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Sala L’Horta: 25 años osados

El teatro del barrio de Castellar-Oliveral celebra su aniversario con un brindis de circo, teatro y horchata

25/09/2019 - 

VALÈNCIA. Existe una línea muy fina entre la valentía y la temeridad. Poner en marcha un teatro privado en una pedanía a las afueras de València, limítrofe con la Pista de Silla y el Nuevo Cauce del Río Turia, de comunicación precaria con el centro de la ciudad, fue tildado en su día de descabellado, pero su vigencia un cuarto de siglo después ha hecho merecedores a sus impulsores del adjetivo de audaces.

Sala L’Horta cumple 25 años en un barrio que ha abrazado la gesta, Castellar-Oliveral. Y para celebrarlo, el próximo 6 de octubre han programado una jornada especial que consta de una pieza de Decopivolta Teatre en el hall y alrededor de la sala, el espectáculo Rock&Cirk, de La Finestra Nou Circ, y un brindis con horchata para brindar por muchos años más.

“En los setenta vivimos un momento de efervescencia cultural. Coincidió con la reapertura de los teatros Talia y Micalet, arrancaban su andadura Carme Teatre y La Estrella, y Moma Teatre acababa de abrir su atelier, que luego se convertiría en Espai Moma. Hubo una apuesta de las instituciones para impulsar la iniciativa privada y se apoyaba a las compañías que querían abrir un teatro”, rememora el director de la Sala L’Horta, Alfred Picó.

De local de ensayo a teatro de tres pisos

Lo curioso es que la compañía que esta en el origen del teatro lo que ambicionaba era un local de ensayos. Los amigos que conformaron L’Horta Teatre habían trabajado sus espectáculos en un cine abandonado y en unos bajos, y cuando empezó a cobrar impulso la formación pensaron en adquirir unos terrenos para ubicar su sede. Y la ilusión se les desbocó: “En nuestro ideario de intenciones constaba una de casa de cultura del barrio, pero terminamos haciendo un centro teatral de tres plantas".

Como hoy día La Rambleta, en el barrio de San Marcelino, y el Teatre El Musical, en el del Cabanyal, la Sala L’Horta cumple una función pública al descentralizar la oferta cultural, proveyendo de opciones fuera del centro de la ciudad. La singularidad del centro teatral, más allá de su veteranía, está en su apuesta por la identidad propia, si bien afirman que el hecho que el hecho de que todas sus producciones, ya sean dirigidas al público adulto como al infantil, sean en  valenciano, no responde a una militancia, sino a una coherencia: “Este barrio es valenciano parlante y pensantes, así que es algo consustancial. El castellano está en todas partes, pero somos de Castellar-Oliveral, así que sería ir contra natura trabajar de otra manera. Nunca hemos hecho bandera, sencillamente creamos en nuestra lengua, porque es lo natural”.

Otro rasgo distintivo es su apuesta por las nuevas dramaturgias, con montajes firmados por autores contemporáneos como Ferran Torrent, Carles Alberola, Pascual Alapont, Josep Maria Benet i Jornet, Rodolf Sirera, Eduardo Zamanillo, Ximo Llorens, Agustí Bartrá, Manolo Molins, Roberto García y Juan Pablo Mendiola. “La normalización de la actividad teatral de un país no se produce hasta que no tiene una producción literaria importante. Nuestra decidida apuesta, por los autores y dramaturgos valencianos ha sido una constante en estos años. Y lo hemos hecho tanto con los que ya tenían una presencia como con los que empezaban y hoy son una realidad, que otros están descubriendo”

Niños que hoy son universitarios

Picó cuenta cómo hoy en día, hay adultos en la veintena que le agradecen la labor de la campaña escolar del centro teatral. No hace mucho, un cámara de un equipo de televisión que acudió a grabar recursos a la sala, le reveló que era uno de los 300.000 espectadores que han participado en la iniciativa que la Sala l’Horta puso en marcha hace dos décadas y que hoy ya suma 150 espectáculos, por lo que, junto al Escalante, constituye un referente para los centros educativos.

Cada año, entre 12.000 y 18.000 escolares de colegios del área metropolitana se asoman por primera vez a las tablas de un teatro en el edificio. “Además de los valores que transmiten los diferentes espectáculos y el complemento que suponen para la educación, una d nuestras metas es que los chavales vean el teatro como una forma más de ocio y entretenimiento”, considera Picó.

La campaña 2019-2020 año se extenderá de noviembre a mayo, con 11 propuestas infantiles con funciones entre semana, que en ocasiones también estarán programadas para las familias los fines de semana. Entre las obras que estarán abiertas a los centros educativos y al público general destacan El tambor de Cora, de La Teta Calva, y Dot, de Maduixa Teatre.

Claroscuros

Las satisfacciones han sido muchas en estos 25 años, pero también las desilusiones. La desaparición del Circuit Teatral en 2010, por ejemplo, fue un golpe muy duro, porque esta iniciativa del Govern permitía una programación regular, de calidad y diversificada para adultos en Castellar-Oliveral. Pero lo peor vino con la crisis económica de 2008-2014. “Los dos años previos a las elecciones de 2015 estábamos tocando fondo. Si llega a repetir el PP, nos hubiera tocado echar el cierre. Pensamos que acabaríamos dándole las llaves al banco para que hicieran un Mercadona”, comenta, medio en serio, medio en broma el director de la sala.

El cambio de gobierno en la Comunitat y el Ayuntamiento, ha suavizado la situación. “No es lo que fue en otras épocas, pero hemos recuperado el tono”, agradece Picó, pero con matices, ya que considera que las administraciones han de realizar una apuesta más firme por el sector: “Lo que le falta a las artes escénicas en València es un apoyo decidido, sin bandazos, porque si no, es difícil consolidar los proyectos. Hay compañías que están desapareciendo, y deberían recibir tanto apoyo como la lengua. Si quieren contar con un sector que no caiga en la precariedad, han de tener muy clara su política. Está claro que Madrid esta parado y nos paraliza a todos, pero no por ello hemos de callar. Este sector no es caro y generamos una gran cantidad de faena. En estos momentos, entre nuestra sala y nuestra compañía, damos empleo estable a entre 10 y 12 personas, con lo que el dinero que invierte la administración revierte en puestos de trabajo”.

También en sostén para otras compañías, así como asociaciones cívicas. Hay vecinos que han visitado el teatro, pero nunca han asistido a una función, ni lo harán. En Castellar hay una cooperativa eléctrica que se ha servido de la Sala para sus reuniones, del mismo modo que fue lugar de debate y asamblea para la conformación de un PAI. L’Horta Teatre también ha cedido su recinto para que otras formaciones teatrales rematen sus espectáculos. Verbigracia, Albena Teatre.

Como la huerta que lo rodea, el centro teatral ha aguantado las hostilidades y despertado el apego. Sopladas las velas, Picó pide tres deseos: “Seguir acogiendo la afluencia de escolares, continuar la colaboración con compañías para que puedan implantar sus propuestas sobre un escenario y formar parte d la sociedad civil para aquello que necesite”.

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