista y letrista de Rufus T. Firefly (el grupo de música) por la historia que hay detrás del nombre, antes de comenzar una entrevista en la que viajaremos por la discografía de la banda que el 28 de abril estará actuando en el Parc Urbà de Malilla dentro del evento SerialParc junto a Valancea

“Digamos que cuando hicimos el grupo – comenta Cabezuelo, nos presentamos a un concurso de bandas, y acabábamos de empezar, no teníamos ni nombre, y justo habíamos visto con un amigo, Sopa de Gansos el día anterior, y dijimos, para apuntarnos al concurso tenemos que ponernos un nombre. Y nuestro amigo dijo, oye, ¿qué os parece Rufus T. Firefly? Y lo pusimos un poco como broma. Porque nos lo pasamos muy bien con la peli, y resulta que ganamos ese concurso. Entonces pensamos, ya no nos lo podemos cambiar, porque con lo que cuesta ganar un concurso, que encima lo ganemos y nos cambiamos el nombre el día siguiente. Entonces así un poco con la broma se quedó. Pensábamos como que nos daba suerte”. 

“En el fondo me gusta el nombre, me da un poco de rabia que sea en inglés, la verdad, a mí me encantaría cambiar el nombre a Rufus T Luciernaga pero no me dejan (risas)”. Recojo el tema del inglés para hablar de aquellas bandas que comenzaron cantando en el idioma de Shakespeare y en un momento dado, eligieron el castellano. En el caso de Rufus T. Firefly su primera maqueta de cuatro canciones, autoproducida, Invincible también fue en inglés. Eran momentos donde muchas bandas indies utilizaban ese idioma. “Realmente en ese momento se veía como algo guay (risas), ahora ha cambiado mucho la cosa, ahora eres un pringao si cantas en inglés pero en ese momento era algo bastante guay, y también toda la música que nosotros nos gustaba venía un poco de ahí, pero a la vez cantábamos en inglés y sentíamos, sobre todo yo, que tenía que hacer las letras, que mi inglés es súper justito, me sentía como un farsante todo el rato”, recuerda. 

Indudablemente si algo llama la atención de la banda, amén de sus investigaciones sonoras en cada álbum, son sus letras, y en tu lengua natal es mucho más fácil expresar lo que quieres. “No terminaba de estar a gusto con todo eso, entonces de alguna manera me alegro que nos atreviéramos a dar el salto, y también me alegro mucho de que haya habido muchísimos referentes en España que empezaron a hacer letras para el rock, para el indie o para el rock alternativo y todo esto, letras muy buenas; a veces las letras buenas yo las veía en otro tipo de música, las veía en grupos de música como Antonio Vega, como El Último de la Fila, cosas así, y no veía en los grupos alternativos que a mí me gustaban letras con las que me pudiera identificar”

Aquello cambió, muchos grupos indies optaron por el castellano en detrimento del inglés, y ese fue también uno de los pilares de su crecimiento. “Luego creo que aparecieron muchísimos referentes de gente que lo ha ido haciendo increíble, y que han roto un poco con toda esa barrera que había, y también había también, por qué no decirlo, como una especie de sentimiento de inferioridad con la música anglosajona, que yo me alegro mucho de que se nos haya pasado un poco”, reflexiona. 

Foto: IRIS BANEGAS

En 2008 Rufus T. Firefly sacan su primer disco, Synthetic Heart  cantado en inglés, tras ese primer larga duración, el grupo publica un EP, La Historia Secreta de nuestra Obsolescencia Programada (2011)  donde le dan la vuelta y comienzan su camino en castellano. Un cambio abrupto en el del idioma y un sonido mucho mejor, es enetedible algo de miedo a ese salto. “No, hubo miedo a no hacerlo bien”, dice. “De hecho hay un hay una forma de decir las cosas en ese EP, con el que yo no estoy del todo orgulloso, pero creo que es algo que forma parte también del aprendizaje, te estás metiendo en una forma de hacer música y evidentemente ahora lo haría de otra manera, diría otras cosas y las diría de otra manera, pero en ese momento yo estaba seguro de que quería empezar ese camino en castellano, porque quería ser más honesto con el mensaje, y quería que llegara el mensaje. Al principio estás un poco perdido y no encuentras muy bien las palabras, y quieres hacerte el interesante, y a veces dices cosas como demasiado pomposas y movidas así, pero bueno poco a poco vas aprendiendo a usarlas”, señala.

Antes de la entrevista he escuchado la discografía de forma cronológica, Cabezuelo me comenta que al haberla escuchado así, quizás me haya percatado que en cada disco sus letras han evolucionado hacia la simplificación del mensaje. “Cada año me vuelvo un poco más cotidiano y más natural escribiendo”, apunta. “Cada vez uso menos palabras extravagantes e intento decir las cosas de una manera súper clara y súper sencilla. Creo que no hay por qué hacer algo complejo para que sea emotivo; al contrario, muchas veces hacerlo complejo le quita emotividad, al final lo importante es que el mensaje llegue, y que llegue de la manera más honesta posible”

El compositor ha respondido que hay formas de decir las cosas en el EP que hoy modificaría, no sería el sonido, convenimos ambos que en el disco hay una mejoría evidente en la producción y en la forma de encarar el sonido, gracias, entre otras cosas, a la intervención de Manuel Cabezalí, el productor del álbum, y desde ese instante también de todos sus trabajos. “Cuando vino al local a hacer la preproducción de esos temas, y comenzó a trabajar con nosotros, nos dimos cuenta de cómo podíamos llegar a sonar y de cómo sonar mejor en directo, no sabíamos llegar hasta ahí. Escuchábamos a bandas que nos encantaban y no sabíamos cómo llegar hasta eso”. 

Parte del sonido de la banda y su mejora en directo es culpa de Cabezalí. “No sólo se preocupara de que el disco sonara bien - comenta, sino que se preocupó de que la banda sonara bien. Y nos enseñó muchos trucos para sonar bien en el local de ensayo, que eso se trasladaba luego al directo y bueno, la importancia de ser muy compactos, de escucharnos entre nosotros. Había muchas cosas que no sabíamos que aprendimos con Manu, quedamos tan contentos que desde ese día hasta la última canción que hemos hecho, que es Reverso, en diciembre de 2023, hemos trabajado con él sin parar”, dice.

La luminosidad actual de la banda no siempre ha estado ahí, en su disco Ø (2012) se pueden apreciar unas letras crudas, una atmósfera más fría y hasta oscura. “Yo lo comparo un poco con el momento de post punk y todo esto que estamos viviendo ahora, que hay muchas bandas ahora que están haciendo música de una manera muy parecida a ese sentimiento que expresa, evidentemente lo hacen de otra manera y diciendo otro tipo de cosas, pero yo escucho algunas bandas ahora que me recuerdan mucho a ese feeling que teníamos cuando hicimos ese disco”. En efecto, era un disco rabioso. “Tiene mucho que ver con el espíritu así veinteañero un poco de rabia, de mirar al mundo y no entender nada de lo que está pasando, ver un poco sufrimiento por todas partes, ver injusticias por todas partes y pensar, pero esto por qué lo estamos haciendo así”, recuerda. 

En 2017 Rufus T. Firefly tienen previsto publicar un último álbum, el canto de cisne a una trayectoria llena de grandes canciones pero escaso público. Editan Magnolia, el disco que les cambia la vida con 250 conciertos. “Fue muy bonito la verdad, porque nos pilló en una etapa un poco de desencanto porque ya llevábamos más de 10 años tocando y no veíamos el camino (risas) Nos lo pasábamos muy bien haciendo discos y tocando, pero ya no podíamos pagarnos los discos y tampoco podíamos tocar apenas porque apenas no salían bolos, y cuando salíamos a tocar igual venían, si íbamos a Sevilla, por ejemplo, igual venían 10 personas a vernos entonces”, recuerda el vocalista. 

Y cuando se liberaron e hicieron las cosas sin ninguna presión, tocaron una tecla mágica en el público. “Nos tomamos ese disco como una especie de despedida, hicimos las canciones muy muy poco a poco Julia y yo, fue una cosa ahí de intentar hacer una especie de fin de carrera o de fin de sueño bonito. Para nosotros era eso, en plan, bueno, no podemos seguir pero vamos a dejar esto aquí y se van a cagar, era un poco cómo nos imaginábamos a gente escuchándolo 10 años después o algo así, y diciendo: ostras ¿qué pasó aquí con esta banda?”.

Reenfocaron el sonido y encontraron un camino con un álbum delicioso y muy cinematográfico, entre el rock psicodélico de los 70, escuchad, Río Wolf, y el pop, sonidos que seguirían explorando en sus siguientes trabajos. “Había un poco también de rabia, pero enfocamos la rabia de otra manera, enfocamos la rabia intentando hacer algo bonito, y yo creo que esa fue la clave, transformamos ese sentimiento de frustración en algo bonito, y para mí eso es un poco lo que cambió también mi visión de la música, porque cuando hicimos eso fue cuando empezamos a gustar mucho más a la gente, y creo que de alguna manera ahora siempre lo intento hacer. Intento coger sentimientos feos y no hacer música desoladora, sino cambiarla, y coger eso para transformarlo en algo bonito, en algo artístico, en algo que pueda en un momento dado dar esperanza a alguien que esté pasándolo mal”, remata.

Un año más tarde espoleados por el éxito de Magnolia, y con canciones descartadas en la recámara, publican Lotus, una continuación necesaria “No había idea de sacar dos, pero es verdad que se nos quedaron muchas canciones, o muchas ideas fuera,  entonces cuando funcionó Magnolia y tocamos un montó, en los directos también nos daba por improvisar mucho, por hacer cosas muy psicodélicas, por llegar a más extremos, y pensamos que era bonito cerrar un poco ese círculo con un disco que fuera mucho más experimental que Magnolia”.

Temas como El Halcón Milenario, Nebulosa Jade o el sencillo Pulp Fiction, ya os advertí que era muu cinematográfico, son de los mejor de un álbum que podrán disfrutar más los oídos preparados. Si te gusta ese rock psicodélico con melodías frescas y en castellano, ese es tu álbum. “Magnolia era un disco muy de laboratorio, de pasar muchas horas delante del ordenador y probar muchas cosas, y lo otro fue un poco lo contrario, lo hicimos rápido y lo hicimos prácticamente en directo, experimentamos un montón y lo que queríamos era un poco eso, mostrar el otro lado más visceral de la psicodelia, menos pensado, nos pareció que estaban muy bien juntos, o sea es que son como dos caras de una misma moneda”.

Llegamos al último disco hasta la fecha, El Largo Mañana (2021), un trabajo marviniano, de esencia soul y elegancia máxima. No esconden sus influencias, las que han impregnado sus musicalidades estroboscópicas y sensitivas. Como he dicho, Marvin Gaye está muy presente en el álbum. Cada disco es un mundo sonoro, una apuesta por la exploración, por la conquista de nuevas canciones y géneros. Rufus T. Firefly muta en cada elepé, como si de una matrioshka se tratara, encontramos un nuevo grupo en cada disco. “Hemos cambiado mucho de formación, somos un grupo distinto, nos llamamos igual pero es verdad que podíamos haber cambiado el nombre en cada disco, no hubiera pasado nada”, comenta. 

El Largo Mañana tiene ese aroma soul que lo hace especial, pero sobre todo diferente. “Tiene mucha referencia soul porque en la vorágine de la psicodelia, una vez en la vuelta de un concierto, nos pusimos el What's going On de Marvin Gaye, y de repente nos voló la cabeza ese disco, sobre todo por cómo sonaba, hubo un momento en que alguien en la furgo dijo: ¿sabéis de qué año es este disco? y pensábamos que era del 78 o 79 y era del 71, en ese momento estaba Pink Floyd haciendo The Dark Side of The Moon, estaban los Doors, era un apogeo del rock. De repente estaba esta gente a su puta bola, haciendo otra cosa totalmente diferente, haciéndolo increíble, haciéndolo de una manera que nadie lo podía hacer, solo ellos y años por delante de todo el mundo, me fascina cómo suena ese disco. La clave es que todo salía de sus manos, nos obsesionamos un poco con esa forma de tocar, y quisimos aprende así, a que todo fuera más sutil, más elegante, más bonito, que no hubiera que pisar un pedal sino que todo saliera de tus manos. Por ahí ha salido el sonido de este disco, está referenciado por todo este tipo de grupos”. El 28 de abril en Malilla tendrás la oportunidad de verlos en directo.

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