Las estanterías de Stromboli han atraído a cinéfilos y aficionados durante más de una década, por lo que este martes celebra su doceavo aniversario con una fiesta en el propio local, desde las siete de la tarde hasta la medianoche
VALENCIA. Si Donnie Darko despertase en Valencia y dejará atrás las predicciones de Frank sobre le fin del mundo, iría directo a despejarse entre carátulas. Se escondería en Stromboli, un videoclub legendario en la capital del Turia que guarece rarezas cinematográficas como Following, la primera película de Christopher Nolan, o Szamanka, de Andrzej Żuławski. Hace 12 años, Dani y Almudena Gascó se embarcaron en este proyecto para unir a personas curiosas y al cine, una idea que no tenía espacio físico en la ciudad y que ha sobrevivido a una crisis económica, a la piratería y a las plataformas streaming multimedia. Dani reivindica la ignorancia y reconoce que "lo hicieron porque no sabían que era imposible", como escribe Francis Ford Coppola en Apocalypse Now. Este 16 de agosto, el reducto de pasión y películas insospechadas conmemora su nacimiento en un encuentro que invita a clientes habituales e inquietos y que alojará un catering de comida tailandesa a cargo del chef César Bermúdez.
Stromboli no quiere arrebatarle el puesto a Internet, sabe que no puede destronarlo. Sin embargo, la réplica que da es el trato con el visitante, una tienda especializada y de culto que regala tiempo al aconsejar de manera subjetiva a cada usuario. Además, alquilar en Stromboli es una experiencia completa, "cabe la posibilidad de consultar filmografías, descubrir referencias y disfrutar una de las citas que incluimos en cada carátula". "Luchar contra Internet es una equivocación", explica Gascó, "necesitas convivir con el virus, vivimos de ese trato humano". De 11 horas a 14, o de 6 a 10 de la noche, quien atraviesa la puerta puede enfrascarse en una conversación con los propietarios y poner a prueba sus conocimientos, hacer peticiones de compra o recibir muchas sugerencias según sus estados de ánimo, su personalidad o su necesidad. Tienen Facebook, Twitter y también un blog, que aunque está descuidado permite consultar reseñas y el catálogo del local.
Cuando abrió la tienda, Dani estaba convencido de que vendería imágenes, pero los más de 10.600 socios saben que vende llanto, amor, risas o reflexión, más que cine a secas. Stromboli ha recibido a huéspedes como José Sacristán, Tristán Ulloa, Ana Álvarez, Bárbara Lennie, Javier Rebollo o Fernando Trueba. De hecho, la mejor joya del videoclub llegó a las manos de los Gascó gracias a Trueba. La Maman et la Putain es un largometraje del francés Jean Eustache de 1973 que solo está editado en Japón y es muy cara y difícil de conseguir. En el programa Mi película favorita de Canal+, Trueba contestó que esta era la suya y años después una amiga china le regalaría una copia de la cinta. El hijo del director, Jonás, le pidió a Dani que la subtitulase, y casualmente, también es la favorita del propietario. Se trata de un filme emblemático que simboliza el fin de la Nouvelle vague y que retrata la derrota de mayo del 68. "Jóvenes que se encuentran en el mismo callejón sin salida que vivieron sus padres", explica Gascó, "una película muy filosófica, romántica y llena de monólogos". Un proyecto con bajo presupuesto, con planos entre paredes blancas, buenos actores y buenos diálogos; que sirvió de ejemplo a Trueba para ilustrar que con muy poco, pero con mucha imaginación, se puede hacer una gran película.
El videoclub ha dado un beneficio humano intangible a la ciudad y ha conocido a todas sus generaciones de cinéfilos, desde los más jóvenes que entran en el mundo tímidamente, hasta los coleccionistas más longevos. Se ha generado una cultura en torno a directores y cintas emblemáticas, extranjeras e inaccesibles en la red o en otros locales de alquiler. Las filias y las pasiones de los aficionados han encontrado una casa en Stromboli, un hogar que aún tiene "muchos rincones por barrer, por rastrear y por compartir", tal y como describe Gascó. Les gusta darse a conocer por el bocaorella, por la recomendación de algún cliente que se ha quedado satisfecho con probar el cd original y sentir el contacto de una carátula que la red no puede ofrecer. Hace poco compraron la cinta más cara, la edición especial de Szamanka por 72 euros. Una edición limitada a 2000 ejemplares con la firma del director, un folleto y postales; aterrizó desde Inglaterra y es considerada una pieza de coleccionista, capturada por Stromboli para que no escape de Valencia.
Al margen de dar este servicio de alquiler, también colaboran asiduamente con diversas instituciones: IVAC Filmoteca, MuVIM, IVAM, Aula de Cinema de la Universitat de València; y festivales como Russafa Escènica, Valencia Negra y Cineuropa, en Santiago de Compostela. De hecho, Dani ha subtitulado numerosas películas, para instituciones, como La puerta del cielo de Michael Cimino (1980), y para añadir a su oferta.