VALÈNCIA. Lo verbalizas en una conversación banal. te has interesado por algún producto, o estás buscando una solución para algo de la casa. Lo dices sin mayor importancia, pero a las pocas horas, los anuncios en redes sociales te avasallan con aquello que estabas buscando. El mejor, el más barato, el envío más rápido, el mejor valorado, el más innovador. Marketing espía.
Si la humanidad ha puesto históricamente poca resistencia al objeto de deseo, cuando este es inducido, hay una fuerza invisible que empuja a caminos inesperados. Desde este punto nace Un buen colchón, una obra de teatro escrita por la valenciana Paula Llorens y dirigida por Israel Solà, que tiene su estreno absoluto este fin de semana en el Teatro Talia, antes de viajar hasta Madrid, al Teatro Fernán Gómez.
Un influencer de vida saludable y una opositora viven una vida precarizada pero feliz en pareja. Pero un día leen en la prensa que un futbolista se ha comprado un colchón de 45 mil euros que parece tener todas las bondades posibles y que es esencial para su rendimiento y éxito. Lo que parece una excentricidad se convierte en una solución posible para la vida de los dos: un mejor descanso en el atajo rápido y seguro a un futuro mejor, pero para ello tienen que conseguir el colchón de 45 mil euros.
La obra nació de una noticia real: “El colchón de 55.000 euros que vuelve locos a los jugadores del Real Madrid”, publicó el diario Marca. A partir de ahí, se entretejió esta comedia en la que la obsesión por el objeto de deseo de la pareja acaba alejándoles a ellos mismos de su realidad. “Soñar no esta mal, es lo que nos hace mover en el mundo. Quien sienta que su objetivo es tener un colchón de 45 mil euros, aunque me parece banal, lo puedo respetar. Lo que me parece interesante es que, para conseguir alcanzar ese sueño, no todos partimos del mismo sitio. Hay gente que tiene un buen colchón que le amortigüe el golpe. A veces no es solo el dinero, puede ser una red social que nos ayude a ser más valientes en la vida”, explica Israel Solà en rueda de prensa.
Un buen colchón no es solo la obra sobre la desestructuración de una vida en común, sino que apunta al veneno del consumismo, a la obsesión por el triunfo, al objeto de deseo como solución ilusoria, y al poder de las redes sociales para inducir necesidades banales. “Somos marionetas que mueve un ser divino. La obra cuenta cómo se nos puede ir la vida por un like o un deseo. Cómo, cuando sientes que necesitas algo para alcanzar tu sueño, puedes ir tan lejos. No solo es una comedia para reír, sino también es un reflejo de la sociedad”, cuenta Veki Velilla, que protagoniza la obra junto al actor castellonense Víctor Palmero.
Hay un tercer actor sobre las tablas, Carlos Chamarro, que funciona como un narrador con dotes de demiurgo, y que irá manipulando a la propia pareja para que sigan el camino del deseo. Chamarro además interpretará a personajes secundarios como el banquero o el dependiente de la tienda de colchones. Y cuando los interpreta, de alguna manera, recuerda que no deja de ser aquel narrador.
La búsqueda del "Golden Deluxe Nirvana" provocará que la pareja se plantee incluso dormir en el suelo, y que todo se vuelva una parodia sobre los tiempos modernos. “A mí me gusta decir que esta obra es un cabaret viscoelástico”, etiquetaba Palmero. Mientras que Israel Solà apoyaba explicando que la textura de la obra tenía que ser “cutre kitsch, contemporáneamente hortera”. Otra más, esta de Veki Velilla: “Somos tres imbéciles haciendo el imbécil en una obra con muchísimo respeto”.
Por su parte, Paula Llorens contó ayer su experiencia con la obra. Fueron los responsables de la recién estrenada productora 11 Varas los que idearon esta historia y se la encargaron a ella. “Es la primera vez que me encargan la obra que tenía otra persona en la cabeza. Ha sido todo un reto, buscar conservar la idea original y hacerla mía. Luego aparece Israel Solà, que firma la dirección, y también propone nuevas ideas. Todo ha salido bien porque se ha hecho desde el respeto y la libertad que da entender que las cosas son cambiantes y que quien entra es para aportar”.