VALÈNCIA. Hartazgo. Así podría definirse la sensación de Compormís en los últimos días respecto a su relación con el Gobierno de España presidido por el socialista Pedro Sánchez. Desde hace un tiempo, la coalición valencianista ha sido acusada incluso por propias simpatizantes de ofrecer 'gratis' al Ejecutivo el voto de su único representante en el Congreso, Joan Baldoví. Para algunos, es lo que ocurrió en la investidura del también líder del PSOE y también en el estado de alarma y sus sucesivas prórrogas. Una posición "pagafantas" -así la define más de uno- que llegó a su fin este miércoles con la negativa de la coalición a respaldar a Sánchez en el Congreso.
¿Ha servido para algo? Para PSPV y Podem, socios de Compromís en el Gobierno valenciano, no. De hecho criticaron la postura de la coalición en redes sociales y la tildaron de "irresponsabilidad", cuando además, la iniciativa de Sánchez iba a salir adelante con el apoyo de otras formaciones como Ciudadanos. Sin embargo, en la fuerza valencianista, se mostraban satisfechos este jueves de la decisión adoptada más allá de las tensiones que pueda generar en el seno del Botànic II.
El convencimiento en Compromís se plasmó en la reunión de la Comisión de Coordinación Institucional celebrada el pasado 13 de mayo, después del rifirrafe verbal entre Baldoví y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien en una réplica sobre financiación autonómica y el reparto de los 16.000 millones del fondo contra el coronavirus, le acusó de "enredar". En la citada reunión, el grueso de altos cargos de la coalición ya se mostró favorable a no respaldar la siguiente prórroga del estado de alarma si el Gobierno de Sánchez no accedía a ciertas peticiones.
Pero esta rebelión había comenzado antes. Desde que estallara la pandemia, la Comisión de Coordinación Política del Bloc viene reuniéndose semanalmente fijándose objetivos para trazar posiciones políticas durante el confinamiento del coronavirus y reivindicar el papel de la coalición en un momento tan delicado.
Un órgano en el que se encuentran figuras tan relevantes de la formación nacionalista como el presidente de Les Corts, Enric Morera, los consellers Vicent Marzà y Rafa Climent, la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó, secretarios autonómicos como Enric Nomdedéu o Francesc Gamero, el síndic en Les Corts, Fran Ferri, el portavoz en la Diputación de Alicante, Gerard Fullana, además de la propia secretaria general del partido, Àgueda Micó, y el mencionado Baldoví.
Unas reuniones por videoconferencia que han servido, así lo admiten fuentes del partido consultadas, para fortalecer la acción política y la comunicación ante la situación excepcional que se atraviesa tanto en la Comunitat Valenciana como en el conjunto de España y, que, además, han contribuido a mejorar la unidad en un partido que, cabe recordar, se ha visto obligado a aplazar el congreso donde debía elegir a su dirección.
Así, tras el último desplante sufrido en Madrid, el Bloc cada vez lo tenía más claro. "No ha servido para nada firmar con Sánchez", afirmaba Baldoví en Plaza Radio este miércoles, dando voz así a unas reflexiones que ya se hacían en esas videoreuniones de la formación nacionalista.
No obstante, la otra pieza fundamental para tomar esta decisión era Iniciativa, partido al que pertenece Mónica Oltra y segundo en tamaño de Compromís. Esta vez, y aunque con algunas reticencias iniciales, encontraron mayor coincidencia que en otras ocasiones a la posibilidad de dar un puñetazo en la mesa. Así, según diversas fuentes, los más reacios a votar contra de la prórroga eran referentes como el exdiputado Pasqual Mollà o el exconseller Manuel Alcaraz, no obstante, Oltra sí estaba por la labor. Se pusieron unas condiciones como el mayor peso de la población en el reparto de fondos contra el coronavirus, mayor cogobernanza con las CCAA y, aquí un guiño de Oltra, que el ingreso mínimo vital que impulsara el Gobierno central se gestione conjuntamente con los ejecutivos autonómicos.
Tras este anuncio, los contactos con el PSOE fueron más bien leves -por no decir inexistentes- más allá de algunas pinceladas individuales sobre la necesidad de mantener conversaciones. A 48 horas de la sesión en el Congreso, sí se había producido alguna avance -incluso con documentos de por medio- entre los representantes de Compromís y dirigentes parlamentarios socialistas y ministeriales. No obstante, las negociaciones se estancaron, como si la parte gubernamental estuviera a la espera de otros acontecimientos.
El martes, a menos de 24 horas de la votación, se conocía el acuerdo entre el Gobierno y Ciudadanos por el que el partido de Inés Arrimadas respaldaría con sus votos la prórroga del estado de alarma, por lo que la aportación numérica de Compromís ya era más que probablemente irrelevante para Sánchez y los suyos.
Es este punto en el que posiblemente se produce el mayor punto de fricción entre Compromís y el Gobierno de España. Varios representantes de la coalición coinciden en calificar de "chulería" y "ninguneo" la actitud de los negociadores socialistas a partir de este punto, que culminó con una conversación entre Baldoví y la propia ministra que, según estas fuentes, se mantuvo en una línea similar al rifirrafe vivido en el Congreso días atrás.
En esta línea, la propia Oltra dejaba entrever en Plaza Radio esta falta de sintonía en las horas previas a la votación. "Cuando se trata con displicencia y arrogancia, pasan estas cosas", afirmó la vicepresidenta respecto a las últimas conversaciones con el Gobierno y el 'no' de Compromís.
Una reflexión que resume el hastío de la coalición valencianista para ofrecer un apoyo sin garantías ni condiciones a las decisiones del Gobierno de España. Bien es cierto que resulta complicado que un solo voto pueda resultar decisivo en un Congreso tan atomizado como el actual, pero en líneas generales, puede decirse que la sensación general en la coalición era este jueves de satisfacción ante el nuevo rumbo adoptado.