VALÈNCIA. Que levante la mano a quien no le ha entrado el gusanillo cuando se alarga la jornada laboral y se ha saciado con unas rosquilletas de máquina. O quien, en plenos exámenes, se ha despejado de las largas horas de estudio en la biblioteca con un refresco de una máquina expendedora. Esta posibilidad no se dará por el momento en el monasterio de San Miguel de los Reyes, sede de la Biblioteca Valenciana o de la dirección general de Cultura y Patrimonio, que el pasado año se planteó la posibilidad de instalar varias máquinas expendedoras, o ‘vending’, en el espacio y que, finalmente, no se llevará a cabo.
Tal y como publicó ayer el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV), la licitación para la ocupación temporal de seis máquinas expendedoras en el monasterio ha quedado desierta. Fue en agosto de 2017 cuando se inició la licitación de la autorización de ocupación temporal, con un canon de 1.200 euros (sin IVA), unos pliegos aprobados en enero de este mismo año. Tras un periodo de recepción de ofertas de aproximadamente tres semanas, el órgano de contratación ha declarado desierto el procedimiento.
Este no es el único espacio con gusanillo. El Centre del Carme del Carme Cultura Contemporània, sede del Consorci de Museus, anunció hace apenas unas semanas que ubicará su nueva cafetería en el Aula Capitular, que actualmente se usa como sala para conferencias o ruedas de prensa. También el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) está en proceso de seleccionar la nueva empresa que gestione el servicio de restauración del museo.