VALÈNCIA. El cartel luminoso de Sebastian Melmoth atenúa sus luces por primera vez en más de diez años. Este emblemático local del barrio del Carmen bajará su persiana el próximo mes de septiembre, haciendo que el barrio se despida de esta guarida del diseño en la que el arte, la fotografía, la tradición y “los objetos únicos” llevan amparándose desde el año 2013. El espacio, liderado por Roberto Martín y Laura Soriano dice adiós al barrio porque “las fuerzas flaquean y quieren abrirse a nuevos proyectos”, aunque se despiden de la ciudad con varios clientes que se han convertido en amigos y con muchas historias a las espaldas. El espacio, que ha funcionado siempre como híbrido entre galería de arte y tienda especializada, se ha visto obligado a cerrar debido al descenso de ventas y también en respuesta al cambio en las dinámicas de consumo dentro del barrio del Carmen.
“La zona se ha ido devaluando poco a poco, ha habido un cambio de públicos importante y el turista ya no se interesa tanto por las cosas más únicas de la ciudad -explica Martín- la despedida va marcada por esto y por motivos personales. Podríamos haber aumentado las ventas, pero prostituyendo la idea del proyecto, por lo que preferimos despedirnos aquí” apunta el encargado que asegura que prefiere "morir en la orilla o donde sea" pero siempre respetando sus ideales. Desde que Sebastian Melmoth abrió sus puertas, tanto Soriano como Martín han trabajado en generar un espacio en el que aunar objetos de diseño, materiales de arte y de fotografía “a su gusto” e intentando trabajar con artistas emergentes e internacionales. El espacio, comprendido como un lugar de reivindicación cultural, ha podido servir como escaparate de todo tipo de proyectos, aunque según Martín tras más de diez años el agotamiento les pesa un poco, por lo que han decidido despedirse a tiempo del proyecto.
Martín explica que bajan la persiana conformes de haber crecido junto a los artistas y a sus clientes, y con el sueño cumplido de poder apoyar a los artistas jóvenes de la ciudad. Aclara también que la despedida viene con el aprendizaje que les ha hecho crecer como personas y aprender sobre el arte desde otros prismas. Signo de esta casa es su manera de darle completa libertad a sus artistas que han jugado con atrevimiento dentro de un espacio en el que las normas nunca existieron entre sus paredes: “Algunos solo exponían sus piezas y otros, los que más nos gustaban, llegaron a pintar el espacio o forrarlo para crear una habitación oscura”, recuerda Martín, “Paul Lobet llegó a dinamitar su obra con petardos y retransmitirlo en directo”, rememora sobre una de las acciones más impactantes dentro de la galería-boutique.
Echando la vista atrás, Martín celebra que desde Sebastian Melmoth han podido aportar su granito de arena al tejido cultural de la ciudad de València y que han podido reinventarse a lo largo de más de diez años, hasta llegar a convertirse en un punto de referencia dentro de la ciudad. Durante el verano estarán de liquidación para dar hogar a los “enseres del diseño” que aún quedan en la tienda, y seguirán vendiendo las obras de artista a su precio original, ya que “su valor no cambia”. La despedida oficial será el 14 de septiembre, con una exposición de la artista y fotógrafa británica Scarlett Poppy, con la que vuelven a los orígenes del espacio que nació para celebrar y exponer arte y fotografía en València donde -al menos en el imaginario- siempre contarán con su calle propia.