VALÈNCIA. (EP) Sala Russafa acoge su XIII celebración de fin de año con una función especial de la comedia "bárbara" El día de San Judas en la que los asistentes cuentan con cotillón, cava y uvas para, a medianoche, introducir las campanadas en la trama de la representación.
Esta tradición, que muchos espectadores acogen con entusiasmo cada temporada, es para el equipo del teatro y de Arden Producciones (la compañía con la que preparan sus espectáculos navideños), un reto en el que disfrutan tanto como el público, según ha afirmado la sala en un comunicado.
El director de Sala Russafa y uno de los actores que subirán a escena, Juan Carlos Garés, ha explicado que el equipo cena junto arriba en una de las aulas: "Ahí ya empieza la celebración y luego vamos a los camerinos, nos vestimos y maquillamos para transformarnos en los personajes, se van preparando los obsequios para los espectadores, se decora la sala... Conocemos este teatro como la palma de la mano, es nuestra casa. Pero la verdad es que es una noche distinta".
Elautor y director de las obras que protagonizan la programación especial navideña, Chema Cardeña, ha señalado que "siempre es una sorpresa cómo va a salir la representación porque tenemos que adaptar la obra para introducir nuevas escenas, cameos de personajes de otros espectáculos, homenajes a nombres destacados de la actualidad".
"No quiero desvelar la sorpresa, pero nos las arreglamos para facilitar que, de repente, encajen las campanadas en medio de la función", ha comentado.
Todo comienza poco antes de las 23 horas, con el hall de la sala especialmente decorado. A la entrada, el público va recibiendo su cotillón y las 12 uvas de rigor. La representación arranca y, en los minutos previos a la medianoche, los actores se saltan la cuarta pared para interactuar con el público en escenas en las que un inesperado maestro de ceremonias conecta el tiempo real con el escénico, alineando los relojes en el patio de butacas con el horario en el que se sitúa la historia que se está contando sobre las tablas. Una fusión entre realidad y ficción con un toque surrealista.
Mientras, el equipo de sala va repartiendo el cava para el brindis que da la entrada al año nuevo. Y, al igual que los intérpretes y el público, todos hacen lo posible por comerse las uvas sin atragantarse de risa. "Es un momento único como actor. La verdad es que nos divertimos muchísimo, pero no te puedes despistar demasiado porque hay que retomar la función, queda al menos la mitad del espectáculo por delante y el ambiente es muy festivo en el patio de butacas", coinciden en afirmar Garés y Cardeña, que han participado en muchas de las funciones especiales por Nochevieja de Sala Russafa.
Este año, el teatro y Arden han creado una propuesta para "equilibrar la balanza, devolviendo un poquito de su propia medicina a quienes se han tomado a chiste a la ciudadanía".
En opinión del autor y director de El día de San Judas, la tensión política este 2024 ha ido subiendo los decibelios conforme crecían las campañas de las elecciones autonómicas y europeas. Pero también al calor de desencuentros en el ámbito territorial, económico y legislativo. Un clima de enfrentamiento en el que "se han perdido demasiadas veces las formas y los argumentos" no solo entre los representantes de los distintos partidos.
"Lo más grave es que se ha perdido el respeto a la inteligencia de los ciudadanos", comenta el dramaturgo sobre la utilización de bulos, manipulaciones y artimañas. Lo mismo podría decirse, a su juicio, de otros ámbitos de poder, como el económico, el periodístico, el judicial o el asistencial, que están alimentando la polarización. Desde su punto de vista, no había mejor manera de acabar el año que "riéndose de quienes han querido reírse de nosotros". Un objetivo al que se llega fácilmente con la comedia negra que permanecerá en cartel hasta el 12 de enero.
La obra transcurre en un pueblo imaginario de la vieja Europa, durante el primer tercio del siglo XX. Sus personajes encarnan a estamentos como la religión, la cultura, el orden público, la política y la burguesía en una lucha sin escrúpulos para evitar que salga a la luz el oscuro secreto que les une a una familia represaliada por su ideología progresista.
Todo vale para impedir que los Terranova regresen al pequeño municipio del que fueron expulsados. Y más en un día tan señalado, cuando los vecinos se preparan para festejar a su patrón, el apóstol Judas Iscariote, delator de Cristo. Le han hecho santo con el beneplácito social y de la Iglesia, como demostración de la capacidad de perdón de los católicos (o como prueba de la pasión que siente el pueblo por los traidores).
Juan Carlos Garés, Manu Valls, Marisa Lahoz, Rosa López y Saoro Ferre son el elenco de esta obra con una puesta en escena muy influenciada por la estética del cine de la época, con referentes como Murnau, Fritz Lang o Einsestein. También por los colores y la expresividad del expresionismo alemán que encarnaron artistas como Munch y Dix.