CASTELLÓ. Semana tras semana, la tendencia se confirma: este verano es el de los pequeños festivales. Si hace semanas eran el Feslloc, el Early Music Morella o les Nits al Claustre de Castelló quienes anunciaban su celebración, el último en hacerlo ha sido el Singin' in the Cave de la Vall d'Uixó, que tampoco quiere renunciar a la puesta de largo de su quinta edición. Así lo han comunicado este miércoles en una rueda de prensa la alcaldesa de la localidad, Tania Baños, y el concejal de Turismo, Jorge García, mientras se producía además la reapertura de les Coves de Sant Josep, el especial enclave donde esta cita musical se instala cada año.
Tras tres meses de inactividad, el espacio reabre además con una singularidad añadida. Y es que las medidas de seguridad que impone la nueva normalidad para una cueva no son las mismas que las que pueden haber en un auditorio o en un teatro. Así, además del uso obligatorio de la mascarilla, en este caso también se tomará la temperatura a todos los visitantes antes de entrar, se desinfectará el calzado además de las manos, se limpiará la barca en cada turno y, haciendo caso al aforo, no podrán subirse a estas más de ocho personas a la vez.
Es precisamente por esto que el quinto aniversario del Singin' in the Cave se presenta más intimista de lo normal. Reducida la asistencia de público a un 60%, solo podrán acudir a los conciertos "entre 25 y 30 personas". Un aforo que dificultará todavía más la compra de entradas, que año tras año se agotan en cuestión de días. La fecha, todavía por desvelarse, se ubicará a finales del mes de julio, prolongándose así hasta el mes septiembre, según ha confirmado Jorge García a este diario. Así mismo, el concejal de Turismo ha asegurado que el cartel, que ya está prácticamente cerrado a falta de dos nombres, incluirá "alguna sorpresa". Posiblemente, algún artista internacional que se encuentre actualmente en España, pero será también en los próximos días cuando se den a conocer el total de actuaciones.
No ha sido hasta el último momento que la administración se ha decidido a poner finalmente en marcha el que será el quinto aniversario del festival de la Vall d'Uixó. El ciclo de conciertos que arrancaba cada año a finales de junio retrasa por este mismo motivo su celebración hasta un mes, con lo que reduce además su programación. Sin embargo, como ha expuesto García, lo más importante para la ciudad era no renunciar al primer lustro de este singular proyecto, que ha logrado "convertirse en un referente" entre los festivales de pequeño formato de todo el país.
Lo es porque pocas citas consiguen ofrecer un microconcierto acústico en mitad de un lago. Además, antes de empezar a darlo todo en la parte musical, los espectadores del Singin' in the Cave visitan todo el enclave en barca para terminar disfrutando de un concierto en la conocida como la Sala de los Murciélagos. De ahí, músicos y público se desplazan hasta la Sala del Embarcadero para continuar con el concierto, ya con un sonido amplificado y sobre tierra, pero aún dentro de la cueva. Y todo esto se mantendrá en la nueva edición del festival, que aunque será más atípico que nunca, no quiere renunciar a su esencia. Con todo, la de este año puede ser incluso la edición más demandada de su historia, ya que el turismo nacional representa más del 70 por ciento de las vistas. Esto sumado a un verano sin apenas salir de los lindes del país, y con muchas menos citas musicales, puede significar su despunte definitivo.