Sala L'Horta retoma la actividad con la versión para títeres de 'L'aneguet lleig', de Cristian Andersen

VALÈNCIA. La Sala L’Horta, afectada por las inundaciones de la DANA que golpearon intensamente la pedanía de Castellar-l’Oliveral el pasado 29 de octubre, retomará su actividad este domingo 17 de noviembre tras dos semanas de parón forzoso. El agua anegó gran parte del material técnico y las escenografías que se guardaban en el almacén de este centro cultural, pero "afortunadamente no llegó a afectar al mobiliario del patio de butacas", informan en un comunicado.

“Hemos trabajado, con la ayuda de muchísima gente, en las tareas de limpieza de barro con el objetivo de volver a la “normalidad” escénica, tanto de la compañía L’ Horta Teatre como de la sala -apunta su director, Alfred Picó-. Pensamos que es fundamental que las niñas, los niños y los padres puedan volver a hacer vida juntos en el contexto de un teatro. Queremos que la Sala L’Horta, que precisamente este año celebra su 30ª aniversario, sea uno de esos espacios de reencuentro”.

En cuanto a los espectáculos en gira programados por L’ Horta Teatre, la compañía se reactivará también este fin de semana. El viernes 15 de noviembre pondrán en escena Els Villalonga en Montcada, Toca Toca en Turís y Croma en Elche, donde también se ofrecerá una segunda función el sábado.

Un clásico universal

La pieza que protagonizará el regreso a la actividad de la Sala L’Horta está dirigida a los más pequeños, el público de primera infancia. Se trata de L’ Aneguet lleig, una adaptación para títeres y marionetas del popular cuento de Hans Cristian Andersen, que la compañía ilicitana La Carreta estrenó hace 25 años y que actualmente sigue cosechando éxitos allá donde se representa. “Es una de esas producciones clásicas que no podemos quitar de nuestro repertorio, porque gusta muchísimo y siempre nos piden reponerla”, comentan desde la compañía.

Francesc Guirado realiza un trabajo dramatúrgico que hace hincapié en la trasmisión de los valores de tolerancia, solidaridad y la aceptación del diferente. La estructura es la de teatrillo abierto con manipulación a la vista directa, en la que dos actores-manipuladores interpretan a todos los personajes de la historia. La música y las canciones de la banda sonora original de Jorge Gabaldá tienen un protagonismo especial, sugiriendo climas y ambientes y reforzando las emociones y sentimientos de cada escena de la obra. A través de canciones y juegos, se invita a los niños y niñas a interiorizar valores al mismo tiempo que ríen y se divierten.

“Esta no es la típica adaptación libre que se toma muchas licencias -sostienen desde La Carreta-. La esencia del cuento original no se desvirtúa, aunque tampoco hacemos énfasis en la belleza en sí como factor determinante de la exclusión. De hecho, nuestro protagonista no es un pato feo, sino uno blanco muy bonito. Lo que ocurre es que el resto de patitos son amarillos. A lo largo de la historia vamos poniendo de manifiesto el rechazo que sufre el protagonista por parte de otros animales de la granja, que le dan de lado hasta que dos niños, que simbolizan la parte buena que también tienen los seres humanos, lo acogen y los cuidan”.