VALÈNCIA. Al principio del nuevo siglo el heavy metal gozaba en España de una segunda vida, gracias a bandas que había llegado arrasando en las listas de éxitos como Mägo de Oz o Saratoga. Esto propicio que miles de jóvenes descubrieran a muchas más bandas, tanto nacionales como internacionales. València no era ajena a ese fenómeno, que impulsó los primeros grandes festivales como Rock Machina, que trajo a grupos estelares. La sala Repvblicca fue un hervidero de conciertos en aquellos años, prácticamente todas las bandas de metal se paseaban por la allí. Era el epicentro del rock en directo. El sancta sanctorum del heavy. El lugar de peregrinaje para encontrarte con tus ídolos. Mi segunda casa durante años.
Grupos tan en boga como los germanos, Blind Guardian, Ronnie James Dio (la voz del heavy metal), teloneado por los Ilicitanos Amalgama, o los más oscuros, Dimmu Borgir descargaron sus temas para sus seguidores en València. Fueron años de efervescencia. Años donde las camisetas negras de bandas abarrotaban los conciertos y donde era fácil que cualquier grupo que editara un álbum tocara aquí. La ciudad estaba dentro del circuito de conciertos metaleros de España junto a Madrid y Barcelona. Años antes, Arena Auditorium había sido el escaparate para ver en directo a Rammstein (1998) o Ramones (1989). Un lugar mítico que señalaba a la capital como un destino seguro para ver buenos conciertos.
Y toda esa agitación y burbujeo cuajó en un festival histórico por muchos motivos. En 2004 llegó el Metalmania Session en la Plaza de toros de València, con Judas Priest, uno de los padres del heavy metal con clásicos como Painkiller o Breaking the Law de cabeza de cartel. “Se venía rumoreando que iban a ser dos días, como las ediciones anteriores, e incluso tres, aunque se rumoreaba que iban a ser dos”, apunta Félix Jiménez, promotor en The Pentagram Prod. “Y no se sabía dónde, se rumoreaba València pero se hablaba del Circuito de Cheste y sitios así mucho más grandes, pero hubo una ruptura de relaciones entre RocknRock y Matarile, que venían haciendo juntos el festival otros años, y gracias a esa alianza entre RocknRock y Matarile vinieron todas las bandas importantes a València a la Sala Repvblicca, pero al producirse esa ruptura, se hizo el festival de prisa y corriendo con una única jornada en la Plaza de toros, pero no era lo esperado”, recuerda.
Metalmanía fue el reconocimiento de que la ciudad de València era capaz de albergar un espectáculo como ese. El cartel, aunque era menos rutilante que en ediciones anteriores, era increíble, sobrecogedor. Bandas internacionales de la talla de Helloween, In Flames, UDO, Pretty Maids, Cradle of Filth y los que eran cabeza de cartel, Judas Priest conformaban un listado de grupos que a día de hoy seguiría componiendo un festival de un enorme nivel. La mítica banda británica Judas Priest regresaba a España tras el retorno de su vocalista, Rob Halford tras una década fuera del combo. Era la primera vez que volvería a cantar sus temas en directo en España, y València tenía la suerte de ser su anfitriona. Se repetía la dicha que tuvimos cientos de personas el histórico 2 de julio de 1992, cuando Nirvana aterrizó en la ciudad, siendo la primera que pudo disfrutar de Nevermind, el disco que lo cambió casi todo, en rigurosa primicia nacional.
“La verdad es que no esperaba mucho, sobre todo después del cartelón del año anterior, imposible de superar, y los problemas que hubieron, ya que hasta última hora no se sabía el cartel definitivo ni la ubicación”, comenta David Descalzo, que estuvo en el festival. Y es que aquello pilló por sorpresa a todo el mundo. El último Metalmanía se había realizado en Villarrobledo (Albacete) durante cuatro días, con un cartel que quitaba el hipo con Iron Maiden y Mötorhead a la cabeza, ahí queda eso. Y era extraño que el festival llegara a la ciudad.
Santy Pradas, otro asistente al festival, no recuerda ningún evento de esta magnitud en València. “Así festival como tal no recuerdo ninguno. València nunca fue un sitio para festivales, por lo menos eso será lo que piensen los promotores. Entrados ya en el 2000 hubo bastante concierto interesantes gracias a la Sala Repvblicca, aunque pienso que el heavy en esos años no estaba pasando por buenos momentos”. La ciudad adolecía, y sufre hoy todavía de no tener un festival de rock duro como Barcelona o como los que ha tenido Madrid, que indudablemente generan un gran impacto económico, y además sitúan a las ciudades en el mapa de festivales, hoy en día uno de los grandes alicientes culturales. Algunos eventos como el Love to Rock han intentado recuperar un poco el matrimonio entre el rock, la ciudad y un gran festival, pero muy lejos de lo que fue Metalmania Session, que trajo primeras espadas internacionales que hoy en día todavía han agrandado más su estela.
Desgraciadamente la ciudad nunca estuvo en ese circuito de grandes festivales de rock, nunca dio el paso más allá de las salas de conciertos. “No sé si se puede decir que alguna vez estuvo, salvo casos puntuales, casi alineaciones planetarias diría yo” afirma Javier Lizán, locutor del programa No solo de heavy vive Javi. “A esto se ha sumado que en estos momentos la industria del rock no pasa por un buen momento, así que no hay muchas sorpresas: poco rock y en los sitios de siempre. Siento ser fatalista, pero quizá son épocas nada más”
La Plaza de toros es un lugar increíble para conciertos, además de estar situada en un lugar extremadamente privilegiado. Cualquier puede venir en tren de cualquier parte de España e ir directamente al concierto. En 2019 estuvieron Bob Dylan y Mark Knopfler dejándonos a todos atónitos, demostrando una vez más el potencial del rock en directo. En 2010 Deep Purple y en 2011 Iggy Pop incendiaban Viveros con sus conciertos, pero no acababa de regresar a la ciudad un festival. Todos han sido desde 2004 momentos puntuales, giras que pasaban por la ciudad.
“Hoy en día la bandas internacionales de primer nivel no cuentan con Valencia como una de sus paradas, incluso muchas bandas noveles solo suelen venir una o dos veces al principio de sus carreras, luego, ves que ya no incluyen a València en sus giras, debido a la poca afluencia de público”, apunta Pradas.
En la actualidad las grandes giras de rock duro no se asoman por la capital del Turia. Las grandes bandas terminan en recitos enormes en ciudades como Madrid o Barcelona, València se ha quedado descolgada. No es así en giras más pequeñas, para un aforo más reducido. “València nunca ha sido importante en el circuito heavy metal y hard rock”, sentencia. “Venían bandas importantes porque formaban parte de una gira, y ya tenían confirmadas como siempre Barcelona o Madrid, y a tener varias fechas libres metían València como ciudad grande”, señala Jiménez.
Con una muy buena cantera de grupos y de seguidores, es algo incomprensible que desde este festival no haya habido una propuesta similar. “València no es una ciudad de rock, lamentablemente aquí va más el techno y la mákina”. Sin embargo, sí existen salas que programas conciertos todas las semanas, que se implican y que no permiten que la música en directo desaparezca. “Conciertos siempre habrá, lo que pasa es que ahora son mucho más underground, mucho más pequeños y me temo que ese tipo de festivales no vamos a volver a vivirlos, pero nunca se sabe seguiremos viviendo de conciertos más pequeños, en salas como Paberse o Rock City o incluso Repvblicca, y nos desplazaremos a Madrid o Barcelona siempre que haga falta”, apunta.
Metalmania Session despertaba el interés más que otros festivales porque el público deseaba volver a encontrarse con Judas Priest, o verlos por primera vez con Rob Halford. “El regreso de Halford, pues imagínate, por todo lo alto, y eso que su sustituto, Ripper Owens caló bastante entre la gente, recuerdo su concierto 2 años antes con los propios Judas en la sala Repvblicca, fue brutal”, señala David Descalzo.
Aquella noche Halford volvió a brillar encima del escenario, su tan ansiado regreso a la banda con la que había forjado parte de la leyenda de la historia del heavy. La Plaza de toros se volcó con él, miles de gargantas aullaron letras que han conquistado a varias generaciones. Aquel 25 de junio de 2004 todo el mundo que pisaba el albero tuvo su encuentro con la historia hecha concierto. Solo unos días antes, el 8 de junio, habían estado tocando en Burjassot, Mötorhead y Sepultura, otra prueba más de la ebullición del rock duro en València. El concierto de Judas quedó registrada tan esperada y caldeada noche en un dvd que acompañó su siguiente elepé, Angel of Retribution (2005). Solo hay que ver las caras de las primeras filas para darse cuenta de la ilusión que despertaba aquel concierto, aquellas canciones y aquel momento único.
No solo estaba Judas, sino no sería un festival, el resto de grupos también consiguieron acaparar miradas. Aunque los británicos sobresalían por encima del resto, el cartel seguía siendo espectacular. Eran momentos de cambio en el rock y el metal. Momentos de fusión de sonidos, de mezclas, de electrónica, sintetizadores; pero también del regreso de los grandes grupos de rock. Judas, Maiden, Ozzy Osborne, era una época de regresos monumentales, de grandes elepés como Dance of Death de Iron Maiden. “El grupo que más interés tenía en ver (más que a Judas), era In Flames. Venían a presentar "Soundtrack To Your Escape", el segundo disco desde su cambio tan radical de estilo”, comenta Mateo Osuna, otro asistente al festival. “No me pereció malo (el disco), pero tenía tan buen recuerdo del concierto que dieron en el Rock Machina, que estaba deseando verles de nuevo. Y no defraudaron (a mí al menos). No había la rabia y la intensidad que les vi sobre el escenario la primera vez, pero me encantaron igual”.
No fueron los únicos por los que cientos de personas se desplazaron hasta la Plaza de toro. Helloween siempre habían sido una banda querida, admiradas y seguida en España. “Sin duda la banda que más ganas tenía de ver en directo, además de Judas, fueron los Helloween, y eso que venían de tocar con Rage en la sala Repvblicca hacía unos meses, y que obviamente también fuimos a ver; pero para unos chavales que se volvían locos con el heavy metal de la época era increíble tener al lado de casa, en un mismo sitio y una misma noche a dos de las bandas más míticas, y que más marcaron nuestra generación en nuestra ciudad. Sin olvidarnos de UFO”, recuerda con cariño Ramón Valiente, que también estuvo en la Plaza de Toros.
Un festival es una foto fija de un momento de tu vida. Aquel beso mágico con aquella canción que te encantaba de fondo, esas risas con amigos o esa sensación de estar delante de tu grupo favorito y no creértelo. Recuerdos grabados a fuego en la memoria. “Guardo un recuerdo realmente bueno de aquel día”, señala Valiente. “Yo acababa de llegar a Valencia para estudiar, venía de una ciudad pequeña que jamás habría tenido un evento de tal magnitud. Terminamos un examen en la universidad y fuimos directamente al concierto. Recuerdo que varios amigos vinieron únicamente para el concierto desde Cuenca. Siento que fuimos un puñado de gente de todas partes que llegamos a Valencia con la única intención de impregnarnos de la esencia del heavy metal, de la hermandad y la unidad que trasmitía ese mágico sonido. Jamás olvidaré un mini de cerveza junto al Silver del por entonces recién extinguido Muro, y renacido Silver Fist, que no dudó en compartir con fans y compañeros en ese momento, sin duda un lugar de encuentro y fraternidad por algo que nos unía a todo”, comenta.
Es una tragedia para cualquier amante de los sonidos más fuertes que València no tenga un festival de rock duro que haga que miles de personas de la Comunitat, o de otros puntos de España, vengan a disfrutar y a empaparse de música. “Creo que el principal problema es la falta de recintos con las condiciones necesarias para traer bandas como Metallica, AC/DC o Guns N´Roses”, apunta en esa dirección Carlos Martínez del programa de radio Metal y tal de la UPV Radio. “Con la construcción del Casal España Arena de Valencia, o el futuro estadio de Mestalla (cuando lo terminen) dispondremos de 2 nuevos recintos habilitados para dar cabida a este tipo de conciertos, y solo faltará que los promotores apuesten por Valencia de nuevo”, remata.
Estaba claro que aquel buen momento en el heavy patrio, ayudó de manera contundente y definitiva a que una ciudad con menos tradición en cuanto a grandes conciertos participara del resurgir del género de forma más masiva. “Por aquella época la escena metalera gozaba de buena salud en nuestra ciudad y, arrastrados por el éxito de bandas nacionales como Saratoga, Warcry o Mägo de Oz, una hornada de nuevos seguidores se iban uniendo poco a poco”, comenta Martínez. “La escena metálica es la más fiel de todas y siempre responde. Tendrá momentos mejores o peores pero siempre estará ahí, llenando estadios o en bolos más pequeños”
En un festival de estas dimensiones suceden miles de cosas, algunas también se quedan asentadas en el recuerdo. “Prácticamente recuerdo todas las actuaciones y lo mucho que disfruté Pretty Maids con un Ronnie Atkins soberbio. También recuerdo los precios del merchandising de las camisetas de Judas Priest que rondaban los 40€ cuando por aquellos años era dificil que pasaran de 20€ o 25€”, señala Martínez.
“Y fuera de lo musical recuerdo que decidimos salir a cenar antes de Helloween, y como había tanta gente en los bares, llegamos con el concierto empezado y desde la Plaza del Ayuntamiento escuchamos las primera notas del Keeper of the Seven Keys. Aquello fue alucinante. El Keeper sobrevolaba Valencia y mucha gente no sabía qué pasaba al ver esa manada de heavies correr para llegar a tiempo”, comenta divertido.
El único festival grande de heavy rock que se mantiene en la Comunitat, con algún intento como el Costa de Fuego de Benicàssim de 2012, sigue siendo el Leyendas del Rock en Villena. Un evento que año tras año sigue apostando por el rock y continúa atrayendo a miles de personas de todas España, y de fuera, para disfrutar de un festival lleno de grandes grupos, hermandad y esparcimiento durante el mes de agosto. Una isla en medio de la Comunitat que esperemos pronto pueda contar con más festivales con esta proyección en otros puntos.